martes, 21 de febrero de 2012

De Londres, en febrero, a Londres 2012 (I)

En circunstancias normales una simple prueba de la Copa del Mundo de pista a mediados de febrero no debería considerarse nunca una referencia de cara a unos Juegos Olímpicos que tendrán lugar en agosto. Pero dado que el recinto era el mismo –ese velódromo de Londres que se estrenaba al más alto nivel-, muchas selecciones se tomaron esta última manga como un test especial. Y desde luego, tanto los anfitriones británicos como los vigentes monarcas australianos –visto el resultado del último Mundial- nos dejaron ver muchos interesantes detalles de cara al gran objetivo olímpico.

Sin duda el momento clave es esta cita fue la final de persecución por equipos entre estas dos selecciones. A primera vista el hecho de que las clasificatorias se disputaran el jueves por la tarde y la final se pospusiese hasta el domingo tenía mucho de ‘boutade’. Pero a los organizadores les salió perfecta la jugada, salvo en el resultado, ya que los ‘aussies’ se imponían, con una marca de 3-54-615, la tercera marca más rápida de la historia. Y eso que, junto a Jack Bobridge, Rohan Dennis y Michael Hepburn, estaba un ‘teenager’ como Alex Edmonton que no desentonó ni mucho menos, pero cuyo rendimiento se presume inferior al de Luke Durbridge. Por no hablar de Cameron Meyer, que muy probablemente se quedará fuera de esta cuarteta.

Y es que de este test se puede deducir que, en el rapidísimo velódromo londinense –bautizado como Pringle a causa de su cubierta-, se repetirá esta final, en la que los británicos tendrán muy complicado repetir el triunfo de Pekín –entre otras cosas no terminan de ajustar un cuarteto en el que quiere entrar Ben Swift que no termina de encajar en el omnium, del que puede salir Ed Clancy precisamente en la dirección contraria… y en el que Bradley Wiggins podría se la solución de ultimísima hora aunque sus objetivos sean ruteros-, y en la que Australia batirá el record del mundo (3-53-314).

El gran momento de gloria británico en Londres fue doble, y protagonizado en ambas ocasiones por Chris Hoy, que con una trayectoria más irregular de lo que se podía esperar en estos últimos cuatro años, dejó sentado que, de cara a los JJ.OO, no quiere sorpresas, ganando velocidad y keirin. Y no las quiere ni dentro, con un Jason Kenny que aspira a quitarle los galones –ley de vida-, ni fuera, ante un Gregory Baugé que se ha quedado tocado por la descalificación UCI por el incumplimiento en las localizaciones.

A Sir Chris Hoy solo le falta aspirar al oro la velocidad olímpica, donde el trío británico es claramente inferior a franceses y germanos –aunque en Londres solamente hubo dos décimas entre el primero y el cuarto, bien es cierto-. También hay debate en esta disciplina donde son muchos los que opinan que Ross Edgar debería dejar su plaza a Mathew Crampton, aunque ello supusiera algunos ajustes en el orden.

Donde los británicos no admitieron afrentas fue en las pruebas femeninas. En la persecución, el record del mundo fue superado por tres selecciones, aunque la marca que cuenta es la de Joana Roswell, Danielle King y Laura Trott, un trío de muchas garantías si no fuera porque ésta última debe afrontar el omnium y porque falta Wendy Houvenagel. Y en velocidad, el triunfo fue mucho más ‘agradable’: al record del mundo de las australianas en la clasificatoria, respondieron las anfitrionas en la final. Eso sí, en las dos pruebas olímpicas individuales, Victoria Pendleton tendrá que apurar mucho si quiere superar a la australiana Anna Meares y a la china Shuang Guo, las dos grandes favoritas, que el fin de semana se repartieron trofeos.

Mañana: el omnium.

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