sábado, 31 de agosto de 2013

Rubén Fernández Andujar, no lo olvidéis

Durante los últimos días, he oído y he leído muchas barbaridades sobre el nombre de nuestro flamante ganador del Tour del Porvenir. Que si Andujar Fernández, que si Rubén Andujar…

Todo ello por esa ‘ignorancia’ que existe en la mayoría de países europeos sobre lo que significa el sistema de los dos apellidos españoles, costumbre que hemos transmitido a Hispanoamérica. Y ojo, que con los portugueses aún es más complicado, ya que el primero es el de la madre y el segundo el paterno, pero es éste es que se transmite a la descendencia. Por cierto, una costumbre que estuvo arraigada algunos siglos atrás también en Canarias.

En líneas generales, la mayor parte de los países europeos utilizan un solo apellido, que suele ser el del padre, pero no obligatoriamente, y que también ‘hereda’ la cónyuge en numerosos casos. Sin embargo, en los últimos años se está posibilitando legalmente la posibilidad de elección e incluso que se combinen ambos creando uno compuesto. Si os interesan estos usos, este artículo de El Mundo lo explica perfectamente.

Y es que, en líneas generales, el doble apellido es un elemento que contribuye a identificar mejor a una persona que uno simple, sobre todo si es uno común. Y en el caso del ciclismo, numerosos corredores españoles han recurrido siempre al doble apellido –Pérez Francés, Fernández Ovies, González Linares, López Carril, Martín Piñera, Rodríguez Magro…- sobre todo cuando su nombre era bastante simple, aunque siempre ha habido excepciones como los Juan Fernández, Antonio González o Jesús Rodríguez. Y siempre mejor esto que recurrir a un nombre intermedio como los norteamericanos para distinguir, por ejemplo, a George Walter Bush de George Herbert Bush.

Una vez que el doble apellido es conocido, no hay ningún problema. Pero mientras ello sucede no está nada mal unir ambos con un guión para que este claro el orden, algo que suelo hacer cuando tramito cualquier tipo de documento relativo a mi al extranjero, Luis Román-Mendoza, y al mismo tiempo honrar a mis dos progenitores.

De esta forma, no hubiera sucedido el lío que se formó en la sala de prensa de Verona, en el Mundial de 1999, cuando mis colegas  me pedían datos sobre Gomes –eso de la z final tampoco se entiende mucho allende nuestras fronteras- creyendo que Oscar Freire era un nombre compuesto.

Unos años después nadie confundía ya sus apellidos. Y estoy seguro de que a partir de hoy, sucederá lo mismo con Rubén Fernández Andujar. O simplemente Rubén Fernández, un nombre de guerra que ya no pasará desapercibido en próximas (y espero que numerosas) batallas. 

lunes, 26 de agosto de 2013

Cuando las lágrimas por el sol perdido no nos dejan ver las estrellas del ciclismo master

@MasterProTour -porque cada master llevamos dentro un profesional- es una de esas cuentas de Twitter que merece la pena seguir por la ironía que desprende para describir lo que es el ciclismo master en todos sus aspectos, desde la preparación hasta la elección de material, en esa combinación de exceso y exageración típico y tópico de los veteranos.

Sin embargo, el ciclismo master es, en estos momentos uno de los motores más importantes –si no el que más- de nuestro deporte. A muchos les parecerá triste que haya más practicantes en estas categorías que en la base –y más cuando hay ciertos episodios bastante más oscuros, y presuntamente habituales, en estas categorías que las meras chanzas que encontramos en la cuenta de Twitter-, pero como escribió Rabidranath Tagore, “si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas”.

Y es que el ciclismo master es una verdadera oportunidad para todos los sectores de nuestro deporte, desde los comerciales –las ventas de material son cuantitativa y cualitativamente las más importantes-, hasta los turísticos –por el poder adquisitivo de los corredores de estas categorías, que en numerosas ocasiones viajan acompañados de varios familiares- pasando por los organizativos –no les importa pagar por competir- hacen que sean un verdadero ‘chollo’, que hay que aprovechar para que sean ese verdadero tirón del ciclismo que tanto necesitamos, lo mismo que el ciclismo de ocio –el verdadero cicloturismo- o el uso de la bicicleta como medio de transporte, que también pueden ser ‘canteras’ para este deporte.

