lunes, 30 de abril de 2012

El ciclismo según Tomás Misser

Que despierte interés allá por donde vaya es lógico, ya que estamos hablando de uno de los mejores ‘bikers’ españoles de todos los tiempos –solamente superado por José Antonio Hermida y Marga Fullana-. Pero que lo haga no por lo que fue, sino por lo que aún es capaz de hacer, como master 30, es digno de mérito: Y es que apenas cuatro meses he visto luchar a Tomás Misser por la victoria en el Campeonato de España de ciclocross, ser segundo en el Open de España de XCO de Vigo… justo tras haber ganado la competición de Enduro.
Por esta polivalencia, se me ocurrió preguntarle a ‘Tommy’, o ‘Tomi’, como vive el ciclismo, las distintas disciplinas en las que alguna vez ha competido. Y aunque la animada charla dio para mucho, su filosofía se resume en una frase: “Sigo corriendo para divertirme, pero me gusta ganar en cualquier cosa que hago. No me veo muchos años así, ya que tengo otras obligaciones, pero disfruto en cualquier disciplina… menos en el descenso. Allí tengo otras circunstancias, el hecho de que la gente salga a por todas y esta presión, llamémosla así, no me gusta”.
Eso sí, el mayor de los Misser reconoce que “el descenso me lo ha dado todo. Ha sido mi vida deportiva, y tengo un montón de recuerdos y experiencias”.

De la misma forma, reconoce que correr un enduro no es una prioridad. “Competiré en los que pueda y quiera, pero sin disputar una general. Es una disciplina muy interesante, para competir con los amigos, ya que los tramos de rally, de enlace, no te puedes relajar, pero sí ir más tranquilo. En cuanto a los descensos del enduro, no te puedes relajar, pero al ir solo tienes menos problemas que aquellos en que sales con otros competidores, como la Megavalanche, que puede ser más peligroso. En el enduro hay que estar bien preparado física y mentalmente”.

El cross country es otra de sus debilidades, “porque lo corría en mi época de cadete y junior, aunque luego te tienes que especializar. El año pasado me sorprendió lo bien que iba y comencé a correr más –estuvo en el ‘top ten’ del Nacional de Becerril. Incluso este año he optado por una prueba de resistencia como la Andalucía Bike Rice, en la que me lo pasé de fábula”, por lo que no descarta nuevos retos mayores. Por cierto, en Vigo –cuando tuve la suerte de hablar con él- terminó segundo, tras haber estado encabezando la prueba durante la primera mitad. “Como era la primera parte en descenso, arriesgué para coger ventaja y me salió bien, aunque luego me remontaron”.

‘Tommy’ brilló también en el dual slalom. “Pero el four cross nunca me ha gustado, lo mismo que el BMX. Depende demasiado del contacto físico y no me siento cómodo”. Tampoco nunca le ha tentado el ‘free style’, disciplina en la que no ve muchas similitudes.

En cambio, el ciclocross fue su último y feliz descubrimiento. “Corrí varias pruebas en Cataluña y decidí ir al Nacional”, donde estuvo luchando por la victoria hasta la última vuelta. “Es una disciplina que no la considero más dura que otras, pero sí muy intensa”. Llama la atención el hecho de que Misser alabara un Campeonato tan criticado. “A mi me fue bien y quizá en un circuito más técnico no habría podido estar ahí. Además, se vio emoción en todas las carreras hasta el final”.

Nuestro análisis de las disciplinas ciclistas termina con la carretera -“salgo en alguna marcha cicloturista, pero nunca he competido”-, y sobre todo en la pista, donde nos llevamos una sorpresa más: “Antes de Pekín me propusieron probar en un velódromo, pero el tema no llegó a cuajar”.

'Tomi' Misser, grande.

sábado, 28 de abril de 2012

Ceremonia protocolaria: un momento mágico que puede llegar a ser desastroso

A pesar de que la ceremonia protocolaria después de una carrera ciclista –o de cualquier evento deportivo en general- debería se uno de los momentos más mimados de una competición, he visto verdaderas chapuzas en ese momento clave en el que se junta el reconocimiento de los méritos deportivos de los mejores, con el ‘momento de gloria’ de aquellos que posibilitan la prueba –sean patrocinadores, sean políticos- y que quieren aparecer en la foto de rigor.

