miércoles, 20 de enero de 2010

Dos años y un día para Rasmussen

Se contaba que en el franquismo, la pena de X años y un día significaba que aparte de cumplir los X años de condena, podías estar entre rejas un arbitrario ‘día’ más, que podía extenderse durante muchas semanas, meses o años, a capricho del ‘carcelero’, prueba inequívoca de la falta de garantías judiciales y de derechos fundamentales. Algunos años más tarde, mi profesor de Derecho en la Facultad nos dijo que no era así, que el añadido de ‘un día’ era un simple delimitador de las penas. Por ejemplo, prisión menor es de seis meses y un día a seis años, mientras que prisión mayor es de seis años y un día a doce años

Sin embargo en el mundo del ciclismo, donde la presunción de inocencia se sustituye por tener que demostrar, en muchos casos día a día, la no culpabilidad; donde la Ley no es igual para todos, donde la falta de garantías que conlleva la sospecha continuada nos obliga a tener que interpretar ese  añadido de ‘y un día’ como digno de la leyenda franquista.

O si no que se lo pregunten a Michael Rasmussen, el frustrado ganador del Tour de 2007, que está cumpliendo una pena de dos años y un día por una infracción administrativa en cuanto a la comunicación de su localización, equiparable a un dopaje. No voy a entrar a debatir si dicha sanción fue injusta, exagerada o precipitada. Pero en julio de 2009 la cumplió, la finalizó: la de los dos años. La del ‘día’ mucho me temo que no la purgará en su vida.

En una entrevista concedida al Diario Vasco, el ciclista danés se despacha a gusto. Tampoco entro ni salgo. Lo único que digo es que, como en el ámbito judicial, se diferencie claramente quién es inocente –plenos derechos-, quién está acusado –pendiente de sanción o exculpación-, quién está condenado –privado de derechos-, quien está redimido –con plenos derechos, nuevamente-, y quien está, por cualquier motivo como puede ser un positivo anterior, bajo sospecha: a estos, que se les apliquen todos los controles necesarios e incluso más. Pero mientras que se no se demuestre lo contrario, con los mismos derechos para fichar por un equipo y participar en pruebas que cualquier otro.

Mientras tanto y como escribí ya en octubre, nos tendremos que conformar con ver a Rasmussen con cuentagotas, en pruebas secundarias, cuando es un corredor que, por sus ganas y su ambición –incluso por su deseo de venganza- puede realmente hacer mucho aún por el ciclismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario