lunes, 28 de septiembre de 2009

La fábula de la selección, o del padre, el hijo y el burro

Terminado ayer el Campeonato del Mundo con esa medalla de bronce de ‘Purito’ y después de muchas horas en la sala de prensa, oí posiblemente el comentario más atinado de toda la larga tarde: “El año pasado criticamos a la selección por el egoísmo de los corredores y este año lo hacemos justo por lo contrario”.

Sin entrar a valorar si el resultado es bueno o no, ni mucho menos compararlo con las expectativas creadas o con el balance obtenido por otros candidatos en la mente de todos –la Italia de Cunego al completo, el suizo Cancellara…-, lo que me viene a la cabeza es la fábula del padre el hijo y el burro, uno de mis relatos favoritos y una fuente de reflexión para casos como éste.

Entre las distintas versiones de la historia, según el orden de los protagonistas, me quedo con ésta:

Un padre y su hijo salen por la mañana acompañados de su burro, para ir a la huerta. Como siempre, el zagal va montando y el padre, caminando a su lado. Un aldeano al verles comenta:

- ¡Que poca consideración! El joven, tan fuerte y robusto, montado en el burro, y el padre, ya anciano, haciendo el camino a pie.

Padre e hijo se miran y éste le dice:

- Padre, móntese usted, que yo iré andando

Un segundo viajero, al cruzarse con ellos, les espeta indignado:

- ¡Que egoísmo! Un hombre tan fornido, encima del jumento, y el pobre niño, aún tan débil y chico, abajo.

El padre, sin entender nada, le indica al hijo que suba también él. Pero su alegría dura apenas unos minutos, justo cuando otro caminante comienza a increparles:

- Algunas personas merecerían ser ellos los burros. ¡Qué poco respeto para el pobre animal tan famélico, que ni puede tirar con el peso de los dos!

Nuevo intercambio de miradas, antes de que el padre, cada vez más irritado, suelte:

- Mira hijo, vamos a apearnos los dos y continuaremos andando, que ya queda poco.

Pero justo antes de llegar a la huerta, una cuarta persona, riéndose abiertamente, proclama a los cuatro vientos:

- ¡Serán tontos! Mira que ir los dos andando y el burro de vacío.

¿Moraleja? Esconde la mano, que viene la vieja.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Una mentira piadosa sobre un Campeonato incorrectamente organizado

Esta mañana he dicho una de las mentiras más piadosas de mi vida. Pero es que no estaba tan de mal humor como en algunos momentos de la última semana en Mendrisio, después de chocar repetidamente contra la sinrazón suiza. Ha sido cuando me han realizado varias preguntas de una encuesta para valorar el Mundial 2009. Un chaval, bastante atento por cierto, me ha cogido al azar –la sala de prensa ya estaba atestada y eso que solamente eran las once de la mañana- y me ha preguntado por el recorrido. Le he contestado que uno de los más atractivos de los últimos años, aunque la precisión suiza me ha obligado a cuantificarlo, con un ‘nueve’.

La segunda cuestión se refería a la organización. Y ahí ha llegado la sobrevaloración, un ‘cinco’, lo que significa un aprobado, aunque raspado, cuando hasta el momento apenas he encontrado elementos positivos –para mí, como seguidor- y si muchos negativos en este Mundial absurdamente suizo. Pese a todo, le he manifestado a mi entrevistador que no estaba nada satisfecho, algo que no le ha debido sorprender demasiado, puesto que el anterior encuestado –un norteamericano, me dijo- acababa de obsequiarles con un ‘tres’.

Pensándolo luego más detenidamente no es que el Campeonato haya estado mal organizado, es que ha estado incorrectamente organizado: han pensado en buena parte de los aspectos referidos al evento y a sus protagonistas principales, los ciclistas, pero no en todos, olvidándose a los actores secundarios como los periodistas, por ejemplo. Y lo que no tenían programado simplemente no existía. Por ejemplo, una salida de las tribunas hacia la sala de prensa sin tener que pasar por el recorrido, ya que con la primitiva disposición, llegabas a un laberinto dedálico sin que les importara mucho que estuvieras toda la eternidad vagando. Ninguno de los suizos a los que les propuse una simple solución entendió mis sugerencias, aunque afortunadamente se tomó en consideración mi propuesta de separar dos vallas y habilitar una puerta cuando harto de darme de cabezazos helvéticos, presenté mis quejas y sugerencias a un coordinador de la UCI, que no era suizo, casualmente.