El fallo más habitual es la demora del comienzo de este acto por miles de razones de lo más peregrinas. Es frecuente la ausencia de los deportistas premiados, a los que no se les ha avisado y se han ido tranquilamente a cambiar o incluso a pasar el control. Pero también la espera puede ser porque hay que confirmar los resultados definitivos completos, cuando solo importan los primeros, los que van a acudir al podio-, o porque se debe preparar todo el material de la premiación (trofeos, maillots, medallas, ramos de flores…) que debería estar dispuesto con antelación. La consecuencia normal de ello es que buena parte de los espectadores se hayan ido o estén deseando irse.

El segundo error que produce hastío es la entrega excesiva de trofeos, que debe reducirse a lo estrictamente necesario. Es harto frecuente que haya demasiadas categorías, demasiados premiados por categoría, demasiadas clasificaciones distintras o demasiados premios por participante. Si a eso le unimos que no hay un orden claro en las entregas –categorías, premiados y tipo de premios-, en las personas que participan en dicha ceremonia protocolaria y sobre todo en la alternancia entre los momentos en que se conceden los premios y en los que es necesaria una pausa para grabar o fotografiar, el desastre puede ser total. Y las ganas de irse, mayúsculas.

Pero el tercer y más grave problema es la desidia en la celebración del protocolo, que debe estar lo más estandarizado posible, aunque solo ocurre en determinadas competiciones profesionalizadas, que cuentan con un responsable de estas ceremonias -en este sentido mi compañero Norbey Andrade es el mejor ejemplo-, lo mismo que hay o debería haber especialistas en otras facetas de la competición. Corredores que salen de no se sabe donde, que suben con hijos, hermanos o incluso amigos al podio, por no hablar de los objetos más peregrinos, que no se preocupan de centrarse en lo que es el acto y a los que resulta imposible tomar una foto en condiciones; personalidades que pretenden que cada uno de sus movimientos sea inmortalizado en imágenes o que se ponen a hablar con otros participantes despreocupándose del ceremonial, o que incluso ‘arrojan’ el premio correspondiente evidenciando su hastío por participar en un podio en el que no deseabas estar. Por no hablar de las azafatas ‘amateurs’, muchas veces inexistentes, en ocasiones con vestidos absolutamente dispares y totalmente perdidas en el escenario del caos, o de maillots de tallas equivocadas... de los que incluso pende la etiqueta.

En fin, habría material para escribir un libro sobre este asunto, aunque lo único que pretendo es llamar la atención sobre un momento importante pero que se descuida enormemente. Como la comunicación, pero ese es otro tema sobre el que he insistido tanto sin éxito que ya me aburro.

sábado, 21 de abril de 2012

Las ‘fixies’ también entran en competición en Madrid

Pocas posiciones tan encontradas hay el mundo del ciclismo urbano como la que se refiere a las ‘fixies’, es decir, a las bicicletas de piñón fijo que comenzaron a aparecer hace algunos años en muchas ciudades estadounidenses y que se han extendido hacia la vieja Europa, aunque el fenómeno parece haber remitido.
Los partidarios las defienden por su sencillez y ligereza, pero sobre todo porque su imagen es distinta, divertida, según comentan; los detractores las atacan no sólo por lo que tienen de moda, sino sobre todo por su peligrosidad. Y es que las ‘fixies’ tampoco suelen llevar frenos, aunque éste no es un requisito obligatorio. Quizá por ello no se entienda fácilmente que una de sus mecas sea la ondulada San Francisco.

