jueves, 29 de abril de 2010

Hecha la ley, hecha la trampa

Según el Reglamento del Deporte Ciclista, concretamente el artículo 2.1.009, “sólo los equipos continentales UCI del país, los equipos regionales y de club, los equipos nacionales y los equipos mixtos, pueden participar en las pruebas nacionales”. Sin embargo, seis corredores de un par de equipos UCI Pro Tour, concretamente Dave Zabriskie, Tom Danielson y Tom Peterson, del Garmin, así como Lance Armstrong, Levi Leipheimer y Jason McCartney, del RadioShack, están participando desde el miércoles hasta el próximo domingo en el SRAM Tour de Gila, una prueba del calendario nacional estadounidense. ¿Cómo es posible?


La UCI, tan estricta para algunas cosas –por ejemplo, en su firme decisión de no permitir las Challenges como una fórmula que es idónea para el inicio de temporada, ¿verdad Mallorca?-, ha dejado una puerta abierta en su Reglamento que puede sentar un peligroso precedente. Puede ser perfectamente comprensible que la normativa no sea tan estricta en aquellos países donde se quiera promocionar el ciclismo. O incluso para pruebas tan ‘peculiares’ como el Tour de Gila, una carrera idónea como preparación para la Vuelta a California debido a la altitud de Nuevo México, donde se celebra. Pero Estados Unidos es ya una de las máximas potencias del ciclismo mundial y no es ‘oportuno’ que una de sus pruebas tenga este tipo de ‘derogaciones’.

La puerta abierta a la que me refiero en el párrafo anterior la encontramos en los artículos 2.8.001 a 2.8.003 que definen las llamadas ‘pruebas individuales’: “Una prueba en ruta en la que participan exclusivamente corredores a título individual” y que “sólo puede ser inscrita dentro de un calendario nacional”. Y entre la condiciones de participación se menciona que “los corredores que pertenecen a un UCI ProTeam pueden participar como máximo al año en tres pruebas individuales” y “como máximo tres corredores pertenecientes a un mismo equipo inscrito en la UCI pueden participar en una prueba individual”. Mucho más permisivo, por ejemplo, que las marchas cicloturistas, donde los ‘pros’ solo pueden tomar parte si la prueba lleva su nombre o si obtienen la autorización previa del máximo organismo ciclista internacional.

Eso sí, no he encontrado ninguna referencia reglamentaria a que no puedan correr con los maillots de sus equipos UCI Pro Tour, por lo que no entiendo por qué Armstrong y compañía han recurrido a un maillot de la tienda de bicis del texano, Team Mellow Johnny's –en el que se ve claramente RadioShack-, mientras que los Garmin lo hacen con prendas que publicitan la empresa de Zabriskie, DZ Nuts.

Y hecha la ley, hecha la trampa…. siempre que la reglamentación nacional no sea contraria a la de la UCI, lo que no suele suceder. Si tomamos como ejemplo España –por ser lo más cercano que tengo y lo que mejor conozco-, nos encontramos con que existe una categoría, poco conocida, la 1.20, referida a prueba individual, con participación a título individual de corredores elite pro, elite open, sub 23 open, élite y sub 23, conforme al mencionado capítulo VIII del Reglamento UCI. Es decir, el organizador del Gran Premio Trofeo El Buen Ciclista, de Villanueva de las Villas, puede promocionar su carrera de aficionados de toda la vida (de clase 1.12.4, por ejemplo) cambiándola a 1.20.1: junto a los equipos de club nacionales que siempre han participado y podrían seguir haciéndolo sin limitaciones, podrían presentarse simultáneamente a tres profesionales del Caisse d’Epargne, tres Euskaltel, tres Footones, tres Xacobeos y tres Andalucías, así como los ciclistas que quiera de Orbea, Caja Rural y Burgos. ¿Y por qué no tres ciclistas de cada uno de los equipos Pro Tour y continentales del mundo mundial, si el reglamento no lo impide? Como mucho, habría que ‘maquillar’ los maillots.

Estoy seguro de que en España imperaría en sentido común y sería imposible esta aberración que va no contra la letra, sino contra el espíritu de la normativa. Pero la posibilidad existe y quizá pueda ser aprovechada en otros lugares. Pero por si acaso, la advertencia está lanzada, y siempre es mejor curar que lamentar.

miércoles, 28 de abril de 2010

Los ciclistas, en el punto de mira de los ecologistas

Nunca he tenido mucha simpatía por los grupos ecologistas. A decir verdad, ninguna. Pienso que la mayor parte de sus planteamientos son absolutamente demagógicos, exagerados e incompatibles no sólo con el progreso, sino con la realidad social. No obstante, algunas de sus proclamas suponen una interesante llamada de atención a la humanidad en general y a cada uno de nosotros, en particular. Y con el debido filtro de la sensatez y el sentido común –del que suelen carecer, insisto-, algunas de sus absurdas propuestas se convierten en actuaciones razonables, que sirvan para proteger el esquilmado planeta, no sus torticeros intereses.

Esta semana saltaba la noticia de que un grupo ecologista, Coalition Nature, había denunciado por lo penal en un juzgado de Namur a tres de los participantes de la Flecha Valona, concretamente a Benjamín Gourgue (Landbouwkrediet), Christopher Froome (Sky) y Biel Kadri (AG2R), por tirar bolsas del avituallamiento y bidones durante la celebración de la prueba, en base a una Ley –no se si belga o valona- que obliga a cualquier persona en posesión de residuos a poner los medios necesarios para su recogida y limitar los efectos negativos sobre el agua, aire, suelo, flora, fauna, para evitar molestias y consecuencias negativas para el medio ambiente o para la salud humana.

Me imagino que estos tres pobres ciclistas serán los chivos expiatorios puesto que en una carrera ciclista el 99,99% de los corredores se deshacen de estos objetos por el simple método de arrojarlos a las cunetas… o más allá de ellas. Froome reconocía en Cyclingnews que "es gracioso que hayan señalado sólo a tres ciclistas y no al pelotón entero. Puedo entender su posición y sólo puedo pedir disculpas, pero es difícil encontrar una solución al problema”.

Antaño niños y no tan niños se arremolinaban en las carreteras para recoger los bidones lanzados por sus ídolos, como un verdadero ‘souvenir’ –en mi casa, por ejemplo, tengo uno del mítico Kas que, lleno de piedras, me sirve como sujetalibros-, aunque cada vez son menos los que luchan por estos botines que, por poco dinero, pueden conseguir en cualquier tienda de bicis.

Sin embargo, e independientemente de lo desacertado y exagerado de esta actuación de Coalition Nature, bien cierto es que los residuos lanzados suponen otro problema adicional para un deporte lleno de amenazas de todo tipo y que no vende nada bien las ventajas del ecologismo –auténtico en este caso- de la bicicleta. Una marcha ejemplar como la Quebrantahuesos se preocupa de recoger en sus 200 kilómetros de recorrido todos los desechos arrojados por los millares de participantes. Y me temo que las carreras ciclistas van a tener que ir por este camino –lo mismo que les obligan a retirar toda la señalización, bajo amenaza de multa-, independientemente de que los propios ciclistas se conciencien, que no lo harán, o de que se comiencen a fabricar bolsas y botellas biodegradables.

viernes, 23 de abril de 2010

Cuando una Copa del Mundo es más importante que un Mundial

Hace unas semanas escribía sobre la conveniencia de que el ciclismo de carretera tuviera una Copa del Mundo, sin comprender por qué la UCI había dejado desaparecer la fórmula existente para dar de paso al descafeinado UCI Pro Tour. El Mundial de Fórmula 1 era el ejemplo que mencionaba, aunque hay uno mucho más cercano: la UCI World Cup Mountain Bike powered by Shimano, que se inicia en Inglaterra este fin de semana. Y aunque el BTT ‘tonteó’ en los novena con la posibilidad de organizar pruebas por etapas, éstas, o no cuajaron –el Tour de Francia y la Vuelta a España, por ejemplo-, o permanecen con un componente de aventura o de preparación, como la Cape Epic,… o simplemente una importancia secundaria en el calendario mundial.


Desde que se creó en 1991, se ha convertido en el referente de las ‘ruedas grandes’. Es más, una victoria en la Copa del Mundo es valorada por muchos ‘bikers’ de forma más positiva que el propio ‘arco iris’ mundialista: de hecho se premia al ciclista más regular durante todo el año, mientras que el Campeonato del Mundo es una carrera puntual. Y la prueba es que –razones presupuestarias aparte- no hay ningún corredor que renuncie a este objetivo.

La entrada de Nissan como patrocinador supuso un espaldarazo para la Copa del Mundo… y esperamos que la renuncia de la firma japonesa no suponga un paso atrás. En todo caso, es una competición plenamente consolidada cuya organización procura combinar la presencia de citas tradicionales –Houffalize, en Bélgica, dentro de diez días, es el ejemplo más claro, al ser la manga mejor valorada en XC, lo mismo que Fort William en DH-, con la entrada de nuevas sedes, en un proceso de ‘siembra’ por parte de la UCI que muchas veces cosecha interesantes frutos, como puede ocurrir precisamente con el inicio de pasado mañana en Yorkshire Dalby Forest, que ha sorprendido agradablemente a todos los que han viajado hasta allí, dificultades del Eyjafjallajokull aparte.

Sin embargo esta política del máximo organismo mundial no trae buenas consecuencias para España en este 2010, ya que por primera vez en muchos años no tendremos manga de la Copa del Mundo: ni en nuestro país, ni en la cercana Andorra; ni la Casa de Campo madrileña, ni Vallnord, pese a los méritos indiscutibles de ambas organizaciones, lo mismo que Vigo con el DH, aunque esta posibilidad de recuperación parece más lejana. Eso sí, gracias a freecaster.tv podremos seguir vía Internet todas y cada una de las pruebas, en una notable gestión por parte de la UCI.

El color español será, pues, el que quieran o puedan ponerle nuestros ‘bikers’. Sin duda José Antonio Hermida (Merida Multivan) será nuevamente la única gran baza, a ver si rompe de una vez el monolítico dominio de Julien Absalom, ganador de las últimas cuatro ediciones. Pero más nos debe interesar si la nueva generación española –con los Orbea Rubén Ruzafa e Iñaki Lejarreta y el Trek-Lorca Sergio Mantecón, sobre todo- puede comenzar a instalarse de forma regular en el ‘top ten’, con incursiones ocasionales en el podio. No discuto las opciones de Marga Fullana (Massi), pero la balear no comienza con buen pie ya que no viajará a Inglaterra.

En el four cross –que suelta amarras en la cita de Houffalize-, podríamos tener la baza de Rafa Alvarez de Lara el único español que sabe ganar esta competición –lo hizo en 2008, el año de su histórico doblete con el Mundial de Val di Sole-. Pero el extremeño ha dicho adiós a la temporada por su fractura de tibia y peroné en el BMX Supercross de Madrid… aunque los problemas de patrocinio amenazaban seriamente la posibilidad de poder realizar la temporada completa, lo mismo que le pasa a Eva Castro.

Finalmente el descenso comenzará en Maribor a mediados de mayo, donde el protagonismo español será secundario, aunque todos gozaremos, aunque sea por el ordenador, de las bajadas de los Sam Hill, Greg Minaar, Steve Peat y compañía.

Foto: Daniel Geiger, en www.hermidabike.com/home_es.htm

miércoles, 14 de abril de 2010

¿Merece la pena que Cancellara pueda ganar el Tour de Francia?

Tras la exhibición dada en la ‘Ronde’ –prometo no volver a utilizar esa absurda pero extendida denominación de Tour de Flandes- y en la París-Roubaix, ha comenzado a flotar sobre el mundillo ciclista la pregunta del millón: ¿Puede Cancellara ganar el Tour de Francia?

Cyclingnews ha sido el primer medio en realizar un análisis en amplitud sobre las posibilidades del suizo, aunque primordialmente centrado en las valoraciones realizadas por Aldo Sassi, en La Gazetta dello Sport, el preparador físico italiano que le llevó al Mapei como ‘neo’ en 2001.

Aquí está el artículo completo, pero de forma resumida Sassi apuesta a que puede llevar el maillot amarillo en París; para ello “tiene que perder seis kilos, tres de ellos de masa muscular. Si se pone en 70 kilos puede lograrlo en función del trazado del Tour”, añadiendo que su tipología le recuerda a la de Miguel Indurain, aunque hay un ejemplo más cercado, el de Bradley Wiggins, cuarto el año pasado. En todo caso está por ver si el británico puede seguir perdiendo peso y ganando plazas; sin disminuir su fuerza en las cronos y a la vez aumentando su aguante en la alta montaña.


Cancellara no sube mal, a base de fuerza, claro está, y ya demostró que puede ir bien en carreras por etapas con puertos, concretamente en la Vuelta a Suiza, aunque la edición que ganó estaba bastante ‘descafeinada’. No obstante, la carrera helvética tiene poco que ver con la francesa. Y es que, aparte de la potencia –que no debe perder si quiere seguir siendo decisivo en las cronos- y de la ligereza –que tiene que adquirir para no perder su ‘chance’ en las cuestas-, hay otro factor fundamental, la resistencia. Y es que el Infierno ciclista –no el del Norte- está lleno de corredores que no pudieron o supieron asumir eso de las tres semanas.

Tampoco debemos olvidarnos del equipo, algo que cada vez tiene más importancia a la hora de afrontar un gran objetivo. Y si no, que se le pregunten a Contador, por toda la murga que le están dando acerca de la ‘capacidad’ de Astana. En el caso de ‘Espartacus’, mucho nos tememos que la compatibilidad con los Schleck, sobre todo con Andy, es aún más problemática –en ese horizonte del Tour- que la del de Pinto con Armstrong, ya que son dos tipos de corredores totalmente diferentes, lo que exigiría arroparlos con gregarios de diferentes características, incluso contrapuestas. Y la táctica en carrera sería muy distinta. Claro está que si los luxemburgueses forman su Team Schleck, el camino quedaría despejado. Habría que esperar hasta 2011, pero no creo que nadie se plantee seriamente que Cancellara pueda salir a luchar por el Tour 2010.

Sin embargo lo que más miedo me da en esta historia es que al final terminemos con un ciclista ‘top five’ en el Tour, que a base de muchas circunstancias positivas y ninguna negativa, pueda aspirar al podio e incluso ganar, aunque solamente en una conjunción astrológica irrepetible. Y es que hay y ha habido muchísimos casos así en el pelotón, la mayoría fracasados. Y que a cambio, dejemos de disfrutar con ese portento de la naturaleza, capaz del doblete histórico Flandes-Roubaix; de pulverizar el récord de la hora con una pierna –Moser ‘dixit’-; de afrontar con garantías las clásicas de los Ardenas –para mi es el único ciclista en activo con capacidad para ganar los cinco ‘monumentos’-; o de seguir sumando Mundiales, y no sólo contrarreloj, también en línea.

No se si “el potencial físico y mental para seguir evolucionando hasta limites insospechados” de Cancellara, en palabras de Sassi, estará mejor orientado a estos objetivos, que a algunos les parecerán secundarios, que a tener un papel secundario –valga la repetición- en la ‘grande bouclé’. Entonces la pregunta del billón sería: ¿Merece la pena que Cancellara pueda ganar el Tour de Francia?

En todo caso, aquí tenéis este interesante hilo, para que tiréis de él si tenéis ganas de conocer ‘la opinión de la calle’, aunque la comparación Contador vs Cancellara o la determinación sobre si el suizo es el número uno mundial me sobra.

lunes, 12 de abril de 2010

Fugaz pero exitoso paso de un 'biker' por las carreteras mallorquinas

Sergio Mantecón se convertía ayer en el primer ‘biker’ español en activo –me refiero con dedicación actual al BTT- que en adjudicarse una gran carrera por etapas en carretera, como ha sido el Cinturón de Mallorca. En el extranjero no recuerdo muchos casos más, salvo el del danés Jakob Fuglsang que se imponía en la Vuelta a Dinamarca en 2008, cuando aún corría cross country como actividad principal, aunque ahora ya está dedicado ex profeso a la ruta.

“Cada vez entrenamos más en carretera, por lo que no es extraño que podamos ganar alguna prueba”, comentaba tras bajar del podio de El Arenal con su último maillot amarillo. De hecho, ciclistas como Michael Rasmussen, Cadel Evans, Jean Christophe Peraud o el propio Fuglsang han tenido, tienen o van a tener notables prestaciones en ruta, aunque dedicándose de una forma exclusiva.

En todo caso, el triunfo de Mantecón no deja de ser una curiosidad ya que el cántabro-andaluz-alicantino-murciano (no sé si aún me dejo alguna otra zona geográfica referida a su identidad) va a seguir dedicándose en exclusiva al BTT. La prueba mallorquina no era sino un entrenamiento de cara al ya inminente inicio de la Copa del Mundo –lo cual nos produce buenas sensaciones de cara a mejorar un palmarés que ya incluye tres ‘top ten’ en esta competición-, aunque también una fuente de anécdotas para el ‘biker’ y los que le seguimos.

Por ejemplo, que salió con una bicicleta convencional en la crono, ya que sólo venía a entrenar, aunque ello no fue óbice para ceder apenas diez segundos; o que fue la rueda más vigilada por los colombianos en la etapa reina de Pollensa, sin duda por haber visto algo en sus maneras de escalador; o que, por estudiar el recorrido de Bellver del día siguiente, se quedó sin cenar la noche del viernes –malditos horarios alemanes, digo baleares, que cierran los comedores a las nueve-, por lo que ambos comimos lo que pudimos aunque mantuvimos una animada charla junto a Rafa Carbonero y otro de los ciclistas del Nagares. Por no hablar de cómo disfrutó en esa jornada del sábado, en un auténtico recorrido rompepiernas, “porque era como una carrera de BTT”. Y finalmente por como aguantó en la etapa final, pese a su exigua renta y haberse quedado apenas sin equipo, dada la juventud de sus compañeros: “Ha sido el día más cómodo, por el control de los equipos de los sprinters y el equipo de Belda –segundo clasificado a un solo segundo-, que no quería perder tampoco su podio”. También es curioso porque era la primera vez que se imponía en carretera: un paso fugaz pero plenamente exitoso.

Y me alegro del triunfo de Sergio porque es uno de esos ciclistas a los que conoces desde juvenil, con los que has compartido muchas experiencias en pruebas nacionales e internacionales, lo que te da un conocimiento mucho más preciso de lo que es este deporte, en todas y cada una de las facetas. Y, además, porque me cae bien.

Es curioso, pero el camino contrario, de la carretera al BTT, no produce muchos éxitos, quizás porque es necesaria una base técnica que es difícil adquirir a una determinada edad. No obstante también hay un caso peculiar, el de Paco Mancebo, con notables éxitos sobre todo en las pruebas de resistencia –Campeonato de España de maratón, Volta a Catalunya- y sobre el que también se podían escribir muchas líneas, aunque principalmente por la ilusión que contagia.

