martes, 29 de marzo de 2011

¡Que la llave del Valenciaga siga abriendo la puerta del profesionalismo!

Hace unos años –no demasiados, por cierto- se comentaba que ganar el Valenciaga era la llave maestra para abrir la puerta del profesionalismo. Y basta echar un vistazo al palmarés de la prestigiosa carrera eibarresa –que este año cumple su cuadragésimo aniversario, enhorabuena, y a por otros cuarenta más-, para darse cuenta de ello.

Desde que lo inaugurase en 1972 José Luis Viejo, podemos encontrarnos nombres tan destacados como Enrique Martínez Heredia, Julián Gorospe, Jokin Mujika –el único ganador por partida doble-, mi buen amigo Jesús Alonso, José Luis Rubiera, Unai Osa, Oscar Freire -¿quién decía que era sólo un sprinter?-, ‘Purito’ Rodríguez o más recientemente Mikel Nieve o Víctor Cabedo, el último ganador. Claro que ahora los directores se fijan más en otros ‘baremos’ y tienen otros parámetros, aunque seguro que todos los equipos tendrán sus ‘ojeadores’ el domingo en Eibar.


Y es que el Valenciaga es una carrera especial, distinta a todas las demás. Me lo explicaba muy bien esta mañana Félix Ugalde, seleccionador nacional junior y un perfecto conocedor del ciclismo vasco. “La semana pasada se disputó Gorla, que es un carrerón. Pues bien, cuando se corona Gorla, en el Valenciaga se está subiendo Elgeta aún, es decir, que todavía quedan más de 60 kilómetros para meta. Es una prueba especial, para corredores que tienen un punto de madurez, de experiencia”. Pese a ello, reconoce que las referencias de la semana pasada pueden ser muy válidas.

Hoy por la mañana, Gaizka Lasa –periodista, ex ciclista e hijo de un supercampeón, ahí es nada- escribía en Diario Vasco, que el posible ganador del Valenciaga debe ser un buen escalador y en forma. Dos requisitos más que unir a la ‘experiencia’ a la que aludía Ugalde y al hecho obvio, pero que a veces se olvida, de que la carrera eibarresa pertenece a la Copa de España. “Muchos equipos sacrifican sus opciones de ganar por arañar puntos para la general, por lo que el desenlace también puede cambiar por esta circunstancia”, indica atinadamente el máximo responsable de la selección nacional, José Luis de Santos, quien ‘a micrófono cerrado’ apunta algunos nombres, aunque en voz alta prefiere solamente señalar la lucha por equipos: “Creo que estará entre los Caja Rural, los Azysa, los Bidelán y los Seguros Bilbao”.

Uno, que nunca ha estado viendo en directo el Valenciaga pero que espera romper con la ‘maldición’ el próximo domingo y presentarse en Eibar, puede deducir los distintos grupos de aspirantes a tenor de las distintas manifestaciones de los expertos, y de haber vivido aunque sea desde la distancia esta carrera ya en bastantes ediciones. Por un lado, lógicamente, aquellos que, como apuntaba Lasa, suben bien y están en forma, aunque quizá les falte esa ‘puntita’ de madurez, como es el caso de las dos grandes revelaciones del año, Omar Fraile (Seguros Bilbao) y Aitor González (Debabarrena), vecino de la zona, y que reconoce que “a raíz de ir viendo en directo la carrera me fui enganchando más”.

El segundo grupo de favoritos lo componen los ciclistas que naturalmente se están jugando la Copa como un Eduard Prades (Tarragona) especialmente motivado, y más en este mismo escenario en el que falló el año pasado, un Fran Moreno (Caja Rural) que sabe que está ante su ‘ahora o nunca’, un Jesús Ezquerra (Cueva El Soplao), heredero de la tradición ‘saiziana’, y naturalmente un Ramón Domene (Seguros Bilbao) que es un portento natural –aunque aún tenga mucho que trabajar- y que además es bastante rápido. Claro que la mayor parte de estos equipos tienen segundos y terceros espadas que pueden ‘entrar a matar’, como es el caso de Ibai Salas entre los aseguradores, o Jordi Simón y Vicente García de Mateos entre los cajeros.

Y aunque dice que no está peleando por la Copa, David Gutiérrez Palacios (Bidelán), está muy cerquita de los puestos de honor y sabe que se merece recuperar un hueco en la máxima categoría, algo que también pretende Pedro Merino (Guerola), brillante vencedor en este mismo escenario en 2009, y del que aún no comprendo como no sigue militando entre los pro, o su gemelo Jesús, con más ganas aún tras la fractura de fémur que cortó una trayectoria tan brillante como la de su hermano, aunque ya no es sino un triste recuerdo del pasado.

No me olvido de un último aspecto reglamentario a tener en cuenta: la obligatoriedad de alinear a cuatro sub-23 reduce el número de élites por equipo, y con ello, el potencial de algunas formaciones.

Esto puede ser el Valenciaga del próximo domingo. U otra cosa muy distinta. La climatología y las ganas de los corredores nos dictaminarán en un sentido o en otro, con un final que solo conoceremos al filo de la una y media de la tarde.

sábado, 26 de marzo de 2011

La pista, ¿cantera para la carretera?

Hace algunas horas, Josu Garai comentaba desde Apeldoorn, escenario de los Mundiales de pista, y en su Twitter una verdad otrora tajante, pero desgraciadamente cada vez más inexacta. “Los nuevos talentos del ciclismo mundial están saliendo de la pista y ningún técnico español de ruta está por aquí. Luego se quejarán...”

No le falta razón, digo, al bueno de Josu, aunque tampoco a Manolo Saiz, que le ha replicado, también en el tuiterío, diciendo que, hoy en día, ese seguimiento no tiene por qué ser presencial: televisión, internet e incluso “informadores” más o menos técnicos, surten de bastantes datos a todos aquellos profesionales que quieren estar “a la última” en cuanto al surgimiento de jóvenes promesas susceptibles de brillar en la carretera.

Pero en lo que yo quería incidir es en otra cosa: con el nuevo programa olímpico establecido a instancias del COI y al que me gusta calificar, por su génesis, como el “omniumazo”, pista y carretera son cada vez más incompatibles, y lo serán más aún en el futuro. Como bien me corregía Carmelo, los velódromos no serán coto exclusivo de los velocistas –aunque sí sus más legítimos y habituales ocupantes desde ahora-, pero los fondistas que vayan a competir en las pistas, o lo harán en el omnium –absolutamente incompatible con una temporada de carretera-, o como una parte mínima –un 20 o 25%- de ese equipo de persecución que conocemos como ‘cuarteta’, sacrificando meses de competencia en ruta en aras a la integración técnica y coordinación táctica. ¿Y merece la pena esto a una futura promesa cuyo sueldo en un equipo de carretera sería infinitamente superior? Rotundamente no.

Solamente por una ocasión especial –no me extrañaría que un ciclista polifacético como Theo Bos dejase en blanco su año rutero 2012 para intentar ser campeón olímpico de omnium vista su polivalencia… y que Rabobank también tiene intereses publicitarios en el patrocinio del equipo nacional holandés-, por un periodo mínimo, o por una excelente remuneración –como reciben australianos o británicos-. Si no, la única opción de compatibilizar será la pura afición, como la de Cameron Meyer, que se ha apuntado este año al scratch, a los puntos y a la madison para bien poco, pues ninguna de ellas ya es olímpica. Me imagino que Johnatan Vaughters no será tan permisivo en cuanto el ‘aussie’ explote del todo en las carreteras y le necesite para objetivos mayores.

En fin, que los técnicos de carretera no se pierden mucho –en las actuales circunstancias derivadas del omniumazo- por no estar en Appeldoorn. Eso sí, les recomendaría que fueran a un Mundial junior –y no sólo de carretera, sino incluso de BTT-, ya que la lista de figuras que han salido de la madera o del campo no tiene limite y ahí todavía no se ha hecho esa especialización que la UCI pretende y que puede ser tan nociva. O que siguieran más campeonatos de España de estas disciplinas minoritarias en las categorías inferiores, ya que los hallazgos pueden ser bastante más interesantes de los que se cree habitualmente. Aunque no sea necesaria la presencia física, ya que el mundo, tecnológicamente hablando, cada vez sea más pequeño.

Y no dejen de lado, por favor, el BMX, la disciplina absolutamente marginal en España que más campeones ha dado de otras especialidades en otros países como pista, BTT o ciclocross, Sin ir muy lejos, con el británico Hoy, el checo Stybar o el belga Nys.

(*) Otro tema distinto es por qué sigue habiendo directores que se empeñan que sus corredores, llegados a sub-23, se olviden de ciclocross, pista y demás historias y se centren en carretera. De eso hablaremos otro día.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Cuando ir en bicicleta no es moverse más rápido que los demás

Durante mucho tiempo creí que en ciclismo siempre ganaba el corredor que primero franqueaba la línea de llegada. Luego supe que existía una disciplina llamada contrarreloj en la que no era el primero en pasar, sino el que cubría la distancia en el menor tiempo posible. En el fondo era lo mismo: ir lo más rápido posible, y más que los rivales.

Cuando fue descubriendo otras disciplinas como la pista, la puntuación o la madison me demostraron que aquí ya era cuestión de sumar más puntos que los rivales, aunque seguía manteniéndose la premisa de ir más rápido que los demás. Fue ya con el trial cuando se derribaron todas las ideas preconcebidas: en este caso es simplemente la habilidad de superar unos obstáculos sin incurrir en actuaciones irregulares –apoyos de pie, por ejemplo- que conllevaban una penalización. Pero también ir más lento de lo establecido conlleva una pérdida de puntos que puede ser fatal.

Incluso un ciclismo claramente de ocio y, en teoría nada competitivo como el cicloturismo, tiene un marcado componente de ‘marica el último’ aunque en los últimos años dos prácticas deportivas relacionadas con el fitness y la salud y no con la competición han desterrado el mito de mover la bicicleta más rápido que el rival: entre otras cosas porque son máquinas que no tienen ruedas y permanecen fijas en el suelo, por muy fuerte y rápido que pedalees.

La casualidad ha hecho que en estos días me haya llegado la publicidad de dos libros referidos a estas disciplinas. El primero de ellos se llama “El tao del ciclismo indoor”, una obra teórica-práctica de Andrés Carlos Muñoz, en la que se vinculan aspectos nutricionales, de entrenamiento, ergonomía, preparación física o prevención de lesiones con esta práctica que muchos han descubierto como alternativa al paseo en bicicleta por el campo –muchas veces a años luz de tiempo y distancia-, aunque solamente por la comparativa entre los escenarios –una sala cerrada o cualquier lugar del mundo- la elección debería estar clara.

La segunda obra es más curiosa, ya que desconocía el auge del llamado ciclismo acuático, que no consiste en avanzar en un ‘pedalo’ o similar sobre el agua, sino pedalear en un artilugio semibicicletero sumergido parcialmente en una piscina. Obviamente el título de "Pedaleando en el agua” es plenamente significativo de esta obra de Ivan Medrano y Laura María Tortosa.

Alguno podrá hacer la broma malévola –pero no exenta de ironía- de que el ciclismo ya no avanza; en mi caso solamente quiero proponer estas dos alternativas para los que tengan menos tiempo o ganas, reflejadas en dos interesantes libros, aunque habrá otras muchas publicaciones más.

lunes, 21 de marzo de 2011

Presencias y ausencias en un Mundial tan distinto del pasado como del futuro

Quedan dos días para que el velódromo holandés de Apeldoorn acoja durante cinco jornadas los Campeonatos del Mundo de pista. Un evento que será muy diferente a lo que hemos visto en los últimos tiempos y, desde luego, a lo que veremos en 2012, concretamente en los Juegos Olímpicos de Londres, donde se confirmará totalmente la castración del programa de lo que antes conocíamos como ciclismo en pista.