Este publireportaje aparecido hace ya tiempo en Biciciclismo nos define perfectamente las características de este tipo de bicis, lo mismo que el vídeo adjunto, aunque no es de ello de lo que quiero escribir. Por sus características intrínsecas, cualquier ciclista es, en potencia, un competidor. Y las ‘fixies’ no iban a ser menos, aunque estén fuera del ‘amparo’ de la UCI, ya que obliga que las bicicletas que participen en competiciones de carretera no pueden utilizar el piñón fijo y deben tener frenos que actúen sobre las dos ruedas.


De esta forma, nacía a finales del año pasado el primer Open Madrid de bicis de piñón fijo. La primera prueba tuvo lugar en noviembre y fue una contrarreloj; de la tercera y última, aún no se sabe nada. Pero la segunda se disputará este domingo, 22 de abril, en Boadilla del Monte, bajo la fórmula de criterium en un circuito de 1.300 metros, con un sistema de competición que podéis conocer aquí… y con un cuadro y horquilla Bianchi –una marca que también ha apostado por estas máquinas- como premio.

Una experiencia por lo menos curiosa, habida cuenta de que, a pesar de ser conocidas por su uso urbano se trata de máquinas similares a las que se utilizan en los velódromos.

jueves, 19 de abril de 2012

Cien días faltan hoy para el debut ciclista en los Juegos Olímpicos

Ayer fue una de esas fechas redondas que suelen utilizarse en los medios informativos para ‘cuadrar’ un reportaje, ya que faltaban exactamente 100 días para el comienzo de los Juegos Olímpicos de Londres. Pero este blog ha querido retrasarse a la jornada de hoy, justo cuando queda esa misma cantidad de días, pero para que nuestros ciclistas se pongan en acción en las disciplinas en que van a estar presentes: carretera, pista, mountain bike y –aún por decidir- BMX, según el siguiente programa.

Ya sabéis que pienso que los JJ.OO necesitarían una renovación en algunos aspectos, por lo que de saturación tienen, porque separan inmerecida y desproporcionadamente unos deportes o modalidades de otras por esa etiqueta olímpica y porque incluso algunas disciplinas cambian sustancialmente su forma de competición. Ello no es óbice para reconocer la grandiosidad del espectáculo deportivo y mediático y la culminación que supone en muchos deportes obtener esa gloria olímpica. Sin olvidarnos de todo lo que significa para la ciudad que los acoge, aunque en Londres haya voces disidentes.

La prueba de ciclismo en carretera puede tenerse como un objetivo menor para este deporte en relación con otras competiciones, como el propio Tour de Francia. Sin embargo, su consideración ha subido de forma increíble desde que se abrieron los Juegos a los profesionales en Atlanta, hace ya dieciséis años. Y no creo que no haya ni un solo ciclista mundial que renuncie a estar en Londres por otra carrera. Es más, algunos han renunciado al propio Tour a causa de la cita olímpica. En España más de una decena de corredores han manifestado de forma más o menos directa sus esperanzas de ser olímpicos este verano… sabiendo que sólo lo serán cinco, con la importante salvedad de que dos de ellos tendrán que afrontar posteriormente la crono y que este reducido número de corredores obliga a una estrategia distinta en carrera, con corredores capaces de estar en todo momento atentos. Valverde, Freire y Samuel parecen fijos, pero es solo una suposición personal. Y sobre los otros dos, ¡hagan apuestas, señores! Eso sí, aunque lucharán hasta el final, parece altamente improbable que al final haya españolas en las carreteras londinenses, que presentan un recorrido más selectivo de lo que se ha comentado.

Tras la ruta, será el turno de la pista, en un programa bastante cómodo de diez pruebas en seis días –en vez de las cinco jornadas de un Mundial que tiene diecinueve disciplinas- y en el que España, a  falta de confirmación por parte de la UCI que llegará en estos días, estará presente en cinco de ellas, lo que debe suponer unos siete u ocho ‘pistards’ olímpicos. Eso sí, en este caso, la gloria olímpica es el máximo honor para un ciclista, o si no que se le pregunten a un Joan Llaneras, que solamente salía del anonimato para el gran público tras sus sobresalientes actuaciones en Atenas o Pekín.