No hay que llorar, pues, hay que ver esas estrellas, pero no sólo en ellas mismas, sino sobre todo en forma de elementos correctores a la hora de que lo mucho que se mueve en esas categorías revierta en la promoción, que falta nos hace. Y es que la redistribución es la base de una sociedad, aunque ahora esté de moda el sálvese quien pueda de los neocon.

Y mientras tanto, no estaría de más que algunos de los que sólo saben llorar por ese sol perdido, se hubieran dado una vuelta por Campeonatos como el de este fin de semana en Murcia (*) para ver esas posibilidades de futuro que nos ofrece el pasado, e incluso para vivir carreras como las protagonizadas por José David Gómez o Antonio Martín ‘Pispajo’ que no desmerecieron en nada como estrellas a los juniors en este mismo evento, aunque esta combinación de categorías puede producir ‘peligrosas’ anécdotas como cuando la presencia de un Indurain bastante más fino que en los últimos años se entendió como rival y no como padre.

(*) Un ejemplo de esfuerzo y cariño a la hora de organizarlo por parte de la FCRM y que quiero reseñar y agradecer una vez más.

viernes, 23 de agosto de 2013

Red Hook Barcelona: ciclismo desde otra perspectiva para mañana sábado

Aunque la mayor parte de los aficionados ciclistas tendrán la vista puesta mañana sábado en lo que sucede en tierras gallegas en el inicio de la Vuelta, y una pequeña parte estará pendiente de los Campeonatos de España juniors y masters en Murcia, hay un tercer escenario ciclista que no por minoritario deja de ser atractivo: el Red Hook Criterium de Barcelona, por primera vez en nuestro país.

Como escribía hace unos meses, se trata de unas series mundiales con vocación internacional pero sin perder su carácter amateur. Tras las dos habituales citas neoyorquinas, este sábado llega a Barcelona, para terminar en octubre con otra clásica, la prueba de Milán, que hace tres años se anotó el vasco Jon Ander Ortuondo, uno de los mejores especialistas nacionales. “Es cierto que me preparé a conciencia entonces, pero también la competencia era menor”. Los protagonistas, dos centenares de ciclistas urbanos procedentes de países como Estados Unidos, México, Nueva Zelanda Rusia, Italia, Francia, Gran Bretaña, Chequia y naturalmente España, que afrontarán un circuito de 1,25 kilómetros por vuelta en el Parc del Fórum barcelonés con sus bicicletas de piñón fijo, más similares a las de pista que a las ‘fixies’ urbanas.

Ortundo, que se define como “un ciclista aficionado que monta en BTT, aunque también he hecho bastante pista cuando estaba en Italia”, describe este ciclismo como “totalmente amateur, y que no quiere profesionalizarse para no caer en los defectos de otras disciplinas, aunque la gente tenga sus patrocinadores. Pero sobre todo se viaja para buscar la experiencia, la convivencia. Gente de Estados Unidos que viene una semana para conocer Barcelona, por ejemplo, y que aprovecha para competir”.

La prueba constará de tres series clasificatorias, desde las cinco y media, “una especie de entrenamientos cronometrados como los de las motos o la Fórmula 1, que determinan los setenta corredores que afrontarán la final –a partir de las nueve-, en una carrera de 40 minutos”, en concreto 24 vueltas para totalizar 30 kilómetros. Ortuondo considera que estas dos disciplinas motorizadas son más parecidas al Red Hook que cualquier otra modalidad ciclista. “Se trata de una competición en la que tienes que coger la posición, sobre todo en la parte final, por lo que es muy importante apurar las frenadas, coger la trazada, arriesgar…”.