O por ejemplo, habilitar un edificio como sala de prensa a un kilómetro, a pesar de que había numerosos prados junto a la llegada donde se podría haber montado una carpa mucho más cercana y útil para los que –también- vamos a trabajar. La solución suiza fue mucho más ‘lógica’, destinar una buena parte de su Ejército y sus jeeps a funcionar como ‘navetas’ entre la llegada y la sala de prensa. Por no hablar de la rigidez compartimentada en acreditaciones, sin entender que una misma persona pudiera hacer dos funciones distintas, complementarias, aunque para ellos absolutamente incompatibles: o eres acreditación 2 ó 4, o periodista o fotógrafo, no ambas cosas.

No voy a extenderme más en otras incongruencias organizativas. Simplemente recordar que un evento como éste debe ser tomado en cuenta desde todos los puntos de vista. No vale ni el ‘todo vale’ de la Europa mediterránea ni el “sólo vale lo que digo” del otro lado de la línea del ‘paso de cebra’ (otro día hablaré sobre esta curiosa frontera continental).

viernes, 25 de septiembre de 2009

Mendrisio no es sólo el Mundial, es el epicentro del ciclismo

Mendrisio no es sólo la sede del Campeonato del Mundo de carretera; también lo ha sido de numerosas reuniones de organismos y comisiones de la UCI, con el fin de establecer el calendario de competiciones de la próxima campaña.

De esta forma, conocíamos la designación de la región de Limburgo (Valkemburg y Maastrich) para organizar el Mundial de 2012, después de los de Melbourne –el año que viene- y Copenhague. Lo más significativo es que comienza a gestarse un nuevo modelo de Campeonato, en el que el protagonismo no es de una ciudad sino de varias –el año que viene Geelong acompañará a la capital de Victoria, incluso con más protagonismo, aunque permanezca incomprensiblemente en un segundo plano-, y en el que las pruebas en línea tendrán un tramo en carretera abierto antes de afrontar las vueltas finales en un circuito. Un tipo de carrera que veremos en Australia, que no plantea problemas logísticos cuando se pueden utilizar coches seguidores, pero una verdadera locura cuando no los hay, como pudimos padecer ‘in situ’ en el pasado Europeo de Hooglede-Gits.

La internacionalización del calendario de competiciones es cada vez más palpable, con la inclusión de dos pruebas en Canadá en el mes de septiembre, en Québec y Montreal, aperitivo de la entrada en breve del Tour de California, que será colocado en el mes de mayo.

También comprobamos tras articular los distintos calendarios –histórico, UCI Pro Tour y Europeo- que en España hay una distribución realmente pésima de las pruebas, con un mes de abril sobresaturado, con unos meses de mayo y junio prácticamente vacíos por la competencia de pruebas en el extranjero, que cada vez es más amplio, ciclísticamente hablando, como vemos con el caso de California, sin ir más lejos: los organizadores se mueven a los meses más ventajosos, pero perjudica a los conjuntos más modestos que tienen que buscarse la vida en cualquier lugar del orbe ante la ausencia de carreras en nuestro país, en el momento más álgido de la temporada.

Uno de los organizadores que ha optado por el cambio es la Volta a Catalunya, que tendrá lugar en ese interesante último fin de semana de marzo, pero que obliga a la Vuelta a Castilla y León a salirse de ese ‘nicho’ y a moverse hasta abril, donde la competencia no es tan grande como en mayo, pero mucho mayor que en sus fechas anteriores. Eso sí, la organización vallisoletana se ha visto recompensada por su ‘sacrificio’ con la recuperación de la prueba de la Copa del Mundo femenina, para un mes de junio en el que curiosamente se concentra todo el calendario internacionales de nuestras ciclistas en nuestro país.

martes, 22 de septiembre de 2009

Un ciclismo, un Mundial, dos países, dos mundos.

