lunes, 28 de junio de 2010

Un triunfo histórico que pasará desapercibido

Con seis maillots de campeón de España profesional guardados en su casa de Hinojedo –sin contar el conseguido por su hermano menor David, como sub-23 hace un par de años en Santiago de Compostela, que posiblemente le haga incluso más ilusión que los propios- Iván Gutiérrez es ya el ciclista español con mayor número de campeonatos nacionales, superando –como señalaba hoy Chema Bermejo en As- a su paisano Fermín Trueba, que tenía el récord de cinco hasta ayer: uno de fondo y otros cuatro de montaña, un Campeonato tristemente desaparecido que no estaría mal recuperar.

Iván –nunca uséis el José Iván de su partida de bautismo cuando habléis con él si no queréis que os fulmine con la mirada- llegó a la máxima categoría en 2000 avalado por su título de campeón del mundo contrarreloj un año antes en Treviso. Un título que, por cierto, pudo no haber ganado si no hubiera sido por una prueba en el Jarama para determinar los dos contrarrelojistas que irían al Mundial, donde Manolo Saiz le codirigió desde el coche sacándole un rendimiento del 1.000% que le llevó a un arco iris jamás logrado –ni antes ni después- por el ciclismo español.

Con esa clase era lógico que sumara más de un Nacional en la lucha contra el crono: el primero nada más debutar en la máxima categoría, en Murcia 2000. Y luego llegaron los de Cantabria (2004), Murcia (2005) y Cuenca (2007), amén de dos medallas más, una de plata y otra de bronce… y de una profunda decepción de haberse ido de vacío el año pasado de Altamira: solamente el viernes nos explicaba la razón de éste y otros ‘fracasos’, un cambio de manillar al que no se había adaptado. Al parecer el error está ya enmendado, a tenor de lo visto en Villarrobledo.

Pero su clase de rodador también se tenía que traducir en las pruebas de fondo, primero en León 2001 y ayer en tierras albaceteñas.

Y pese a ser el ‘ojito derecho’ de Saiz, la ruptura entre cántabros fue bastante rápida –inesperada pero no demasiado extraña- y ya en 2003 estaba bajo las órdenes de Eusebio Unzue en el equipo navarro –conocido como iBanesto.com, Illes Balears o Caisse d’Epargne- donde se ha sacado el mejor rendimiento a un ciclista con tanta clase como personalidad y ‘rarezas’, aunque en mi caso no tengo ni la más mínima queja en cuanto a su comportamiento.

Ese carácter fue el que le llevó a ser el único ciclista español que redactaba una carta a favor de Valverde hace apenas un mes, en un gesto quizás minusvalorado pero que dice mucho de él. Ayer, sin embargo, no dedicó el triunfo a su compañero, pero estoy seguro de que lo hubiera hecho, convencido, si se le hubiera preguntado al respecto.

Un triunfo histórico, que posiblemente haya pasado desapercibido, ya que en este país apenas cuentan ya un par de ciclistas entre moteros, pilotos y futbolistas; un triunfo anunciado con valentía por el corredor, cuando apostaba decididamente por esta prueba como su objetivo de los Nacionales antes de empezar; y un triunfo simpático, bastante más importante que el criterium de la ACP, como bromeaba tras la plata de Villarrobledo.

domingo, 27 de junio de 2010

Muchas ausencias, pero sobre todo 111 ciclistas que se lo merecen todo

Después de tres calurosas jornadas en Albacete, llega el gran día de los Campeonatos de España, con la prueba en línea para profesionales. Dentro de un par de horas estarán tomando la salida 111 ciclistas –siempre que no falle alguno de los inscritos- y como siempre ser destacan más a los que no están que a los que han venido a luchar por el maillot rojigualdo.

Pero la verdad es que las ‘críticas’ son justificadas. No están todos aquellos que de una u otra forma han apostado por el Tour, caso de Oscar Freire, Juanma Gárate, Carlos Sastre, Alberto Contador, ‘Purito’ Rodríguez, Samuel Sánchez u Oscar Pereiro, aunque éste al final se haya quedado fuera del ‘nueve’ de Astaná de una forma, digámoslo así, sorprendente e inesperada. Y sobre todo no está, aunque por razones bien distintas, el hombre que ha sido el gran protagonista –afortunado o desafortunado- de los últimas ediciones, Alejandro Valverde, un ciclista que verdaderamente ha engrandecido la historia reciente de los Nacionales. Faltan, pues, los grandes nombres del ciclismo español. Y esto no es bueno para el ciclismo español, pero desgraciadamente no se puede hacer nada. ¿O si?

Muchos hablarán de la obligatoriedad de correr –con la picaresca que podría surgir para no hacerlo o bajarse en el kilómetro de cinco-, o de ser un ‘sine qua non’ para ir a la selección. O incluso de poner el Nacional en otras fechas en las que no se pudiera aludir al Tour como ‘impedimento’ Pero el caso es que en Italia, Francia y otros países, el Campeonato Nacional es uno de los grandes objetivos y las renuncias suelen ser mucho menores. ¿Es que los españoles somos diferentes? En esto y en otras muchas cosas, claro que sí. Pero para mal.

Tampoco quiero profundizar en las ausencias sino en las presencias. Y es que en la Avenida España de Albacete firmarán 111 ciclistas que saldrán con todas las ganas del mundo a llevarse el Nacional, o a que lo gane algún compañero. Hombres para los que ganar el título SI significa mucho, continuando la tradición de los grandes campeones que vistieron este maillot sin igual desde hace más de cien años: Mariano Cañardo, Julián Barrendero, Bernardo Ruiz, Federico Bahamontes, Antonio Suárez, Julio Jiménez, José Pérez Francés, Luis Ocaña, Txomin Perurena, Juan Fernández, Miguel Indurain, Abraham Olano o Angel Casero, por no entrar ya en los que siguen en activo. A todos ellos, suerte!

Y a ver si lo hace un auténtico rutero porque el balance de Albacete está siendo claramente favorable a los ‘pistards’, demostrando una vez más la compatibilidad entre ambas disciplinas, con Leire Olaberría, Eloy Teruel, Albert Torres, o incluso con el BTT, después de ese inesperado pero merecidísimo triumnfo de Sergio Mantecón. Tan sólo el prometedor Jesús Herrada y el ya consagrado Luis León Sánchez –que por cierto fue triple campeón de España junior en persecución, kilómetro y puntuación en el velódromo de La Rioja, hace nueve años-, han mantenido el honor de los ‘carreteros’.

jueves, 24 de junio de 2010

¿Tiene velódromo Albacete?

Son más de las once de la noche y es ahora cuando llego al hotel. Y es que a la amplia jornada de trabajo, con tres Campeonatos en juego, hay que unirle los más de 50 kilómetros de traslado desde Casas Ibáñez hasta Albacete. El bochornoso calor del día –que, ingenuo de mí, sinceramente no me esperaba- ha dado paso a una noche fresca y algo tormentosa, aunque los relámpagos se ven muy lejos. Y creo que cuando coja la cama no me va a despertar ni un terremoto. Eso sí, seguro que antes de las siete estamos ya en marcha, que hay mucho por hacer.

Sobre el balance la primera jornada, destacar la lógica de los resultados, aunque en el caso de Jesús Herrada posiblemente haya llegado antes de lo que pensábamos. Doble campeón nacional junior y quinto el año pasado - “simplemente para probar”-, el conquense atesora unas notables condiciones como contrarrelojista, aunque también demostró su talla de escalador ganando la Subida a Gorla. Un ‘doblete’ que recuerda a un tal Alberto Contador. En todo caso, apuntad este apellido, ya que no estamos hablando de una promesa, sino de una realidad. Y posiblemente pronto tengamos más noticias sobre su futuro.

En las demás categorías, mi impresión de que estaba en un velódromo, en unos Nacionales de pista más que de carretera. Entre los élite, título para un Eloy Teruel que debería seguir teniendo un hueco entre los pro, secundado por dos compañeros de cuarteta como Sergi Escobar, tercero, y David Muntaner, cuarto; en féminas, Leire Olaberría se cansó de títulos en pista –trece, en seis modalidades distintas- y sumaba el primero en carretera, delante de Débora Gálvez, también presente en el Mundial de Copenhague. E incluso otro persecucionista de lujo como Albert Torres se iba de Casas Ibáñez con el bronce… que pudo ser plata por sólo cuatro segundos. Y luego hay quien dice que carretera y pista son incompatibles.

Foto: Josu Mondelo/www.rfec.com

martes, 22 de junio de 2010

Albacete, la llanura

No me envidia mucho la gente cuando les digo que pasado mañana me marcho para Albacete, a los Campeonatos de España de ciclismo. Comparada con la sede del año pasado, Cantabria, tiene a priori bastante menos atractivos que ofrecer, aunque intentaremos buscarlos en el poco tiempo que nos quede libre. Y deportivamente, los recorridos no ofrecen tanta variedad, tanta presencia de la montaña, la que muchos consideran la verdadera salsa del ciclismo. Y es que el nombre de la provincia no engaña desde su etimología: Al-Basit, la llanura.

No obstante eso no quiere decir que vayan a ser unos Campeonatos fáciles ni mucho menos aburridos. O al menos eso espero, que, recurriendo al tópico, son los ciclistas quienes hacen duros los recorridos. Aún recuerdo aquellas Vueltas a España de los años noventa cuando la etapa que finalizaba en Albacete estaba marcada en rojo por el peligro de los abanicos, tan magistralmente llevados a cabo por la ONCE, un equipo que echamos de menos por lo que significó, independientemente de su triste final ya con otras denominaciones y filosofías. No obstante, mi mayor recuerdo ciclista de Albacete –una ciudad de las que apenas puedo tener otros, ya que apenas he pasado una noche y algunas horas, siempre de paso- es la Vuelta de 1988 cuando el entonces imbatible Mathiew Hermans formaba parte de una escapada de seis ciclistas –entre ellos un todavía anónimo Claudio Chiappucci-, cayéndose ya en las calles de la localidad pero teniendo aún tiempo de levantarse, de alcanzar al grupo que no se quería creer ese regalo de la fortuna que al final no fue tal, y de ganar fácilmente. Era la quinta de las seis victorias que logró en la edición de ese año.

El segundo elemento a tener en cuenta en este Campeonato puede ser el calor. Aún siento como una pesadilla mis últimos Nacionales en estas tierras –concretamente en Ontur, en 2006- cuando las altas temperaturas originaron que se me rompieran mis dos móviles, uno de ellos de forma irremisible. No me olvido de que aquellos Campeonatos fueron un éxito de público y de ambiente, en una población que tiene una de las ‘clásicas’ del calendario nacional que, desgraciadamente, se encuentra de capa caída. Desde aquí, aunque me salga del tema, una reflexión para que el Gran Premio de Primavera vuelva a tener la importancia que tuvo en su momento. Y volviendo al presente, los pronósticos meteorológicos no son nada alarmistas, ya que apenas se superarán los treinta grados, una temperatura casi primaveral en estos lares.

Los Campeonatos comenzarán el jueves en Casas Ibáñez, capital de la comarca de La Manchuela, una tierra, dicen, diferenciada del resto de la provincia. El viernes nos iremos hacia el Oeste, a Villarrobledo, plenamente manchega, donde su vizcondado no tiene actualmente titular -¿le darán esta recompensa nobiliaria al ganador de la crono profesional o no sopesarán esta opción una vez que no estará presente Alberto Contador?-. Traslado a Hellín el sábado donde confiamos tener un recibimiento digno de la Tamborada de Semana Santa, fiesta de interés turístico internacional, aunque sea una población en la que el fútbol domina: los colores del escudo heráldico fueron tomados de la equipación del conjunto de balompié, a falta de una referencia mejor. Finalmente Albacete capital, donde el Campeonato de los pros se presenta más abierto que nunca –pese o quizás a las ausencias, entre los que debemos señalar al ciclista albaceteño más importante de la historia, Oscar Sevilla-, y donde posiblemente las navajas que tanta fama han dado a esta tierra salgan a relucir… deportivamente hablando.

jueves, 17 de junio de 2010

LA busca un LA versión siglo XXI

El Tour de 1966 se presentaba como una nueva edición del duelo entre los dos grandes gallos –entonces franceses- del momento: Jacques Anquetil y Raymond Poulidor. El normando había logrado su quinto triunfo in extremis en 1964 por apenas 55 segundos, y tras su ausencia en 1965 volvía con 32 años dispuesto a conseguir su sexto Tour. ‘Pou Pou’, sin embargo, seguía sin conseguir el triunfo absoluto, sin haberse vestido siquiera de amarillo: tras estrellarse contra ‘Monsiuer Crono’, en 1965 le salió un rival inesperado en forma de un jovencísimo Felice Gimondi, uno de los pocos ciclistas que conseguía llevarse el Tour el año de su debut. El bergamasco, sin embargo, no tomaba parte en aquella edición.

Anquetil, además, hizo creer –y muy bien, por cierto- desde el primer momento que estaba más fuerte que nunca… y Poulidor se lo tragó. Pero posiblemente el gran arma del pentaganador del Tour era su equipo, arropado por Julio Jiménez –ganador de la montaña el año anterior-, Jean Stablinski –un gregario de lujo capaz de ser campeón del mundo- y sobre todo Lucien Aimar, un buen corredor, con un carácter tan sarcástico como intrigante, que –casualidades de la vida- salía con el dorsal uno, ya que el Tour asignaba los dorsales entonces por riguroso orden alfabético.

En los Pirineos Anquetil amagó varias veces para ‘engañar’ a Poulidor sobre sus ambiciones. Pero el golpe maestro lo dio cuando lanzó por delante a Aimar, que cogía siete minutos en Pau. Un segundo fuego de artificio tuvo lugar al día siguiente, camino de Luchon, cuando atacó para reducir su diferencia en la general, y sobre todo para hacer creer a Poulidor que el amo seguía siendo él, aunque poco a poco comenzaba a estar claro el liderato de Aimar, tanto en el Ford France como en el propio Tour. El resto de la historia se resume así: Aimar aprovechó su astucia y la fuerza de su equipo para llegar de amarillo de París, Poulidor se dio cuenta demasiado tarde de la jugada y tuvo que conformarse con la tercera plaza, y Anquetil terminaba abandonando, enfermo, pero riéndose por dentro al ver conseguido su objetivo, que su rival no ganara ese Tour. Por si no lo sabéis, Poulidor no ganaría nunca la carrera francesa y jamás se vestiría, ni siquiera, de amarillo.

¿Y a que viene esto? Pues simplemente para que no se nos olvide que la situación es bastante similar en estos prolegómenos del Tour 2010, aunque con protagonistas distintos. Alberto Contador es mucho fuerte, y creo que inteligente, que Poulidor. Y Lance Armstrong está jugando a lo Anquetil, pero con una táctica distinta: en vez de decir que él es el más fuerte, no escatima elogios hacia su rival, buscando un exceso de confianza. Eso sí, sabiendo que el RadioShack 2010 tienen incluso más bazas que el Ford France 1966. Y que corredores como Levi Leipheimer, Andreas Kloden o Janez Brajkovic pueden convertirse en una nueva reedición siglo XXI de Lucien Aimar, que no es otro el objetivo (deportivo) que persigue Armstrong en este Tour. LA busca otro LA.

miércoles, 2 de junio de 2010

Acciones y reacciones en el caso Valverde

Hay que felicitarse, aunque solo sea por esta vez, de que haya imperado un poco la lógica y la sanción del TAS a Valverde se haya hecho pública después del Giro de Italia. Y es que hubiera sido un auténtico despropósito haber ‘distraido’ el gran espectáculo deportivo con la publicidad a una sanción que ya es absolutamente atemporal, al llegar con un retraso incomprensible e injustificado que contribuye a que se hable de injusticia, aunque éste sea un término muy distinto.

Ni que decir tiene que la sanción ha sido acogida con alegría por numerosas personas y colectivos. Principalmente por todos aquellos cuyo pensamiento es simple: ‘el que la hace, la paga’. Y es que la existencia de una bolsa con su sangre ‘enriquecida’ está catalogada reglamentariamente como tentativa de dopaje, y por lo tanto como un hecho sancionable. Pero también hay otros individuos que se han alegrado de esta sanción por su pretensión de que sea un escarmiento ejemplar a un corredor cuyo único mal –actual- ha sido utilizar todos los medios legales a su alcance para intentar evitar la sanción. Y claro, ello conlleva un retraso en el castigo que no existió, por ejemplo, con Ivan Basso. No nos olvidemos nunca de que la bolsa corresponde a 2004 y que no hay nada que indique que Valverde haya competido dopado desde entonces. Más bien todo lo contrario.

En cuanto a los defensores, tienen un símil muy apropiado: el caso del chaval que robaba coches en su alocada juventud en un entorno de malas influencias y que una década larga después –maduro y con una vida y trabajo estable- recibe la condena de varios años por una de sus fechorías de antaño. En ese caso, es frecuente que la sociedad reclame un indulto –o una reducción de pena- en base a la rehabilitación y reinserción, algo impensable en el de Valverde, donde quien debería perdonar es precisamente quien más quiere castigar y ejemplarizar.

El proceso

De todas formas lo que yo no termino de entender no es el castigo, sino el proceso. A raíz de la OP el juez instructor, Antonio Serrano (titular del Juzgado 31 de Madrid), se negaba a que las pruebas obtenidas pudieran ser utilizadas para abrir expedientes deportivos no sólo en España, sino a corredores españoles, aunque sí se autorizó el envío de las mismas a Alemania, demostrándose la implicación de Jan Ullrich, y a Italia, lo que sirvió para sancionar a Michele Scarponi e Ivan Basso –que tampoco reconoció nunca haberse dopado, aunque sí la tentativa-. Un agravio comparativo que ha espoleado las acciones italianas contra Valverde, por ejemplo. Según me comentó un abogado, es un principio básico de funcionamiento del procedimiento judicial –al menos en España- que unas pruebas obtenidas en una investigación sobre un tema no puedan ser utilizadas en otro. Y por supuesto, al estar en vía penal, se anulaba la administrativa, en este caso la potestad sancionadora.

Sin embargo, el CONI se las apañó para que en ausencia de Serrano, la jueza suplente, Ana Teresa Jiménez Valverde, al recibir la orden urgente italiana diera su aprobación para que los envases se facilitaran a las autoridades italianas. Serrano reaccionó emitiendo un auto urgente que daba por nulas las actuaciones del organismo italiano contra Valverde, argumentando que la fiscalía antidopaje del CONI depende del Ministerio de Cultura italiano y no del de Justicia, e insistiendo que las pruebas de un proceso legal no podían utilizarse en la jurisdicción deportiva.

Si realmente esto era así, estábamos ante un asunto de Estado que trasciende a toda competencia del caso particular del ciclista murciano y de la propia legislación deportiva y que debería haberse tenido otros protagonistas y otros foros. Y obviamente la decisión de la juez suplente quedaba muy en entredicho. Pero no pasó nada, aunque se hablara mucho. Y además, ni al CONI, primero, ni al TAS, después, le importaron un bledo estos argumentos. Y para más inri, la Audiencia Provincial de Madrid estimaba hace menos de un mes el recurso del CONI para el uso de las pruebas al considerar que se debe de "interpretar con amplitud" el derecho de tutela judicial efectiva y que el organismo italiano, "como organización que tiene por finalidad la dirección desarrollo, control, reglamentación [...] del ciclismo 'bajo todas sus formas' en el ámbito nacional e internacional", es "titular de un interés legítimo" para ser parte del procedimiento. Casi ná, que diría un castizo.

Yo no lo digo, lo comentaba ayer Juan Mora en AS: “Es algo tan difícil de explicar que nos deja en evidencia ante otros países. Lo que aquí no se puede sancionar, fuera sí”. Un agujero legal que puede repetirse tanto con cualquiera de los ciclistas que se encontraban presuntamente en la OP, como con otros deportistas que puedan verse ‘cazados’ en el futuro en una operación similar que tenga ese componente judicial que impida la apertura de expedientes administrativos. Pero también se abre la posibilidad de que cualquier juez de cualquier país decida arrogarse las competencias para juzgar una falta, un delito, si, por las razones que sean, no lo es en España.

La sanción

Hay una segunda fuente de polémica, pero que ya importa menos, referida a la duración efectiva de la sanción: se habla de dos años –de 1 de enero de 2010 a 31 de diciembre de 2011-, aunque realmente no pueda correr desde anteayer, lunes 31 de mayo, es decir 17 meses. En Italia, en cambio, la sanción será de más de dos años y medio, y si lo aplicamos a las ‘grandes’ supone tres ausencias en Giro y Tour. Y eso, por no hablar de la retirada de todos los resultados de lo que va de temporada. ¿En base a qué, si estamos hablando de una acción de 2004, no de estos últimos meses?

Y aunque los abogados del ciclista aún digan que tienen algunos cartuchos en la recámara en forma de recursos, me temo que es algo que no le hace ningún bien ya a Valverde, que más que el ejemplo legalista de Floyd Landis, quien decía haberse arruinado con su defensa, debería tomar en cuenta el de Basso, y pensar que la mejor, posiblemente la única, Justicia llegará a partir del 1 de enero de 2012: con 32 años, aún tendrá cuerda para demostrar mucho sobre la bicicleta, que en definitiva es lo que queremos todos.