Foto: Rafa Carbonero / Cinturón de Mallorca

sábado, 10 de abril de 2010

Profesionalidad e inglés

Una de mis primeras actividades diarias es repasar las ediciones digitales de los principales medios informativos, con una especial mirada al mundo del ciclismo, así como los blogs que tengo de referencia, ya sean ciclistas o generalistas, incluyendo esa magnífica iniciativa llamada meneame.net; no es algo, sin embargo, exclusivo de ese momento cuando comienza a clarear sino que se repite varias veces a lo largo del día. En el caso de la búsqueda de contenidos ciclistas, estas fechas son ideales ya que todos los medios vascos se vuelcan en publicar informaciones de todo tipo para complementar la información que dan de su carrera, la Euskal Herriko Itzulia o Vuelta al País Vasco, y que constituyen una importante fuente de conocimientos. Algo similar ocurre durante el Tour o la Vuelta.

Y entre todos los artículos que he leído estos días, el que más me ha hecho reflexionar ha sido una entrevista con Viatcheslav Ekimov, el fenomenal rodador post soviético y actual director del RadioShack de Lance Armstrong. En concreto el siguiente párrafo: «La mentalidad americana es la más sencilla del mundo: si trabajas con profesionalidad y hablas inglés, ya está. No hace falta más. Me siento bien con eso. En el equipo funcionamos así. Para estar en el equipo cada uno tiene que aportar lo mejor que tiene. Con eso basta». Tanto me ha gustado que aparte de enseñarselo a mis hijos, y darle varias vueltas, me ha llevado a escribir este post.

Aquí en España hablar inglés es un lastre que arrastramos toda una generación –y que tardará años en corregirse por la escasa responsabilidad social de las autoridades educativas, que no quieren adoptar el sistema formativo bilingüe, fundamental hoy en día-. En mi caso, es mi segunda actividad matinal, que me cuesta mucho dinero, tiempo y esfuerzo, aunque con resultados cada vez más satisfactorios.

Es la mención a la profesionalidad lo que más me preocupa, ya que aquí no sólo no es una ventaja, sino que en muchas ocasiones es hasta perjudicial. Ser profesional, entre otras consecuencias, contribuye a hacer tu trabajo más fácil y con mejores resultados para los demás, pero hasta tal punto que esa ‘sencillez en los procesos y en los fines’ provoca numerosas envidias, que al final redundan negativamente no en tu desempeño, aunque sí en las condiciones del mismo. Más grave aún es que haya ‘valores’ como el peloteo, el compadreo, la sumisión, el correveidilismo, la capacidad de medrar o la ostentación que son más apreciados y valorados desde el punto de vista profesional.

Incluso un valor tan positivo y español como la creatividad o la imaginación, con lo que conlleva de originalidad también está repleto de matices negativos si ello supone divergir del ‘pensamiento único’, de lo que piensa el ‘líder’, sin olvidarnos tampoco de que muchas veces esta creatividad ha surgido por necesidad, por la falta de una planificación previa, olvidando lo que decía Thomas Alva Edison de que consta de un 99 de transpiración y un 1% de inspiración.

En fin, no me extiendo más, pero antes de ello quiero hacer referencia a otra entrevista, a Bradley Wiggins, ésta de hoy: «Lo anglosajón aporta al ciclismo una forma de pensar más moderna».

jueves, 8 de abril de 2010

Llega la clasiquísima

No me he equivocado ni de titular, ni de carrera. Simplemente es la expresión de mi pensamiento y el de muchísimos otros aficionados más: la París-Roubaix es la clásica de las clásicas, la más importante de todas. Es la gran cita con un ciclismo épico, de antaño, muchas veces amenazado por el progreso y salvado por los entusiastas ‘Amis de la París-Roubaix’, dispuestos a lo que sea para conservar los tramos de pavés por los que transcurre la prueba, sendas de ganado los 364 días restantes, aunque algunos ya están definitivamente cerrados. Y es la paradoja de que los caminos más anacrónicos tengan que ser salvados por las más modernas bicicletas, en un alarde de investigación para proporcionar los neumáticos, ruedas y llantas que mejor puedas soportar los habituales pinchazos, o fabricar las máquinas que mejor absorban las irregularidades del trayecto y que afecten lo menor posible a los ciclistas en su inhumano esfuerzo.

Es curioso también que la reina de las clásicas naciera como un entrenamiento para otras pruebas entonces más importantes, como la Burdeos-París, tristemente desaparecida, y que estuviera a punto de no celebrarse por la oposición de la Iglesia a que se celebrara un Domingo de Resurrección. Y es chocante igualmente su nombre puesto que desde hace cuarenta y tantos años no comienza en la ‘Ciudad Luz’; desde 1977 suelta amarras en Compiegne, a unos 60 kilómetros al norte, con el fin de que pueda realizarse el trayecto con un kilometraje adecuado. Y es más interesante aún el origen de su sobrenombre, el Infierno del Norte, que no está originariamente relacionado con la dureza de la prueba, sino con el pésimo estado de las carreteras tras la I Guerra Mundial.

‘La Pascale’, otro de sus apelativos debido a sus fechas de celebración, es todo un espectáculo. Es el de los casi treinta tramos de pavés –clasificados de una a cinco estrellas por su dureza o longitud- que totalizan casi 50 descarnados kilómetros. Es el de ver los rostros embarrados de los protagonistas, ya que la lluvia que cae durante la prueba o que encharca los adoquines da este particular barniz a los ‘forzados de la ruta’. Aunque en las escasas ediciones celebradas ‘en seco’, el polvo ha sido tan molesto o más, como se ve en ‘Un domingo en el Infierno’, la notable película danesa que recoge la edición de 1976. Y es el de la emoción de todos los ciclistas –desde el primero hasta el último- al llegar al velódromo de Roubaix, paradójico por cómodo final para un recorrido tan selectivo.


Y la París-Roubaix es la historia del mejor ciclismo escrita por los mejores ciclistas. La de Roger de Vlaeminck, por ejemplo, pentaganador y recordman de la prueba a pesar de coincidir con el ‘Canibal’ Merckx; la de Bernard Hinault, obcecado bretón que pese a su odio por los adoquines no paró hasta ganarla en 1981 para declarar solamente entonces que “Paris Roubaix es una mierda”; la de Tom Boonen, dispuesto a igualar el récord del ‘Gitano’ con cuatro victorias; la de ‘Espartaco’ Cancellara, también motivado por entrar en la leyenda del doblete tras su impresionante triunfo el domingo pasado en Flandes, ya que sería el segundo ciclista no belga en hacerlo y el primero desde 1923; la de Juan Antonio Flecha, el único español que nos hace soñar con la posibilidad de ver a un compatriota con el original y preciado trofeo del adoquín en la mano, tras sus podios en 2005 o 2007. E incluso el de los juniors Mario González, Mikel Iturria, Carlos Jiménez, Sergio Rodríguez, Manuel Sola y Carlos Verona que, gracias al empeño del seleccionador Félix Ugalde, estarán en la prueba juvenil que, por un recorrido similar aunque más corto, sirve de prólogo al ‘Infierno’, con el objetivo presente de hacerse ciclistas y el sueño futuro de ser actores principales.

Una historia fielmente recogida en otro documental, Road to Roubaix, al que corresponden las imágenes adjuntas, de una prueba que también tiene sus detractores aparte de Hinault, como el recordman de la hora Chris Boardman: “Es un circo, y no quiero ser uno de sus payasos”. A mi no me importaría, desde luego. Y estoy deseando que algún año se haga este sueño realidad.

Nota: La mejor información sobre la carrera se encuentra en Wikipedia, pero en la versión inglesa, no en la francesa. Otra página interesante es la oficial de la carrera.