Parece mentira lo que puede cambiar un Campeonato del Mundo en una veintena escasa de kilómetros, los que separan Varese, en Italia, de Mendrisio, en Suiza. Las dos regiones son italófonas, aunque la frontera que separa los dos países, con su correspondiente aduana y el casi siempre inexcusable pago de la ‘vignette’ –esa pegatina que nos permite circular libremente por las carreteras suizas durante un año-, nos recuerdan que estamos en dos países completamente diferentes. No obstante, se ha hecho estos días una excepción y los vehículos relacionados con el Mundial están exentos del pago del peaje anual estos días. Algo está cambiando en Suiza.

En cuanto a las características técnicas del Mundial, los medios informativos ya han hecho bastante hincapié en las diferencias entre el recorrido ‘facilón’ de Varese el año pasado y el que les espera a los ‘pros’ el próximo domingo, con más de 4.600 metros de desnivel acumulado, una cifra que, para los entendidos, indica claramente la dureza. Y para los menos profanos, recurriremos a una comparación: más que la Lieja-Bastoña-Lieja.

La segunda diferencia entre ambos Mundiales es organizativa: de la improvisación latina a la disciplina centroeuropea. De la libertad de movimientos de Varese a la rigidez de los controles en Mendrisio. De la presencia de aficionados al ciclismo en tierras italianas ejerciendo labores de información y control de forma bastante lasa, ya que el objetivo último era ver la carrera, a la ubicación de voluntarios sexagenarios y de militares helvéticos exclusivamente preocupados de cumplir su misión, de dejar solamente pasar a quienes deben pasar. Un ciclismo, dos mundos.

En todo caso, y pese al interés y buena voluntad de los suizos, me temo que no va a ser un Mundial fácil para quienes no venimos a competir: ubicación bastante alejada del centro de la población, escasas y alejadas zonas de aparcamiento para las distintas delegaciones, instalación de la permanente y de la sala de prensa a más de un kilómetro de la llegada… La buena voluntad, no obstante, está fuera de toda duda: el ejército suizo nos presta a sus militares y a sus ‘jeeps’ para que ejerzan como ‘lanzaderas’ entre los distintos puntos neurálgicos de la carrera. En Italia...

lunes, 21 de septiembre de 2009

Oscar Freire, del primer al cuarto Mundial

Acabo de escuchar la interesante entrevista que Ainara Hernando le realizaba en Ciclismo a Fondo a Oscar Freire hace unos días en la Vuelta, en relación con el Mundial de Mendrisio, ese objetivo que se ha marcado el ciclista de Torrelavega para entrar en la leyenda, de poder convertirse en el primer corredor en ganar cuatro Campeonatos del Mundo. Más que Eddy Merckx, Rick Van Steembergen o Alfredo Binda.

Freire, el mejor ciclista español de la década aunque aquí no se le reconozca –que bien le habría ido por la vida ciclista de haberse llamado Freirini, Van Freire o Freireau, por ejemplo-, con su sencillez y sinceridad habitual reconocía que nunca había dado una vuelta completa al circuito, aunque se conocía como la palma de la mano las dos subidas que marcarán el Campeonato el próximo domingo. E igualmente comentaba que la presumible ventaja de vivir a menos de cinco kilómetros de cualquier punto del circuito –su residencia suiza de Coldrerio sería el centro geométrico de la falsa circunferencia que forma el recorrido- se anula porque sus rivales del domingo conocerán el circuito tan bien como él el día de la prueba.

Lo que tiene a su favor es el tesón, la fe, la voluntad. En eso, Freire es superior a otros muchos ciclistas. Es precisamente el aditamento de los grandes campeones. Y Oscar quiere ser nuevamente ‘arco iris’.

Han pasado ya diez años desde aquel lejano domingo 10 de octubre de 1999 en Verona, cuando ganó su primer Mundial. En la misma entrevista Freire calificaba aquel día como el mejor momento de su vida deportiva, porque ganar quedaba totalmente fuera de su alcance. Y con desenfado, pero con decisión lo logró.

Y también fue para muchos de los que estábamos con él –desde luego que para mi lo fue y lo será-, uno de nuestros recuerdos inolvidables: ese equipo de meritorios con la ausencia las grandes figuras de entonces, formado por Freire, Santi Blanco, Perdiguero, Beltrán, Rubiera, Laiseka, Chaurreau, Lobato, Mauri, Odriozola, Chente García y Alvaro González de Galdeano, en el que muy pocos creían, salvo Paco Antequera y su gente; esa carrera dura, extraña e inteligente que colocó a Freire con opciones en un final que no desaprovechó, pero que no nos podíamos creer, aunque tuviera un pálpito desde muchos minutos antes de que íbamos a vivir un día grande; ese revuelo en la línea de llegada, con las decenas de periodistas que entonces viajaban con la selección ‘asaltando’ al nuevo campeón en busca de las primeras declaraciones en directo; esos minutos inolvidables del podio escuchando nuestro machacón himno nacional que entonces nos sonó a música celestial; o la locura del traslado a la sala de prensa en una carpa instalada en plena Arena de Verona, donde los periodistas extranjeros se volvían locos para saber algo de ese desconocido apellidado Gómez: Oscar Freire era para ellos el nombre de pila, ya que no entienden ni jamás entenderán esa manía española del doble apellido. Y ese abrazo emocionado y emocionante con el seleccionador, los dos dejando aflorar unas lágrimas difícilmente contenidas en los minutos anteriores.

Han cambiado mucho las cosas desde entonces. Y no sé si sentiré el próximo domingo lo mismo si Freire gana su cuarto Mundial. Pero me gustaría comprobarlo, aunque sólo sea por Oscar.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Se llama como yo, que también doy mucha guerra

Hace seis o siete años, en la entrega de premios de la Clásica a Guadarrama, el excelente fotógrafo, y mejor persona, Rafa Gómez le preguntó a mi hijo –por aquel entonces un mocoso de cinco o seis años- cuál era su ciclista favorito. Y se quedó sorprendido por la respuesta: Héctor Guerra, porque se llama como yo, que también doy mucha guerra. Y es que entonces el madrileño era un ciclista casi desconocido, que se iniciaba en el profesionalismo apuntando buenas maneras –pese a su tardío inicio, procedente del BTT-, eso sí.

Desde ese momento, y no sólo por las preferencias de mi hijo, he tenido bastante trato personal con Héctor (Guerra), al que le he visto hacer carrera desde ‘abajo’ en el ciclismo portugués, a diferencia de otros que llegan al país vecino desde ‘arriba’, en situaciones más o menos injustas que ahora no es el momento recordar. Y de las circunstancias personales y profesionales que le han acompañado. Su gran momento estaba llegando, pero todo se ha venido abajo. Héctor ya no seguirá siendo el ídolo de Héctor, porque su carrera se ha acabado.

Hoy seguro que, desgraciadamente, muchos más conocen ya a Guerra que si hubiera ganado Portugal –ese objetivo que tenía entre ceja y ceja al que ya no podrá aspirar- y que la mayor parte de los que hoy han oído hablar de él por primera vez, emiten juicios de valor tan tajantes, tan contundentes y sobre todo tan intolerantes como si le conocieran de toda la vida. Quizá el tan manido “soy inocente” que escuchamos en boca de otros que no conocemos y del que nos sonreímos maliciosamente, si no nos reímos a carcajadas, encuentre en esta ocasión alguna mínima comprensión –que no justificación- cuando afecta a alguien más cercano.

No voy a entrar en más detalles. Que cada uno saque sus conclusiones. Y que juzgue a los que tiene que juzgar.

martes, 15 de septiembre de 2009

La España ciclista ya es roja

A diferencia de otras naciones, en las que el color de las equitaciones de sus distintas selecciones ha estado siempre muy definido –la Italia ‘azurra’ o el naranja de los Países Bajos, por poner dos de los ejemplos más conocidos-, en España nunca ha habido una tradición de una uniformidad ‘uniforme’ –valga la redundancia- para las distintas modalidades deportivas.

En el caso del fútbol sí existe esa tradición de la camiseta roja, pero brilla por su ausencia, por ejemplo, en el baloncesto, o en el ciclismo, donde el maillot de la selección ha cambiado mucho, quizás demasiado, en los últimos años. Del tradicional diseño de los ochenta y noventa –esa horrible camiseta blanca o grisácea con una banda tricolor rojigualda más o menos ancha- se ha pasado en los últimos años a diseños más modernos, en los que el blanco y el amarillo eran los colores dominantes, con algunas franjas rojas, pero siempre como color secundario, después de algún experimento poco afortunado con un maillot con tonos rojos, negros y azules –con el que ganó Abraham Olano su Mundial de contrarreloj- que se confundía demasiado con el de Alemania.

Pero el balompié siempre ha sido, es –ahora más que nunca- y será el deporte rey. Y los éxitos de la selección nacional han originado que la ‘roja’ comience a ser la ‘marca’ del deporte de equipo español. La RFEC ha seguido esta tendencia y con la llegada de un nuevo proveedor de vestimenta se ha establecido el rojo como color corporativo, con un nuevo maillot que, sin embargo, nos costará distinguir en el próximo Mundial de Mendriso, por inhabitual.

Hoy se ha dado un segundo paso para que la España ciclista sea definitivamente roja, al anunciarse que la Vuelta a España 2010 tendrá como principal novedad el estreno del maillot rojo como distintivo del líder de la ronda nacional, en sustitución del jersey oro actual, con lo que se confirma un cambio del que venía hablándose bastante en los últimos años, pero que no terminaba de materializarse.

Pienso que Unipublic acertó plenamente cuando en 1999 estableció el jersey oro, porque no se apartaba de la tradición ciclista del amarillo y, con ese leve cambio, se acercaba a otra tradición deportiva, la medalla de oro de los vencedores. Lástima que esta interesante apuesta no se viera recompensada de modo práctico, principalmente por la dificultad de conseguir un tono en la ropa que realmente se asemejara al dorado.

Así pues, el rojo será a partir del próximo año el color del líder de la Vuelta, el color del ciclismo español, en una competición que ya tuvo este distintivo en los en 1945 cuando la ronda fue organizada por el desparecido diario ‘Ya’.

Pero antes de eso, la camiseta fue naranja, blanca, blanquiroja y amarilla, desde 1955 cuando cogió la organización El Correo, con un inesperado regreso al naranja en 1977 por razones publicitarias, antes del dorado que finalizará su existencia el próximo domingo.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Au revoir cyclisme. Welcome cycling. Te esperamos, ciclismo

Tradicionalmente, la lengua del ciclismo ha sido el francés. La oficial, que la oficiosa, en el pelotón, ha sido un chapurreo mezcla de español, francés, inglés o italiano comprensible para cualquier necesidad ciclista, pero absolutamente incomprensible para todo lo demás. Pero desde hace veinte años, el inglés ha ido adquiriendo cada vez mayor importancia en este deporte. Como lengua oficial y oficiosa.

Primero fue el mountain bike, que llegó procedente de Norteamérica, aunque hoy en día las grandes potencias de esta disciplina vuelven a ser las naciones de la ‘Vieja Europa’ refiriéndonos como tal a las que siempre tuvieron la preponderancia en el ciclismo de carretera, caso de Francia, Suiza, Alemania o Italia. No obstante, estos nuevos ‘bikers’ se distinguen de los antiguos ‘ciclistas’ en que es más fácil comunicarse con ellos en inglés que en francés, salvo que sean galos. Y si provienen de la Europa Oriental o de otro continente, no hay la menor duda, el francés no existe para ellos. En cuanto a los ‘descenders’, salvo honrosas excepciones, no busquen sino en Australia, Gran Bretaña o Sudáfrica: decididamente anglófonos.

Más tarde fue la pista la especialidad que dio el segundo impulso a la lengua de Shakespeare. La hegemonía francesa y alemana de los noventa ha dado paso a la supremacía australiana y británica. Y por detrás viene pegando fuerte Nueva Zelanda. Hoy en día, las reuniones de directores de las principales competiciones mundiales se desarrollan en inglés. Exclusivamente.

El único reducto del francés era la carretera. Pese a quien pese, el Tour, el corazón de nuestro deporte, siempre será francés. Poco más hay. Y cada vez menos. No se necesita ser muy avispado para ver la procedencia de los grandes proyectos ciclistas de este siglo XXI: Estados Unidos tiene un papel cada vez más destacado, con equipos como Columbia, Garmin y los neonatos Radio Shack o BMC –éste como gran formación, que como equipo modesto ya existía-. Gran Bretaña ha cerrado filas en torno al Sky Channel, y en Australia la salida de una escuadra Pro Tour –que tenga o no la etiqueta UCI es algo secundario- es cuestión de tiempo. Por otro lado, la UCI lleva ya tiempo apostando por una mundialización que también tiene tintes angloparlantes: Down Under, California… Y desde luego, las innovaciones en este deporte –por ejemplo Twitter- también tienen el mismo color.

El francés está cada día más 'demodé' y si hay alguna lengua que pueda emerger en este deporte, no es otra que el castellano, siempre que se desarrolle el enorme potencial que subyace en Latinoamérica, donde están viendo la luz interesantes experiencias.

En fin. Au revoir cyclisme. Welcome cycling. Te esperamos, ciclismo.

martes, 8 de septiembre de 2009

One Store. Every team. Experience it all

Uno de los lugares que más me interesó en mi reciente viaje a Nueva York fue la tienda de la NBA en la Quinta Avenida. Es cierto que pasé por delante casi de casualidad. Pero las dos horas en que estuvimos dentro me parecieron muy cortas. Y me sugirieron un buen número de posibilidades por explotar en otros deportes, incluso en el tan comercializado fútbol europeo. Por no hablar de mi querido ciclismo.

De entrada, como dice el lema, todos los equipos están representados: One store. Every team. Experience it all. Una tienda, todos los equipos. Experiméntalo. En España nos resultaría inconcebible ver miles de camisetas del Barça y del Real Madrid, por ejemplo, dentro de un mismo recinto. Pero más sorprendente aún son los precios, ya que por sólo 20 o 30 dólares, puedes encontrar camisetas de tus equipos. Y de excelentes marcas y calidades. Con esos precios, se reduce cualquier iniciativa de falsificación de las que tanto abundan en nuestro país. Claro, que aquí los precios asustan.

Pero lo que realmente te impresiona es encontrarte una mini cancha en la planta baja. Cuando asistimos, estaban grabando un programa de televisión, con una –para mí desconocida- estrella de la NBA y varias decenas de chavales. Pero ahí dentro cabe mucho más: Fiestas de cumpleaños, de aniversario, visitas de colegios, reuniones de empresa, ruedas de prensa, shows de televisión, concierto eventos promocionales… todo cabe en este recinto, que no podría ser definido como una tienda, como un museo o como una cancha deportiva. Es todo ello y mucho más que todo esto.

Si no puedes ir, por lo menos haz una visita virtual, aunque no te guste el baloncesto. Te lo recomiendo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Steve, ¡va por ti!, !va por todos nosotros!

Para todos aquellos que piensan que el tren solamente pasa por delante de nosotros una vez en la vida, para todos aquellos que no se atreven a iniciar algo nuevo porque dicen que son muy mayores, para todos aquellos a los que el conformismo ha anulado su ilusión, quiero dedicarles la victoria conseguida por Steve Peat en el Campeonato del Mundo de Descenso en Canberra. Si ayer el madrugón resultaba amargo por ese cuarto puesto de José Antonio Hermida, hoy ha merecido la pena, por ver a ‘Sheffield Steel’ ganar el oro, el único título que le falta en su increíble palmarés, ¡a los 35 años!, con dos hijos.

Y es que la vida no es cuestión de edad, sino de ilusión. Dicen que es la experiencia la que suple con creces la posible merma en las condiciones físicas. Puede ser. Pero lo fundamental es el sacrificio, la dedicación, la mentalización. Y para ello hay que tener ganas, muchas ganas.

No conozco personalmente a ‘Peaty’, aunque hayamos coincidido en bastantes escenarios. Pero le admiro, a pesar de algunos detalles poco edificantes de su vida como cuando fue detenido tras una Copa del Mundo en Vigo por actos vandálicos, en una presumible borrachera de éxito y cerveza. Pero creo que en su vida y en su carrera atesora grandes momentos que cubren con creces esos deslices. Deportivamente ha ganado todo, destacando sus tres victorias en la Copa del Mundo –y aún puede conseguir la cuarta este mismo año-, y habiendo establecido este mismo año un récord increíble, con 17 triunfos en distintas mangas de esta competición.