El BMX –por segunda vez en unos Juegos, por lo que todavía no está plenamente asentado- también amplia su programa a tres días (clasificatorias el primero, ‘motos’ el segundo, y semifinales y finales, el último), aunque aún está por ver si tendremos un español. Pese a las ganas que le está echando Pablo Galán –que debería ser ese representante en caso de lograrse la plaza-, la clasificación se decidirá a un cara o cruz en el Mundial de Birmingham, a finales de mayo.

Y cerramos con el BTT –que debutó en 1996 en el programa olímpico-, que no tendrá presencia femenina, pero sí la máxima masculina: tres ‘bikers’ españoles entre los cincuenta participantes. En este caso, el problema –¡bendito problema!- es por exceso y no por defecto, ya que hay seis candidatos para esas tres plazas: José Antonio Hermida –que lógicamente parte con ventaja por su palmarés-, Iván Alvarez, Carlos Coloma, Iñaki Lejarreta –los tres ya fueron olímpicos-, Rubén Ruzafa y Sergio Mantecón. Todos ellos han estado estos días tomando contacto con el recorrido londinense, lo que habrá servido para que Cristóbal Sánchez vaya desvelando dudas, aunque también tiene hasta comienzos de junio para resolverlas.

En total podría haber entre 15 y 17 ciclistas españoles en Londres, dispuestos a que nuestro deporte siga siendo el más laureado de todos los que componen la expedición olímpica española, como sucedió en Atenas’04 (cinco medallas, 26,3% del total) o en Pekín’08 (cuatro, 22,22%). Pero para eso faltan algo más de cien días.

martes, 17 de abril de 2012

Bicicletas en el cine, por Bicicletario

Gracias a Bicicletario, “bicicletas, bicicletas y más bicicletas”, descubro este interesante y emotivo vídeo sobre bicicletas en el cine. Que lo disfrutéis.

viernes, 13 de abril de 2012

Reconversión ciclista (I): Jesús Guzmán, la voz motorizada de Radio Vuelta

El pasado mes de enero la UCI anunciaba que asumía la organización del Tour del Porvenir con el objetivo de que fuera un soporte de formación de distintas tareas en ciclismo, especialmente como salida profesional para ex corredores. Y aunque este mundillo está lleno de antiguos ciclistas que ejercen como directores deportivos, auxiliares, seleccionadores o conductores en competiciones, hay otros que han encontrado acomodo a través de otras funciones. A ellos vamos a dedicarle esta serie, que iniciamos con Jesús Guzmán, la voz en moto de Radio Vuelta más importante del pelotón nacional.

Notable ciclista amateur antes de ser un más que digno profesional entre 1980 y 1987 –ganador de una etapa en Valencia, del Circuito de Getxo y dos veces del Memorial Galera-, pasó a segundo director del Artiach de Paco Giner hasta 1996. Pero entre estas dos etapas “estuve echando una mano como moto de información en carrera en Valencia y Murcia, y como había dejado el pelotón hace poco y les conocía a todos, me refería a los ciclistas por su nombre en vez de por su número”.

Quizás esta experiencia le valió para ir directamente a la Vuelta a España en 1997. Y desde entonces ha estado presente en casi todas las carreras del calendario nacional, salvo Volta a Catalunya, País Vasco y Ruta del Sol. Y alguna otra de categorías inferiores, entre las que destaca los Campeonatos de España. “Me gustaría vivir el ambiente del Tour de Francia como moto. En el Giro he estado, pero en coche, y por eso me llama menos la atención”.

En todo ese tiempo, “he visto de todo, pero me quedo con la victoria de Valverde en la etapa de Soria en la Vuelta a España (2004). Jamás he visto una arrancada igual”, señalando también otros momentos que le han marcado como “el espectacular descenso de David Etxebarria en el Tourmalet o una bajada de las Estacas de Trueba, con niebla y agua, en la que no veías nada y que ha sido el peor momento que he vivido en la moto”. Igualmente quiere destacar que “los campeones son como todos los demás, lo pasan mal, sufren lo mismo y se les salen los mocos igual”, describiéndolo de una forma bastante gráfica. Nos dice, de forma tácita que algún ciclista le ha pedido “algún favorcillo en carrera, pero puedo decir que jamás he ayudado a nadie, porque entonces tendría que ayudar a todos. Alguno incluso se ha enfadado conmigo, pero en general hay bastante camaradería”. Eso sí, reconoce que a veces siente pena “cuando atrapan a corredores que piensas que van a llegar, muy cerca de la meta”.

