martes, 26 de abril de 2011

Las clásicas se merecen bastante más

Aunque buena parte de los protagonistas de la temporada de clásicas ya están pensando en otros objetivos –comenzando por el propio Philippe Gilbert, que ha señalado el amarillo del Tour y el Mundial… aunque nos imaginamos que no el de 2011, sino los de años sucesivos que le van como anillo al dedo-, aún resuenan los ecos de la temporada de clásicas primaverales recién finalizada. Comenzando por ese histórico triplete del corredor valón, más por la autoridad mostrada para conseguirlo que por lo que significan sus tres victorias engarzadas –cuatro, si contamos la nada despreciable Flecha Brabanzona, sin olvidarno que también se llevó la ‘Eroica’-. Siguiendo por ese podio de los Schleck que dejó más críticas que parabienes, aunque yo sigo pensando lo mismo que manifestó Gómez Peña en Twitter: aunque hubieran sido seis hermanos, los luxemburgueses no hubieran tenido nada que hacer ante el poderío físico y mental del líder del Omega. O continuando por los otros belgas, los flamencos, que consiguieron imponerse en las dos grandes clásicas del pavés, aunque fuera con corredores de segunda fila como Nick Nuyens y Johan Van Summeren que supieron aprovechar esa oportunidad que quien sabe si se les volverá a presentar. Sin olvidarnos del salto de calidad que se le supone al australiano Mathew Goss tras ganar en San Remo.

Entre los aficionados españoles, ha quedado un regusto dulce tras esta primera parte de la campaña, especialmente por los buenos momentos vividos, que no por el protagonismo español, ya que en este caso el sabor sería más bien amargo. No lo digo por lo mal que suele saber la segunda plaza –y más si es por partida doble-, ya que las ‘platas’ de Purito Rodríguez cobran mayor importancia ante quien cedió. Lo comento porque, comparando con 2010, Freire se fue de vacío; Flecha estuvo más lejos de la cabeza en sus dos objetivos; Contador y Antón no ratificaron los detalles mostrados en su debut. Y echamos a Valverde más en falta que nunca. Incluso el tercer puesto de Samuel –tras sus incomprensibles ausencias el año pasado- en Huy supo a poco.

 

Pero lo más importante es que, una vez más, se ratifica que las clásicas tienen su propio protagonismo –independiente- en el calendario ciclista mundial. Si la gente se pregunta si Cancellara o Gilbert serán capaces de ganar los cinco monumentos, es porque existe esa demanda de una competición de conjunto que existió, que gustó y que incomprensiblemente la UCI hizo desaparecer para crear ese batiburrillo del World Tour. Recuperar la Copa del Mundo es una necesidad para articular un verdadero ciclismo mundial, con las clásicas tradicionales, junto con otras en países emergentes, pero recorridos atractivos, a razón de una en fin de semana o dos por semana por aquello de los desplazamientos, en un par de periodos estacionales –primavera y finales de temporada-. Aunque cada uno tendría sus preferencias, las pruebas seleccionables están en la mente de todos. Y a final de año podríamos saber quien es el mejor de todos los clasicómanos, algo que dice mucho más a los aficionados que el triunfador del ProTour.

2 comentarios:

  1. Aparte de los monumentos y de las que están en la mente de todos (Amstel, Valona...) se admiten sugerencias acerca de clásicas que podrían integrar esta Copa del mundo

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  2. Que razon tienes Luis. Ojala recuperen la copa del mundo por el bien del Ciclismo ... Por el espectaculo, la emocion, pasion, sentimiento que despierta... Un abrazo.(Richard Romero)

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