El año pasado en Copenhague, por ejemplo, no existía aún el formato del omnium de dos días: ahora sí y todos sabemos lo que significa, tanto en el esfuerzo que se debe realizar y la tensión que se acumula, como en el hecho de que es la única puerta para los fondistas que aún quieran seguir dedicándose a la pista, ya que como me comentaba el pasado jueves el bueno de Carmelo, “la pista es ahora cosa de velocistas”. Para mal, por supuesto, añado yo.

Por otro lado, el curioso –por usar un calificativo suave- sistema de clasificación de las pruebas no olímpicas –que eran introducidas aleatoriamente para completar el programa de cada una de las cuatro Copas del Mundo- ha originado ausencias impensables junto a presencias inexplicables en los listados de muchas de estas pruebas en este próximo Mundial, aunque aún no se conozca nada más que la preinscripción. Sin ir más lejos, España se ha quedado fuera de disciplinas donde podría haber brillado, como la puntuación masculina, y en otras en las que lo normal hubiera sido contar con alguno de nuestros corredores, como el kilómetro –gracias a la notable evolución y resultados de Juan Peralta- o incluso la persecución femenina. Eso sí, a última hora se nos ha adjudicado unja tercera plaza de velocidad, precisamente donde el nivel nacional es más bajo y donde las opciones de pasar el corte de los 200 metros son imposibles.

Hay que agradecer, por el bien del espectáculo, que Australia haya ‘convencido’ a sus grandes estrellas del fondo como Rohan Dennis, Cameron Meyer, Jack Bobridge y Leigh Howard para subir el nivel de las pruebas ‘de segunda’ –donde notaremos las ausencias de Taylor Phinney o Alex Rasmussen, entre otros-, aunque la verdadera razón de su presencia sea formar una cuarteta que aspire claramente al oro: no será fácil que les superen los británicos, que al final no han convencido a Brad Wiggins o Ben Switft, del que todavía no me explico por qué probó hace unas semanas en el omnium. Gracias también a Jesse Sergent. Y es que como se dijo hace pocas fechas: con estos mimbres, ¡que final de persecución individual nos vamos a perder en Londres!

Y ya siendo un poco egoístas, agradecer que Dinamarca esté pensando en 2012 y no en 2011 ya que sus mejores hombres están ‘en ruta’ y su posible cuarteta en Apeldoorn es perfectamente asequible para España, que debe estar en la final de consolación contra los neozelandeses, jugándose el bronce, aunque con menos opciones que nuesntros ‘antípodas’. Ahora está por ver que ‘cuarteta’ alinea Juan Martínez Oliver –es decir, quien será el quinto y sacrificado persecucionista-, aunque no debemos olvidar que el 4-03-308 de hace un mes en Manchester es la segunda mejor marca española de todos los tiempos, solo superada por la obtenida en Atenas 2004, y ese día corrieron Teruel –que tiene un par de días para recuperar hasta el omnium-, Bernal –con una grata progresión-, Muntaner – siempre efectivo- y Maeztu –en una segunda juventud-.

Para España, este Mundial tiene dos lecturas más. Por un lado ese ‘absurdo’ omnium es, posiblemente, la mejor llave para la puerta de las medallas. Leire Olaberria es una firme candidata al podio si no se obsesiona –ni se descuida- y deja que la norteamericana Sarah Hammer tenga que bregar con la veintena de rivales como máxima favorita que es… y sin que alguna ciclista inteligente como la canadiense Tara Whitten se aproveche de ello. En cuanto a Teruel, después de haber sido cuarto, el podio no es misión imposible, aunque ese escalón sea mucho más alto que otros existentes en la clasificación. En este caso, ojito con Ed Clancy, con Shane Archbold o con Zachary Bell.