Los protagonistas de esta cita de Barcelona serán principalmente los norteamericanos como Neil Bezdek –líder de la general del Red Hook-, Kyle Murphy, Marc Marino o Evan Murphy, aunque Ortuondo señala también al italiano Francesco Martucci. En cuanto a sus opciones, “tengo ganas de hacerlo bien, pero de los españoles el que mejor puede ir es Enol Costales, un chaval que corre en aficionados y que seguro que llegará lejos”. Y es que, aunque sea un ciclismo diferente, “buena parte de los pilotos punteros corren en equipos de carretera, incluso en alguno continental americano”. Y los vínculos con la pista también son importantes “porque el entrenamiento en velódromo es fundamental. Incluso hemos tenido algún pistard destacado en alguna carrera, como el campeón americano de omnium”.



Ya lo sabéis: si queréis combatir el calor veraniego, con un espectáculo refrescante a base de un ciclismo distinto, el Red Hook Barcelona es vuestra cita este sábado.

martes, 20 de agosto de 2013

Euskaltel-Euskadi: entre todas lo mataron, pero él solo se murió


Hace un año y poco menos de un mes, escribí un post, con el título “Euskaltel: Que todo cambie para que todo siga como está”, en el que se transmitía el nacimiento de una nueva etapa para el equipo vasco, “adaptando la estructura a las exigencias actuales del ciclismo de élite”, en un proyecto que rezumaba ilusión y compromiso…

…y que apenas ha durado una temporada.

Como contaba entonces, creo que ese paso adelante era lo único que podía hacer el equipo vasco para garantizar su supervivencia, aunque el tiempo ha demostrado que las consecuencias han sido justamente las contrarias. Y hoy, 20 de agosto de 2013, han dicho adiós.

¿Por qué?

1. Euskaltel, como empresa, se ha sentido engañada, ya que ha tenido que aportar mucho –pero que mucho- más de lo que pensaba. Y claro, así no quieren seguir. Nadie puede echarles en cara esto… aunque sí algunas otras actitudes para con respecto al equipo que ya no vienen al caso comentar.

2. Las instituciones vascas han aprovechado la coyuntura económica para no significarse con nadie tras la separación Fundación-Euskaltel. Y eso ha sido el principio de fin para el equipo proTour… pero también para el continental, que tiene los días contados según ya han avisado. Evidentemente las instituciones tienen otras prioridades, y más en estos tiempos de crisis. Pero si realmente hay un compromiso, éste se debe respetar.

3. La entrada de un segundo patrocinador podría garantizar la continuidad… pero nadie, absolutamente nadie, se ha interesado, al menos a día de hoy. Ni empresas vascas movidas, quizás, por el romanticismo y por la tradición, ni ninguna de todo el mundo entero, amparadas en la rentabilidad publicitaria –cierta pero mal vendida- de este deporte.

Es decir, entre todas lo mataron, pero él solo se murió, en el eterno choque entre idealismo y realismo.

A falta de lo que puede significar en un futuro próximo, y distinto, la existencia una licencia UCI en vigor y los contratos de catorce corredores –que no son uno ni dos-, lo cierto es que se trata de un palo muy importante para el ciclismo español, que se queda con un solo equipo ProTour y otro continental, a la espera de lo que suceda a nivel continental, donde este tipo de equipos son hoy por hoy más necesarios que nunca.

Para el ciclismo vasco en sí, el mazazo es ante todo sentimental, tras veinte años de existencia de un proyecto que se convirtió en un verdadero símbolo. Y es que –con o sin Euskaltel- los aficionados seguirán siendo marea en las carreteras vascas, francesas o españolas en los grandes eventos deportivos. Y los ciclistas de Euskadi no dejarán de ser protagonistas en las carreteras a partir de 2014 como lo fueron antes de 1994, aunque tengan mucho más difícil acceder a una plaza del pelotón profesional. Como cualquier otro del estado español.

En cualquier caso, gracias por estos veinte años de ciclismo.

lunes, 19 de agosto de 2013

Líderes de todos los colores en la Vuelta a España

De casi todos los aficionados es sabido que el color amarillo del maillot de líder del Tour de Francia está asociado a las páginas del periódico que organizaba la prueba, ‘L’Auto’, que es el precursor del actual ‘L’Equipe’, aunque éste ya con páginas blancas. Una prenda que nació con el objetivo de que el público pudiera distinguir al mejor corredor.

Ese primer maillot amarillo se adjudicó en la edición de 1919, pero no al principio del Tour, sino al comienzo de la undécima etapa, que transcurrió entre Grenoble y Ginebra, un 19 de julio. El honor recayó en el entonces líder, el francés Eugène Christophe, uno de los mejores corredores de la época pero que nunca ganó el Tour: precisamente ese año cedió el liderato por culpa de una avería en la penúltima etapa, aunque no tan conocida y trágica como la que le impidió ganar el de 1913.

El Giro de Italia no fue nada original en ese sentido, ya que también adoptó el color del periódico organizador, el rosa de ‘La Gazzetta delllo Sport’, aunque tardó doce años en imitar al Tour. Pero a diferencia del rotativo francés, este tono aún se mantiene en las páginas del diario deportivo milanés. En concreto, fue en 1931 y sí lo hizo al comienzo de la prueba: el ganador de la primera etapa, disputada entre Milán y Mantua un 10 de mayo, se endosó la preciada ‘maglia’: Fue Learco Guerra, un corredor nacido precisamente en dicha localidad.

Si el Tour y el Giro han tenido un solo organizador en su historia, la Vuelta a España ha conocido bastantes, comenzando por el diario ‘Informaciones’, siguiendo por Educación y Descanso y por el periódico ‘Ya’, todos ellos en la década de los 30 y 40, antes de pasar a ‘El Correo’ y finalmente a Unipublic. Pero no se puede decir que ninguno de ellos tuviera una influencia decisiva en el color del maillot, salvo en estos últimos años.

De hecho, el naranja fue el primer color, en las ediciones republicanas de 1935 y 1936, sin que haya podido encontrar documentación que justificara dicha elección; en 1941 se pasó al blanco para volver en 1942 al naranja, y pasar en 1945 al rojo. De 1946 a 1948 se pasó a uno de color blanco con una franja roja. En esos años, hay que hacer mención a la curiosa edición de 1936: todos los corredores españoles llevaban un maillot gris; los extranjeros, uno verde; el líder, el mencionado naranja y el último clasificado, uno rojo.

El maillot amarillo en la Vuelta apareció en la edición de 1950, la última organizada por ‘Ya’. Tras unos años sin organizarse la carrera, en 1955 cogió las riendas el periódico vasco El Correo Español que mantuvo dicho color hasta que dejó de organizar la prueba, en 1979. No obstante, la edición de 1977 supuso un cambio en el color de dicha prenda, ya que fue naranja, pero no por razones históricas sino por exigencias del patrocinador, que no era otro que Butano.

El actual organizador de la Vuelta siguió con el amarillo hasta que en 1999 quiso por dar un toque personal a esta prenda, creando el jersey oro. Igor González de Galdeano, ganador del prólogo de Murcia el 4 de septiembre, tuvo el honor de ser el primero en vestir la casaca dorada, que no cuajó ni en su denominación, ni en el color, por razones técnicas, por la dificultad de reproducir en la tela un tono que realmente recordara al oro. Personalmente, pienso que fue una excelente elección que, desgraciadamente, no se pudo materializar de la forma idónea.

En 2010, para celebrar las bodas de platino, Unipublic decidió cambiar el oro por el rojo, ese color vinculado tradicionalmente al fútbol español y que se quiso extender, con éxito desigual, a todo el deporte patrio. Incluso se quiso dar una vuelta de tuerca más, con la presentación de una camiseta distinta, que se encargó al diseñador catalán Custo y que causó verdadero pánico por su atrevimiento guepardiano.

Unos meses después, concretamente el 28 de agosto, la que se enfundó Marc Cavendish en Sevilla tras ganar el HTC-Columbia esa crono por equipos nocturna en Sevilla -una experiencia que ojalá se repita-, era mucho más sencilla, pero tan deseada como las que habrá en juego a lo largo de esta Vuelta a España 2013.

viernes, 16 de agosto de 2013

Madrid-Gijón-Madrid, la hija española de la París-Brest-Paris

No deja de ser curioso que una carrera como la París-Brest-Paris, cuya primera edición se vivió en 1891 sobre 1.200 kilómetros con victoria de Charles Terront, diera como resultado a dos ‘hijos’ tan distintos como el Tour de Francia, la carrera ciclista por excelencia, y el circuito de BRM (Brevets Randonneurs Mondiaux), marchas ciclistas de velocidad libre, no competitivas.