Para Guzmán, el cambio más importante en estos años –“aunque el ciclismo ha cambiado mucho y los corredores, también, y en algunas cosas para mal”- ha sido la desaparición de los pinganillos, “porque los ciclistas no se enteran muchas veces de cómo va la carrera. Te preguntan no sólo por diferencias, sino incluso si hay corredores por delante. Aparte del peligro que supone no saber lo que pueden encontrar en carrera. Para mí, es el mayor atraso del ciclismo en años”. Igualmente se queja, medio en broma, medio en serio, de que “ahora que por fin estoy empezando a entender francés, el inglés pasa a ser el lenguaje que más se habla en ciclismo”.

Y aunque es el único ex ciclista que realiza esta labor de una forma continuada, sí hay muchos que se enganchan a la moto cuando se retiran. “Lo que sientes con la velocidad de la moto es muy similar a la bicicleta. Es una forma de liberar la adrenalina. Quizá por eso seamos tantos”. En este tiempo ha tenido cinco motos, y reconoce que las mejores para esta labor son las BMW, en concreto la 1.100 LT y la 1.200 RS.

A punto de cumplir 55 años, Guzmán no quiere saber nada de la retirada “mientras que controle la moto. Eso sí, el día en que note que la moto me controle a mí, me iré a casa”. Y aparte de ese sueño de ir algún día al Tour –aunque sea de secundario- otro objetivo aunque éste sea  irrealizable. “Me gustaría haber visto un sprint en cuesta, de unos 500 metros, luchando a dos llegadores de mi época como Juan Fernández y Laguía, con los dos mejores especialistas actuales, Valverde y Gilbert. Habría sido espectacular”.

lunes, 9 de abril de 2012

Desde Melbourne ya se comienza a divisar el skyline de Londres

Aunque un total de ocho países se han llevado uno o varios ‘arco iris’ de Melbourne sin pasar por los puestos de merchandising del velódromo, el Mundial de pista finalizado ayer ha demostrado la igualdad existente entre británicos y australianos –seis títulos cada uno- y ha supuesto un golpe de timón de los europeos tras el claro dominio de los ‘aussies’ el año pasado en Appeldorn. Sinceramente creía que los locales iban a asustar de cara a los Juegos Olímpicos, aunque fuera solo una treta psicológica. Y ha sido, al revés, ya que los británicos son quienes han salido más reforzados en todos los sentidos.

Y es que si analizamos solo las diez competiciones que habrá en agosto en Londres, el balance es muy claro para los británicos, con cinco títulos, frente a los tres australianos y los dos restantes, para franceses y alemanes. Todo ello con la salvedad de que la velocidad por equipos masculina estuvo marcada por la descalificación de dos potentes selecciones como Alemania –campeona saliente- y Gran Bretaña –aunque no termina de rematar su trío- y con Australia ganando por una sola décima a los galos que, para mi, son más fuertes en nueve de cada diez enfrentamientos.

Centrándonos el análisis en esas nueve pruebas olímpicas restantes, vemos que el golpe psicológico más fuerte de Gran Bretaña fue el dado en la persecución por equipos, donde no sólo ganaron, sino que batieron el record del mundo (3-53-295), en una guerra que ya lleva muchísimas batallas. Y eso que alinearon cinco corredores distintos: Ed Clancy, Andrew Tennant, Peter Kennaugh, Gerraint Thomas y Steven Burke, con Ben Swift, otro posible integrante, relegado a las pruebas no olímpicas, pero en la recámara, donde incluso podría estar Bradley Wiggins en Londres, aunque sólo “por si las moscas”. Su equipo me ha impresionado, con dos corredores incluso capaces de marcar 1-01 en el kilómetro, en una nueva forma de entender esta disciplina. Sinceramente yo creía más en que la suma de talentos individuales australianos –Michael Hepburn, Jack Bobridge y Rohan Dennis, los tres más rápidos en la clasificatoria de la persecución- iba a pesar más en un equipo que completó Glenn O’Shea en detrimento del prometedor joven Alex Edmondson y del ya rutero autodescartado Luke Durbridge. Y en féminas, nada que objetar al poderío del trío femenino, también con posibilidad de elección y con record del mundo.

