sábado, 31 de marzo de 2012

De los hombres de musgo a los héroes de polvo y barro en Béjar

Cada vez que recalo en Béjar, me acuerdo del inolvidable Javier Gallardo, el árbitro vallisoletano, compañero de carreras, correrías y aventuras muchos años en la Vuelta a Castilla y León… y en las rondas de vinos después de las etapas en las distintas poblaciones de la región en la que teníamos la suerte de recalar.

Y fue precisamente en esta localidad salmantina en uno de los lugares donde más nos reímos todos los que tuvimos la suerte de compartir con él la historia del ‘Hombre de musgo’, sobre todo por cómo la contaba y cómo gesticulaba haciendo ademán de ir trepando por las murallas de Béjar como los héroes de aquella narración.

Cuenta la leyenda que los cristianos medievales cubrieron un buen día sus ropajes con el musgo tan frecuente en aquellas latitudes para invadir la fortaleza musulmana. Algunos –como nos relató el amigo Gallardo- cuentan que treparon las murallas amparados en su camuflaje; otros, que se colaron por las puertas asustando a los pobladores con tal guisa de demonios. Sin embargo, recientemente una investigación plasmada en el libro ‘Los Hombres de Musgo y su parentela salvaje. El mito silenciado’ desvincula este atuendo con cualquier batalla entre moros y cristianos, y lo liga a un simple disfraz cortesano que se popularizó en el Medievo. Sea como fuere, el indudable mérito de la leyenda es haber llegado hasta nuestros días en forma de procesión, el Día de Corpus Christi, con decenas de bejaranos desfilando con esa musgosa indumentaria, a diferencia de otros mitos de nuestra Historia, o de otras historias muy similares en otras latitudes, perdidos irremediablemente en la Noche de los Tiempos.


Mucho antes de ese desfile, tendremos otro, mañana domingo, con otros héroes que terminarán envueltos no de musgo, sino de polvo o barro y de sudor, que rodarán en sus monturas de dos ruedas para conquistar la gloria, en el estreno del Open de España de mountain bike en los aledaños de Béjar. ¡Solo faltaría Gallardo allí arbitrando!

miércoles, 28 de marzo de 2012

Cuenta atrás para Melbourne y para Londres

Hoy, cuando faltan cuatro meses exactos para que comiencen las pruebas de ciclismo de los Juegos Olímpicos de Londres, se ha citado en Madrid la selección española de pista para dormir y salir mañana por la mañana camino de Melbourne, en uno de esos vuelos en los que no se debe medir la duración, sino el tiempo que pasa hasta que llegas al destino: aterrizarán el viernes a última hora de la tarde.

Melbourne es –o debería ser- el mayor santuario de la historia de la pista española, ya que en los anteriores Mundiales celebrados en las antípodas –en 2004- España cosechó un balance de un oro, con Sergi Escobar en la persecución; dos platas, la de José Antonio Escuredo en keirin y la del trío de velocidad, y el bronce de la cuarteta de persecución. Por cierto, entre los campeones de aquella edición estaban Anna Meares, en 500 metros, y Chris Hoy, en kilómetro, dos ciclistas que serán protagonistas en este nuevo Campeonato, aunque en distintas disciplinas.

Volviendo con España, las perspectivas de medallas no son tan halagüeñas como hace ocho años. Más bien este evento debe ser un punto de inflexión en el camino hacia Londres 2012, el gran objetivo perseguido y anhelado. Con cinco disciplinas clasificadas –omnium en ambos sexos, persecución por equipos, velocidad y keirin masculino-, el gran objetivo del equipo nacional se centra en obtener la plaza para otras dos pruebas más, la velocidad y el keirin femenino.

La clasificación para ambas es más complicada de explicar y entender que de lograr, ya que pasa porque en la velocidad por equipos –si, si, en otra prueba diferente- Nueva Zelanda supere en al menos cuatro plazas a Venezuela, haga lo que haga España. Y como decía, es más que posible, ya que en la Copa del Mundo de Pekín, las kiwis fueron novenas por la decimotercera plaza de las bolivarianas (34-236 a 35-043), mientras que en Londres la diferencia aumento a siete plazas y a más de un segundo.

Todo ello lo sabremos el próximo miércoles, 4 de abril, a las 19,30 –hora local-, aunque no se confirmará oficialmente hasta el 23, cuando la UCI comunique las plazas logradas a las distintas Federaciones y Comités Olímpicos Nacionales. Más tarde se resolverá la incógnita de los nombres, aunque, si se logra la clasificación, serán entre ocho y diez pistards españoles los que compitan en Londres.


Por lo demás, el gran interés mediático de este Mundial radicará en el enfrentamiento entre ‘aussies’ y ‘pommies’: los locales para confirmar el liderato mundial que lograron el año pasado en Apeldoorn; los británicos, para ‘meter miedo’ de cara a la cita olímpica. E interesante para ver algunos detalles, por ejemplo, en cuanto a la composición y rendimiento de las dos cuartetas llamadas a volar, del remodelado trío de velocidad de Gran Bretaña o de esa sorprendente ausencia del campeón del mundo de omnium vigente, el australiano Michael Freiberg.

jueves, 22 de marzo de 2012

Súper D: el mountain bike vuelve a sus orígenes

Dicen los más viejos del lugar –algo que yo no lo llegué a conocer- que en sus orígenes estadounidenses, muchas de las competiciones de BTT se componían de cross country y descenso, con los mismos participantes que, en dos jornadas, se enfrentaban en ambas disciplinas. Incluso en los inicios en España, a principios de los noventa, hubo ‘bikers’ que simultanearon XC y DH con bastante fortuna, como los hermanos Misser –especialmente Tommy- o el gallego José Manuel Comesaña.

Pero las dos disciplinas comenzaron a diferenciarse, a separarse, al parecer irremediablemente, tanto en practicantes como en las propias máquinas. Incluso nacieron variantes como el maratón, el eliminator, el dual slalom o el four cross que contribuyeron a que todo se pudiera agrupar con dos etiquetas –endurance o gravity- bien diferenciadas. Incluso los Campeonatos del Mundo de 2012 han seguido esta tónica: se disputarán en el mismo país, Austria, pero en dos fines de semana consecutivos y en distintos escenarios: Leogang para los ‘descenders’ y Saafelden, para el rallye.

Y digo al parecer, porque en estos últimos años han surgido dos disciplinas que quieren combinar lo mejor del XC con el DH, con máquinas híbridas que huyen de la especialización buscando la polivalencia. Y con participantes que quieren disfrutar con lo mejor de las dos modalidades básicas del BTT.

La primera de ellas es el enduro, que comienza a ser bastante popular no sólo en Europa, sino en España, hasta tal punto que en 2012 se organizará el primer gran circuito nacional auspiciada por la RFEC.

Pero no me quería referir a esta primera, sino a la segunda, que no tiene tanto éxito en Europa, pero que cosecha un gran número de seguidores no sólo en Estados Unidos –su origen, como casi todo lo que se refiere a la BTT-, sino en otros países anglosajones como Australia y Nueva Zelanda, donde esta disciplina mixta fue incluida en los últimos Campeonatos de Oceanía, celebrados hace apenas diez días en Rotorua.

Me refiero al Súper D, una denominación de la que no he encontrado su origen etimológico, aunque me comentan –¡gracias Yago!- que será por SuperDownhill. No obstante no es un calificativo muy preciso ya que nos hace pensar en un descenso extremo, cuando se trata en realidad de un descenso más largo, pero bastante menos técnico, con tramos llanos e incluso alguna zona ‘uphill’ donde hay que pedalear en serio. Y es que el nombre ‘downhill cross country race’ es menos original, pero bastante apropiado.