La lectura negativa es la de la crisis –la misma que me deja a mí en casita-, ya que pistards como Sebastián Mora, Airán Fernández o Albert Torres –por no extenderme demasiado- deberían haber probado suerte en alguna de las pruebas B del programa, aunque fuera solamente con la vista puesta en Rio de Janeiro 2016… si la pista sigue siendo olímpica. Pero este es otro tema que pertenece más a la intuición y a la decepción. No me olvido del alegró que me supone ver a un dúo de velocidad con Tania Calvo y Helena Casas, algo impensable hace un par de años, aunque quizás deberían haber tomado parte en alguna prueba individual, aunque solo fuera pensando en el futuro.

De momento, gracias a Eurosport tendremos cumplida y amplia información de lo que suceda esta semana en los Países Bajos. Y espero que lleguen buenas noticias… y que no se rompa la racha de Juan Martínez Oliver.

lunes, 14 de marzo de 2011

La paradoja alemana de un ciclista apellidado Martin

Llamándose uno Tony Martin, no es fácil adivinar la nacionalidad del susodicho, que puede ser perfectamente norteamericano, inglés, francés, español, hispanoamericano e incluso alemán… que es su auténtica nacionalidad. Es más, cada vez que oigo este apellido recuerdo como los locutores mexicanos llamaban en la Vuelta a Chihuahua a nuestro David Martín –madrileño, de Torrelaguna- Dei-vid Már-tin, pronunciando con la más típica y tópica pronunciación de al otro lado del río Grande. O incluso me acuerdo de una famosísima tienda de discos –vinilos- que había en Madrid ‘long time ago’ copn la misma denominación.

Pero nuestro Martin es un potente rodador alemán, de estos que sufren subiendo como los integrantes de la Wehrmacht para no descolgarse ante nadie; nacido en Cottbus, en la antigua RDA, aunque hace sólo 25 años, cuando el segundo estado germano ya no existía. Vio la luz en un lugar donde muchos de sus compatriotas en la época de las dos Alemanias cosecharon numerosos éxitos –también en ciclismo- para gloria del régimen de Honecker; que luego propiciaron un auge sin par en el país reunificado gracias a héroes luego caídos en desgracia como Jan Ullrich o Eric Zabel o más tarde Stefan Schumacher. Y que finalmente pusieron el deporte de las dos ruedas bajo mínimos, adoptando una filosofía razonablemente germánica pero difícil de asumir para los latinos, al menos para un servidor como simple aficionado: mientras que haya dopaje, el ciclismo tampoco existe. Y no existe con todas las consecuencias: ni organizamos carreras en Deutschland, ni las ofrecemos por nuestras televisiones, ni siquiera aportamos un marco – de entidades públicas o empresas privadas- parea contribuir con este circo corrupto y decadente.

Hoy la mayor parte de los medios reconocen el enorme mérito de Martin de ganar la París-Niza y convertirse, al menos por unos días, en el número uno del World Pro Tour. Que si se hace mayor (El País), que si está en continuo crecimiento (Diario Vasco), que si el mayor éxito de su carrera (As) o si el fenómeno que viene (Marca). Me quedo, sin embargo, con el título del artículo de Deia: “La paradoja alemana”. Y buscando la definición en Wikipedia: “Es una proposición en apariencia verdadera que conlleva a una contradicción lógica o a una situación que infringe el sentido común”, a la vez que la califica como “un poderoso estímulo para la reflexión y así mismo los filósofos a menudo se sirven de las paradojas para revelar la complejidad de la realidad. La paradoja también permite demostrar las limitaciones de las herramientas de la mente humana”.

jueves, 10 de marzo de 2011

Cualquier momento es bueno para escribir de los Fåglum brothers

La buena racha de los ciclistas de nombres Thomas a los que hacía mención hoy un artículo de Velofutur, traía a colación a otro ciclista de igual nombre y apellido Peterson, de nacionalidad estadounidense, y que corre –sin demasiada fortuna en lo que llevamos de año- con el Garmin Cervelo.