Otra plusmarca mundial que cayó en el Hisense Arena fue el de la velocidad por equipos femenina. Pero no con Australia –con una plata que las sentó peor que una copa de cazalla-, ni con Gran Bretaña –que se quedó fuera del podio, preocupada- sino del sorprendente dúo alemán, con el que habrá que contar muy en serio para Londres. Victoria Pendelton, por lo menos, se llevó la prueba reina, mientras que Anna Meares se desquitó con el keirin y con los no olímpicos 500 metros. En todo caso, en estas disciplinas ‘cortas’ está todo muy abierto.

Baugé y Hoy, intocables

En hombres, en cambio, me sorprendería todo lo que no fuera el oro olímpico de velocidad para Gregory Baugé, que se tomó la justa revancha por la descalificación mundialista por aquel asunto de las ‘notificaciones’ ante el único que aún le tose de vez en cuando, Jason Kenny. Sir Chris Hoy, me temo, no está para hacerlos frente aunque es capaz de genialidades –fuerza, cabeza y coj…- como la que mostró para ganar el keirin, en el mejor momento sin duda de todo el Mundial. Shane Perkins, con todo mi respecto y pese a que ganara en Appeldoorn, está un paso por debajo en estas dos pruebas.


Y terminamos con el omnium, prueba en la que me ha sorprendido la chistera que tienen los australianos que tuvieron las narices para descartar al vigente campeón mundial, Michael Freiberg, para sustituirle por otro que mostró una mayor solidez, el citado O’Shea. Clancy, que curiosamente fue el mejor en las pruebas cortas, que no son las suyas, no despejó las dudas británicas, al no subir al podio. Pero que ninguno de ellos se confíe, ya que en Australia faltó el mejor de la temporada, el colombiano Juan Esteban Arango.

En cambio la menuda Laura Trott sí parece una garantía para las huestes británicas pese a que su máxima rival fuese –no podía ser otra-, una australiana, Annette Edmondson, y que haya una jauría de candidatas que se han quedado muy hambrientas tras Melbourne, comenzando por Sarah Hammer y finalizando por Leire Olaberría.

Falta algo menos de cuatro meses para la cita, pero desde Melbourne ya se puede divisar el skyline londinense.

miércoles, 4 de abril de 2012

Las reclinadas, las bicicletas proscritas por la UCI, se citan en Valencia

Hace unos días leía que Valencia acogerá esta Semana Santa –entre el sábado 7 y el lunes 9- la II Concentración de Ciclistas Reclinados de España. En principio me pareció una noticia interesante para profundizar en ella, creyendo que este tipo de aparatos -recumbent bicycle, en inglés o veló-couché, en francés- eran una moda de los últimos años, aunque plenamente justificada y amparada en su posición más cómoda de pedaleo.

Mi sorpresa fue encontrar que estos artefactos nacieron, al igual que las bicicletas convencionales, a finales del siglo XIX y fueron tan populares como ellas a comienzos del XX, aunque su progresión deportiva fue cortada de raíz por una decisión de la UCI en febrero de 1934, al definir las medidas de las bicicletas amparándose en las convencionales. Esta historia nos permite conocer los detalles de aquella decisión.

Las ‘reclinadas’ evolucionaron hacia prototipos carenados, para luego decaer en su uso, aunque han sido recuperadas en los últimos años, eso sí, desprovistas del matiz deportivo, ya que las competiciones no terminan, incomprensiblemente, de cuajar.