Aquí os traigo una ‘promo’ de uno de los circuitos norteamericanos más populares, las Oregon Super D Series. Ahora está por ver si esta experiencia se extiende por Europa –corredores como Fumic o Fontana ya se probaron, en la Sea Otter Classic hace dos años, y con buenos resultados-, si llega a nuestro país y, sobre todo, si alcanza la cima del ciclismo en Suiza, en Aigle.

martes, 20 de marzo de 2012

Una retransmisión televisiva no son sólo las imágenes

No he visto ni una sola imagen de televisión de la Volta hoy, por lo que no voy a ser tan osado de (des)calificar la retransmisión de la etapa, en concreto su realización. No obstante, con los tweets de un montón de compañeros esta sobremesa, y con la respuesta de mi hijo cuando le he preguntado, me basta y me sobra para entender eso de que ‘hemos tenido días mejores’.

Lo que si es cierto es que los medios televisivos destinados al ciclismo –sean propiedad de TVE o de otras productoras- se están quedando obsoletos a pasos agigantados en este país, sobre todo en relación a otros deportes y a otras competiciones. Y con esto pasa lo mismo que los ordenadores: cuando trabajamos aunque sea unos minutos con el último modelo, el que hemos estado usando sin problemas nos comienza a parecer un ejemplar del Pleistoceno.

Si a esto le unimos la escasez de medios –traducido en un número insuficiente de cámaras- podemos comenzar a comprender la magnitud de la tragedia vivida hoy.

Y aunque parezca de Perogrullo, una retransmisión audiovisual no son solo las imágenes. Y por muchos que sean escasas, insuficientes o simplemente malas, éstas se pueden contarrestar con una buena narración que mantenga el interés. Hoy por hoy está absolutamente ‘demodé’ –por poco efectiva- la presencia de un solo locutor, por mucho que sea todo un experto y un maestro como Carlos de Andrés, y aunque haya recortes, siempre se puede recurrir a fórmulas económicamente menos gravosas a base de invitados locales.

Pero no sólo es hablar y entretener, sino informar. Y en el mundo del ciclismo siempre se ha recurrido en exceso al simple comentario sobre las imágenes, dejando de lado otras fuentes informativas. Tradicionalmente se ha desdeñado la información de radio-vuelta, ya que la propia producción de la prueba tenía sistemas de cronometraje propios. Pero ahora que estos escasean, no es mal momento de reconocer la excelente labor informativa interna que se realiza en el seno de casi todas las carreras españolas, y recurrir a estas vías para cubrir lagunas, bien sea facilitándosela por línea interna a los narradores, bien sea por un incremento de las sobreimpresiones en pantalla.

Por no hablar, claro está, de Twitter, de la revolución informativa de estos últimos años, de la que ya he escrito largo y tendido, y que es un elemento vital para tener una información desde distintos puntos de vista: organización, periodistas, protagonistas o espectadores. Y hoy en esas dos horas de Volta, se ha vuelto a demostrar.

miércoles, 14 de marzo de 2012

La autorización a los frenos de disco no tiene freno

Cuando estaba documentándome para mi anterior post sobre los frenos de disco en bicicletas de carretera, pedí información a mi colega y amigo Fernando Ferrari, por su doble condición de periodista y cicloturista de lujo. Y sus datos fueron tan interesantes, que me permití el lujo de pedirle que me escribiera ‘algo más’. Aquí tenéis su punto de vista, con todo mi agradecimiento.

La primera vez que oí la opción de aplicar de disco a las bicicletas de carretera fue hace dos años cuando–de vacaciones navideñas en Miami– quedé a rodar por Cayo Vizcaíno con mi amigo Eddie Miceli, amante del buen ciclismo –un nombre de pila ideal–, patrocinador de un equipo máster y de féminas, poseedor de una Trek, una Scott y un precioso Ferrari amarillo, que tuve el honor y el privilegio de conducir. Y uno de los temas fue ése. ¿Por qué las bicicletas de carretera no llevan frenos de disco? Reconozco que no tuve respuesta rápida, aunque sí –conociendo el caprichoso y maniático mundillo– le argumenté que posiblemente no se daba el paso por el tema del peso. Y ya se sabe que los gramos son artículos de lujo en una bicicleta.