Sin embargo no es de este Thomas Peterson del que me he acordado y al que quiero rendir este pequeño homenaje, sino a otro ciclista de casi idéntico nombre –sin h- y apellido muy similar –solamente doblando las consonantes t y s de su apellido-: el sueco Thomas Pettersson, cuyo principal mérito fue formar parte de una familia de cuatro corredores –Gösta, Sture y Eric eran los otros tres miembros- que fueron todos ellos ciclistas, todos ellos campeones del mundo, en la ya desaparecida contrarreloj por equipos de los Mundiales amateurs de 1967, 1968 y 1969, e incluso subcampeones olímpicos en México en esta misma disciplina, por culpa de una avería que les hizo ‘morder el polvo’ ante el conjunto holandés en el que militaba un tal Joop Zoetemelk. Y sin que fueran gemelos, mellizos o cualquier tipo de ‘repetición’: cada uno tenía una edad distinta. Pero por lo que se ve, todos ellos excelentes condiciones de rodadores.

Y los cuatro pasaron a ‘pros’ en un conjunto italiano en 1970, aunque con distinta suerte: Gösta, neoprofesional ya con 30 tacos, fue capaz de subir al podio del Tour de Francia ese mismo año, y llegó a ganar el Giro de Italia uno más tarde –es decir, ahora se cumplen cuarenta años de su gesta, siendo el único ciclista escandinavo que ha logrado llevarse una grande-, logrando algún que otro éxito menor hasta su retirada en 1974; Thomas compitió a buen nivel, pero sin grandes triunfos, y los otros dos hermanos pasaron sin pena ni gloria en la máxima categoría.

Por cierto, si alguna vez queréis profundizar en la historia de esta familia, buscad mejor Fåglum brothers que hermanos Petterson, ya que así se les conoció por ser el nombre del club del que procedían.

Un pequeño homenaje, totalmente casual en su genésis pero oportuno en el momento, a la familia más completa del ciclismo mundial –en una sola generación- con permiso de los hermanos franceses Pascal, Regis, François y Jerome Simon, que también tienen una buena historia que contar.

viernes, 4 de marzo de 2011

Montepaschi Strade Bianche o la segunda gran carrera de la temporada

Faltan muy poquitas horas para que se dispute una nueva edición de la Montepaschi Strade Bianche, la original carrera italiana trazada en la Toscaza italiana, entre Gaiole in Chianti y la famosísima Piazza del Campo de Siena, sobre 190 kilómetros, de los que 60 transcurren sobre los llamados ‘serrati’, los ocho tramos sin asfaltar, que dan personalidad a esta prueba, aunque en el recorrido son más decisivas, incluso, las subidas cortas y explosivas que se alternan con descensos técnicos, entre ellos el muro final que acerca en los últimos kilómetros a los supervivientes al épico final de la carrera, ese mismo que acoge todos los veranos el famosísimo Palio.


No es mi objetivo hacer una ‘previa’ de la carrera antiguamente conocida como ‘Eroica’. Para ello os recomiendo sinceramente la de nuestros amigos de ‘Cobbles & Hills’, o que recurráis a la web oficial de La Gazetta. Simplemente que reflexionemos como en sólo cuatro años lo que fue una marcha cicloturista se ha convertido en una referencia de un ciclismo distinto, original, retro en su escenario pero moderno en su concepción, en asumir esa necesidad de renovarse o morir. Una prueba que en sólo cuatro años incluye en su palmarés a nombres como Alexander Kolobnev, Fabian Cancellara, Thomas Lövkvist o Maxim Iglinsky, o que incluso tomó su recorrido y su filosofía en una etapa del pasado Giro de Italia, lo dice todo. El único pero que se les puede poner es la limitación de participantes que se ha realizado en este 2011, según ellos por razones logísticas.

Y es que con el máximo respecto a todas las pruebas que se han disputado en lo que va de campaña, tan sólo dos carreras –la Het Nieuwsblad y ésta- me merecen ese sello de diferenciación que debería valerlas para formar parte de una élite de pruebas elegidas que, al estilo de la F1, compusiera un primer circuito de máxima calidad en el ciclismo profesional superando ese engendro llamado UCI World Tour. Un círculo que no sería exclusivo, ya que se completaría con otros circuitos para especialistas, como me sugería Matxin hace unos días... y sobre lo que ya debatiremos más adelante.