Hoy volvió a salir como si fuera un veinteañero. En su mente no estaban los cuatro títulos que se le escaparon por sólo un peldaño, esos subcampeonatos de 2000, 2001, 2002 y, sobre todo, 2008, cuando fue superado ampliamente por su joven compatriota Gee Atherton. Seguro que esa derrota generacional fue un acicate para esforzarse aún más por lograr el ‘arco iris’.

Y tampoco estaría en su cabeza mientras rodaba montaña abajo en Stromlo Forest Park la amarga experiencia de Les Gets, en 2004, cuando después de marcar los mejores parciales –justo como estaba haciendo hoy-, un exceso de fogosidad en el tramo final le llevó al suelo. Hoy, su ilusión, le ha llevado el cielo.

Steve, va por ti.

Foto tomada del Twitter del nuevo campeón del mundo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Gracias Rafa por volver a hacernos vibrar

¡Qué ingrato es el deporte! Perder una final deja peor sabor de boca que ganar la consolación, aunque en el primer caso suponga una ‘plata’ y en el segundo, el ‘bronce’. Y como hoy nos ha pasado con Rafael Alvarez de Lara, el éxito que supone haber entrado en la gran final queda empañado con ese último lugar en la serie definitiva, aunque haya sido por culpa de una caída y que esta cuarta plaza suponga el segundo mejor resultado del four cross español de la historia, justo por detrás del oro que él mismo logró el año pasado en Val di Sole.

Pese a su pesimismo inicial, Alvarez de Lara hizo un gran torneo, demostrando que, aún sin estar en su mejor momento, es ya uno de los más expertos ‘bikers’ en esta disciplina, haciéndonos vibrar, como en Val di Sole, hasta el final. Solamente que la suerte, la maldita suerte, le volvió a ser esquiva en este aciago 2009. Pero no está nada mal para un piloto, en un año tan negativo, ser cuarto en un Mundial y séptimo en la Copa del Mundo.

Lástima que la tecnología nos haya jugado una mala pasada, ya que fue imposible seguir en directo la final por freecaster.tv. Al parecer, problemas con el satélite, En todo caso, aquí tenéis unas imágenes para recordar. Ojalá el año que viene en Canadá sea distinto para todos.

Fotografía: © Luis M. Román-Mendoza (2008)

martes, 1 de septiembre de 2009

Y los Países Bajos volvieron a ser españoles

Hace algunas semanas eran muchos los que se rasgaban las vestiduras por el innovador arranque de la Vuelta a España 2009 en tierras holandesas. Pero ahora mismo, cuando los ciclistas ya están embarcados en los aviones camino de la península, y los más sacrificados ‘forçats de la route’ tienen que recorrer más de un millar de kilómetros por carretera sin que casi nadie se acuerde de ellos, todo el mundo coincide que el periplo holandés, con epílogo en Lieja, ha sido un rotundo éxito, con muestras evidentes: desde las gradas abarrotadas del circuito de Assen hasta el seguimiento de los medios de comunicación de los Países Bajos, sin olvidarnos de las imágenes televisivas tipo Tour que vivimos estos días. Eso sí, sobró el tono folklórico flamencoide con el que, desgraciadamente, todavía nos etiquetan en Europa, aparte de algunas referencias de mal gusto sobre asuntos de dopaje, que no es el tema de este comentario.

Ojalá que las siguientes y arriesgadas apuestas de Unipublic en esta Vuelta sean igual de exitosas por el bien de nuestro deporte: la montaña alicantina y andaluza en lugar de las tradicionales escaladas pirenaicas y cantábricas, y, sobre todo, esa tercera semana descafeinada que tantas dudas plantea.

En cualquier caso, enhorabuena por apostar por la renovación donde hace falta, pero manteniendo y consolidando lo que se debe asegurar. ¿Septiembre? Por ejemplo.

Fotografia: © Unipublic