Dos años después, y tras observar la evolución de las bicis de montaña –la primera que tuve no tenía ni suspensión– con amortiguaciones de todos los colores y los obligados frenos de disco y la doble autorización de la UCI, primero en el cyclo-cross y ahora en la ruta, era algo que tarde o temprano iba a llegar al mundo de la carretera. Y ahora parece que ya no tiene, nunca mejor dicho, freno. Las marcas necesitan vender e innovar y la bicicleta es un terreno y un espacio muy reservado y limitado. Todo parece inventado, pero hay que buscar alternativas a lo vigente y parece que la apuesta de los frenos es lo que va a marcar tendencia.

Indiscutiblemente, un freno de disco tiene más fiabilidad que el clásico de zapatas, sobre todo en descensos largos y en terrenos mojados, lloviendo o sobre carreteras polvorientas, tan en boga últimamente. Como experiencia personal, puedo aportar el descenso de Somport y Marie Blanque en la Quebrantahuesos 2010, lloviendo sin parar durante 130 de los 205 kilómetros y con temperaturas de 6º, lo que bajando daban sensación térmica de bajo cero. Mis ruedas de carbono con banda de frenado de aluminio y zapatas recién cambiadas, aguantaron lo justo, complementadas con mis manos bloqueadas por el frío. Recuerdos dos curvas en las que me vi fuera del recorrido. Mis dedos y las palancas no daban para más y la bicicleta no frenaba. Aún no sé como salí de aquélla. Y como yo muchos, por no decir los que llevaban llantas de carbono integrales. Si hubiera llevado los de disco, seguramente hubiera evitado todos estos problemas, la tensión vivida y esa peligrosa sensación de no poder controlar la bicicleta en un descenso de un puerto.

En estos albores de tal innovación surgen muchas dudas, lógicas por la ausencia de datos empíricos. El peso, el cambio de ruedas si pinchas, si mecánico o hidráulico, adaptación de los cuadros actuales, el cableado, la peligrosidad en caso de caídas por el filo del disco, el calentamiento de dichos discos... Pero es un elemento que con el paso del tiempo se irá imponiendo en las carreteras, también porque el mercado lo irá marcando y porque los equipos y figuras profesionales poco a poco también lo usarán, como tantas otras cosas antes. Y siempre son un escaparate ideal. Por no decir que en cuanto el primer integrante de una peña o club ciclista se lo compre –como pasará también con los cambios electrónicos– la cadena de cambios de frenos será imparable, como lo fue en su día las suspensiones en la BTT y el ejemplo de estos mismos frenos en el BTT.

Personalmente acabaré cambiando mis actuales frenos clásicos por unos de disco. Valoro más mi seguridad que unos cuantos gramos más en mi montura, perfectamente sustituibles por los que marca la báscula a base de kilómetros y una dieta como toca. Pero esperaré a ver cómo evoluciona, qué modelos aportarán las diferentes marcas, las valoraciones de los mecánicos y los profesionales y, sobre todo, y más ahora, el precio que supondrá el cambio.

martes, 13 de marzo de 2012

Frenos de disco para que el negocio no pare

Cada cierto tiempo –un par de años, aproximadamente- suele surgir algún tipo de rumor o noticia relacionada sobre el uso de los frenos de disco en las bicicletas de carretera que, recordemos, están prohibidos en la normativa UCI. Es decir, que no se admiten en competiciones ciclistas, pero pueden ser empleados libremente por cualquier cicloturista… si encuentra alguna marca que los comercialice o si se los fabrica de modo artesanal.