Junto a los modelos clásicos, se han popularizado los llamados trikes, o triciclos, cuya doble rueda puede hallarse tanto delante como detrás, y con las que se ha ganado en estabilidad. Los detractores de las ‘recumbentes’ –castellanización bastante común en Hispanoamérica a partir de la denominación inglesa- argumentan que, al ser más bajas, son más peligrosas, especialmente en su uso urbano; los defensores contraatacan diciendo que, efectivamente, se deben extremar las medidas de seguridad, especialmente las de visibilidad –muchas de ellas llevan banderines rojos elevados- pero que tienen un mejor comportamiento en la transmisión de la fuerza a la pedalada, en la frenada o en las curvas. Obviamente manejar una reclinada no tiene que ver nada con una convencional ya que la utilización muscular es radicalmente distinta y exige un reentrenamiento. Por otro lado, el precio es otro factor disuasivo, aunque supongo que será por su menor producción. Aquí tenéis más información al respecto.

Como decía, las competiciones entre ciclistas reclinados no terminan de arrancar, aunque sí hay una importante tradición de records con estas bicicletas, principalmente en velódromos, aunque fuera de la reglamentación UCI, claro está. En la página de la IHPVA –la Asociación Internacional de Vehículos de Propulsión Humana- podemos encontrar bastante información al respecto.



De momento, para aquellos que puedan o quieran interesarse más por estas ‘otras’ bicicletas, la cita obligada es Valencia.

lunes, 2 de abril de 2012

¿Apoyan los partidos políticos al ciclismo? Al menos el PRD sí lo hizo

A más de uno escuché decir, antes de las elecciones de noviembre que “lo bueno si gana Rajoy es que, como le gusta el ciclismo, nos echará una mano”. Es cierto que el hoy presidente del Gobierno es no sólo un gran aficionado, sino un entendido –lo demostró en su aparición como comentarista de la Vuelta a España-, pero en la situación actual lo más que veremos serán ‘detalles’. Y ojalá me equivoque. 

Y es que ningún político como tal ha dado apoyo al ciclismo, salvo esas buenas palabras a las que nos tienen cada vez más acostumbrados… y hartos. Como gobernantes es distinto ya que algunos por pura afición personal y otros por la realidad innegable que supone comprender las ventajas del patrocinio en este deporte han apoyado proyectos de distinta naturaleza, tanto en equipos como en competiciones. 

Pero como formaciones políticas solo recuerdo un curioso caso sobre el que quiero escribir este post. Corría el año 1986, poco antes de unas elecciones generales ante las que el PSOE se presentaba como máximo favorito ante la ausencia de una oposición con garantías tanto en el centro –la UCD ya era historia y el CSD no cuajaba- como en la derecha, donde la entonces Coalición Popular aún tenía mucho que cambiar. 

De ahí que Miquel Roca i Junyent, el histórico líder de CiU en Madrid, hubiera articulado un proyecto político ‘distinto’ que se presentaba como una coalición entre distintas formaciones nacionalistas asentadas en sus territorios, como era el caso de Convergencia en Cataluña o de Colaición Galega, junto con otros partidos que se integraron en lo que se llamó Partido Reformista Democrático, con Antonio Garrigues como presidente y cabeza de lista en Madrid, y un tal Florentino Pérez como secretario, aunque el candidato era el propio político catalán. 

Más que como PRD, a esta iniciativa se la conoció como ‘Operación Roca’, pero fue un fracaso total ya que el 22 de junio cosecharon menos del 1% de los votos, aunque en Cataluña CiU creció considerablemente. Fue el final irremediable de esta opción política. 

Pero entre los actos de su campaña electoral, nada más original que patrocinar una carrera ciclista para aficionados en un pueblo con enorme tradición ciclista como Galapagar, con una notable participación y victoria de un tal Bernardo Mazón, entonces en las filas del potente conjunto amateur CLAS y que poco después llegaría a profesional. Fue el inicio de una buena amistad que llega hasta hoy y a la que me referiré otro día.