Este invierno no iba a ser menos y recientemente leía una información en la que se comentaba que algunos fabricantes querían que la UCI permitiera los frenos de disco en las bicicletas de carretera. Pero lejos de ser un rumor, esta noticia anuncia la comercialización de una bicicleta de alta gama, la Colnago C59, montada no sólo con frenos de disco, sino que además son hidráulicos. Además, existen otros proyectos preparados –aunque no publicitados- de SRAM y de la propia Shimano, a la espera de ver lo que sucede.

En esta ocasión lo más destacable es que son las propias firmas las que ‘lanzan’ la propuesta, algo que se puede entender perfectamente en la época de crisis en la que nos encontramos como una forma de crear una demanda que contribuya al incremento de las ventas, ya que normalmente los ‘carreteros’ nunca han estado por la labor de prescindir de los frenos tradicionales: de ahí que los fabricantes no se hayan lanzado hasta ahora a dar el paso que ahora parece quieren dar, y que necesita ese beneplácito de la UCI, lo mismo que sucedió no hace mucho con el ciclocross.

Hay notables estudios realizados, como éste de Ciclismo a Fondo o este otro de Arueda, en los que podemos ver las ventajas e inconvenientes de los frenos de disco. En general, nos dicen que superan a los convencionales en potencia, en rendimiento en mojado y en bajadas prolongadas, y en necesidad de menor fuerza para su uso, aparte de poderse usar en ruedas ‘dañadas’. Por el contrario, se señalan dos grandes desventajas: el mayor peso –algo que puede ser cierto en competición profesional, pero que deja de ser un argumento de peso, valga la redundancia, en el uso mayoritario como ocio o transporte-, y sobre todo la mayor dificultad de colocar bien una rueda cambiada. Pros y contras que se acentúan si se opta por modelos hidráulicos de frenado, más sofisticados, en vez de los mecánicos.

Pese a ello he querido sondear a varios ‘ruteros’ y ‘bikers’ que, en general, consideran positivo que se planteen innovaciones en un mundo tan anclado al pasado como el ciclismo en carretera. Sin embargo, no piensan que, hoy en día, ofrezcan las suficientes ventajas –destacando el aumento de la potencia de frenada- como para sustituir al freno tradicional, aunque no descartan que el sistema pueda mejorar en el futuro. Y, sobre todo, inciden en las desventajas como elemento disuasorio.

Pero no quiero incidir en este aspecto técnico de lo que entiendo menos, sino llamar la atención del ‘comercial’. Dicho de otra forma, como una iniciativa que no parece necesaria ni asumible por los profesionales, al menos a corto plazo, necesita de un cierto refrendo tanto por parte de la UCI como de los propios corredores y de los equipos –en los que los fabricantes tienen cada vez más importancia, dicho sea de paso- para que sea asumido y utilizado por los usuarios cotidianos, que son la gran mayoría y que son quienes se beneficiarán en definitiva del sistema… aparte de las propias empresas.

Y no me parece mal. Simplemente lo veo paradójico.

Fotos: www.colnago.com/es

lunes, 12 de marzo de 2012

Ciclismo y cerveza: una notable combinación (y II)

Cuando escribí la primera parte de este artículo relacionando ciclismo y cerveza, más de uno me comentó: ¡Y lo bien que sabe después de una salida! En efecto, es una práctica habitual, al menos en este país, que muchos cicloturistas terminen su salida en el bar o la terraza de turno trasegando una o varias cañas.

Pero hay más. Investigando sobre esta interrelación, supe de la existencia del Centro de Información Cerveza y Salud (CICS), una entidad de carácter científico que promueve la investigación sobre las propiedades nutricionales del consumo moderado de cerveza y su relación con la salud, en colaboración con diferentes universidades y centros de investigación.

El estudio que más nos interesa fue publicado en 2009, “Idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo de los deportistas”, desarrollado por Ascensión Marcos, del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y por el Manuel J. Castillo, del Departamento de Fisiología Médica perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.

La segunda parte de este estudio fue realizada en Granada hace menos de un año, con la lectura de la tesis “La cerveza como bebida rehidratante después del ejercicio. Efectividad y Seguridad para el Consumidor", y sobre todo con la demostración práctica realizada con la ayuda de 'Fishtown Beer Runners', un grupo creado en Philadelphia cuyo lema es “Correr y beber con responsabilidad en el interés de la salud”.



Por todo ello, debemos pensar que se está perdiendo una ocasión única. ¿A que esperamos? O mejor dicho, ¿a que esperan las cerveceras? Con más de un millón y medio de ciclistas habituales en este país –en el que hay más bicicletas que balones de fútbol, no se nos olvide-, ¡menudo mercado están perdiendo!

jueves, 8 de marzo de 2012

El Metro de Madrid, invadido por las bicicletas

¡Quién iba a decir que solamente unos años después de autorizar al transporte de bicis en el Metro de Madrid se iba a producir una invasión como la de los próximos 24 y 25 de marzo!

Y es que la estación de Metro de Chamartín –concretamente una de sus vías muertas- acogerá, por primera vez en la historia, la que se anuncia como una de las mayores competiciones internacionales de BMX, la Red Bull Metro Pipe. No obstante, debemos precisar que no se trata del BMX competitivo, olímpico, sino el también conocido como ‘freestyle’ –una denominación que es bastante más precisa- que, a diferencia del anterior, no está reconocido como disciplina ciclista por la UCI, pero resulta espectacular, sea cual sea de las variantes que nos ofrece. En esta ocasión, podríamos hablar de un mix entre ‘street’ y ‘park’, aunque cualquier clasificación palidece y resulta inapropiada ante la originalidad de este evento.

Más curioso aún es el sistema de competición: el sábado habrá una prueba de clasificación para todos aquellos ‘aficionados’ que lo deseen con el objetivo de determinar y adjudicar dos ‘wild cards’ para la final del domingo en la que se unirán a las diez parejas seleccionadas e invitadas por la organización, que disfrutarán en ese inusual escenario. Y esa es otro de los grandes alicientes de este Red Bull Metro Pipe, la competición por dúos.

Y entre ellos, el madrileño Sergio Layos –sin que se haya anunciado aún su ‘partner’-, uno de los mejores riders del mundo, el único español y que se ha mostrado entusiasmado: “Hace mucho tiempo que a nivel mundial no se hace algo potente. Creo que va a ser un bombazo”. De momento, aquí tenemos la promoción que ha realizado el piloto de la capital.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Cipollini: genio y figura… del pasado

Genio y figura. Son las tres primeras palabras de la información que aparece en el Diario Vasco sobre el “anunciado” regreso de Mario Cipollini. Palabras con las que coincido plenamente… si se refieren a su pasado, a esa mezcla de genialidades y payasadas bien toleradas –y excelentemente promocionadas, para bien de todos, admito- que le acompañaron en los años en los que fue uno de los mejores sprinters del mundo: quizás el mejor, pero sólo si tomamos en cuenta la calidad del trabajo del ‘treno’ con el que contaba.

Pero una de las formas en que la inteligencia se muestra es en la capacidad de adaptación, en saber cuál es el momento para cada cosa. Y en esto del ciclismo hay corredores que lo han demostrado plenamente, ‘colgando la bici’ en un momento en que todavía oían cantos de sirenas –y de euros- proponiéndoles una renovación que ni sus propias piernas ni mucho menos su cabeza anhelaban. Y otros cuantos que se han arrastrado algún año más de lo necesario por no saber escuchar a su propio cuerpo, a su propia mente.

Cipollini se retiró ya hace muchísimo tiempo, en un muy lejano 2005 –va a hacer ya siete años-, aunque tuvo una ‘rentrée’ tragicómica –más de lo segundo que de lo primero, afortunadamente- en el 2008 de apenas un par de meses con el Rock Racing, demostrando que su gran acierto fue no porfiar en el error. Pero incomprensiblemente acaba de anunciar que quiere volver.

Entiendo que esté entusiasmado con Andrea Guardini -¿quién no lo está ante la clase de este joven velocista?-, pero ¿hasta tal punto de querer volver dentro de apenas dos meses para el Giro de Italia, tras siete años de ostracismo y nueve kilos de más, por mucho que diga que tiene las piernas intactas? Pues que Farnesi le contrate como asesor, como entrenador, como coach, como psicólogo o como lo que quiera del joven talento italiano, como dicen que lo fue en Katusha, y sabiendo bien que ‘Cipo’ fue un gran sprinter, pero jamás ejerció ni quiso ejercer de lanzador. Además, sus palabras de querer correr el Giro deben ser para la galería… o para el 2013, ya que este año es materialmente imposible como ha recordado la UCI y reproduce As.

En fin, esperemos que todo esto no sea sino un arranque de emoción y de excentricidad, una serpiente de primavera y que sigamos recordando al ‘Rey León’ como genio y figura… del pasado.

viernes, 2 de marzo de 2012

Ciclismo y cerveza: una notable combinación (I)

El artículo 1.2.030 bis del Reglamento del Deporte Ciclista establece que “ninguna marca de tabaco, de licores, de artículos pornográficos, o de otros que pudieran perjudicar la imagen de la UCI o del ciclismo en general pueden ser asociadas directa o indirectamente con un licenciado, un equipo UCI o un evento ciclista nacional o internacional”, considerándose licor cualquier bebida con una graduación alcohólica igual o superior al 15%, según el máximo organismo ciclista mundial.

Con la introducción de esta norma, se ponía fin hace ya algunos años al patrocinio de marcas de bebidas de alta graduación, cortándose una tradición que en este deporte había tenido ejemplos muy positivos. Sin ir muy lejos, y sin querer extenderme, fue el caso de las Destilerías Dyc en Segovia, apoyo durante muchos años de la Vuelta a España y otras carreras como la Vuelta a Castilla y León, y habitual llegada de la etapa por la Sierra del Guadarrama.

La cerveza, afortunadamente, no está excluida de estos patrocinios, aunque por razones de marketing, ninguna de las grandes firmas nacionales ha apostado por el ciclismo, al menos al mismo nivel que otras esponsorizaciones futboleras, por ejemplo. Tampoco hay que remontarse a muchos años para recordar a Aguila en el Gran Premio de la ronda nacional.

En ese sentido, podríamos tomar ejemplo de Bélgica y de los Países Bajos, donde la convivencia entre ciclismo y cerveza es indisociable. Y no sólo porque exista una prueba llamada Amstel Gold Race patrocinada por esta cervecera desde hace más de cuarenta años, sino que los miles de aficionados que se congregan en una prueba de carretera o de ciclocross saborean –a veces más de la cuenta- las delicias de cualquiera de las cervezas de ese paraíso llamado Bélgica.

Claro que la interacción que demuestran las imágenes adjuntas es todavía más fuerte: un pedalo-bar de la capital holandesa y uno más individual, aunque venga de Oregon (Estados Unidos).

Incluso el cicloturismo también tiene sus opciones cerveceras, aunque sea en Bélgica, con una empresa, Beercycling, que combina estos dos placeres.

Vista la relación, en estos momentos de crisis financiera de las carreras y equipos ciclistas, no estaría mal recurrir a las compañías cerveceras como posibles esponsors –y que éstas comenzaran a ver al ciclista como público objetivo-, aunque esté más asociada la imagen del consumo de birras a la retransmisión televisiva de un partido de fútbol.

Sin embargo, hay un segundo factor todavía aún más decisivo de cara a determinar ese patrocinio, aunque de él hablaré otro día.