Henri Desgrange fue el padre de dicha carrera que fue un hito en la historia del ciclismo, pero pronto la abandonó para centrarse en la ‘grande bouclé’. El Audax Club Parisien (ACP) tomó el relevo en los años veinte y diez años más tarde subdividió la PBP en una prueba profesional y en otra para aficionados. La primera murió en 1951, pero la segunda ha llegado hasta nuestros días, celebrándose cada cuatro años, como estandarte de ese ultraciclismo.

Pero lo más importante es el papel que el ACP fue tomando con el paso de los años, como coordinador, regulador y encargado de homologar esas ‘randonnées’ o ‘brevets’ a lo largo y ancho de todo el orbe. Se trata de pruebas de larga distancia, no competitivas, sobre un recorrido establecido y con un límite de tiempo máximo para afrontarlas. Obviamente no son carreras, pero tampoco les gusta el calificativo de marchas.

Las distancias habituales son de 200, 300, 400, 600 y 1.000 kilómetros, antes de llegar a las de 1.200 –la distancia mítica de la prueba francesa- de las que hay una veintena en todo el mundo, aunque son bastante habituales en Norteamérica, como la Boston-Montreal-Boston, la Big Wild Ride o la Colorado High Country, Australia, la Great Southern Randonée, o Europa, donde tenemos aparte de la París-Brest París, la Londres-Edimburgo-Londres, la SuperBrevet Scandinavia… o la Madrid-Gijón-Madrid.

Curiosamente, muchas de estas pruebas se celebran cada cuatro años, aunque hay excepciones como la BMB estadounidense que tiene lugar todos… salvo el año que se disputa la LEL británica, que ha sido este 2013. Y precisamente también en este año se disputa la prueba española, concretamente a partir del próximo lunes 19 de agosto, en la que será su tercera edición.

Casi trescientos participantes en la tercera edición

La MGM nació en 2005 con el objeto de cubrir ese hueco de una ‘Superbrevet’ española en el calendario mundial. Aquella edición contó con una participación de 123 ‘randonneurs’, de los que 88 lograron finalizar en el tiempo permitido. En 2009 hubo 173 inscritos y 141 ‘finalizantes’, mientras que este año habrá algo menos de 300 participantes, con los dos ultraciclistas más destacados del panorama nacional, Julián Sanz y Fran Vacas, una notable presencia foránea, y algunos otros ciclistas ‘convencionales’ ilustres como el asturiano ‘Guti’ Navarro.

Todos ellos tienen que haber cumplido el requisito de ser mayores de 18 años y de  haber completado este mismo año los ‘brevets’ establecidos de 200, 300, 400 y 600 kilómetros en pruebas homologadas por el ACP. Y desde las diez de la noche del próximo lunes tendrán 90 horas para completar esos 1.200 kilómetros con el único requisito de pasar por los controles establecidos en Algete (Madrid) –punto de inicio y fin-, Atieza (Guadalajara), Ayllón (Soria), Tórtoles de Esgueva (Burgos), Frómista (Palencia), Cistierna (León) y Cangas de Onis (Asturias), tanto a la idea como a la vuelta, más el intermedio de Gijón y el de Cogollado (Guadalajara), solamente en el regreso, aunque podrán establecerse controles secretos.

Cada uno de los participantes es responsable de su ‘randonnée’, desde el momento de la inscripción, avalada por un certificado médico y por su propio seguro de accidentes y de responsabilidad civil –curiosamente la organización como tal no suscribe ninguno-, pasando por su presencia en las carreteras, respetando estrictamente toda la normativa de tráfico, y sin que se permita recibir asistencia fuera de los puntos de control establecidos. Como dice el reglamento de la prueba se trata de una excursión personal, libre y sin asistencia.

En cuanto a la máquina, está permitida la participación en cualquier tipo de ciclo, incluidos tandems y otras bicicletas especiales, pero con el único requisito de la luz fija delantera y trasera, ya que buena parte del recorrido se hace por la noche. Casco y chaleco reflectante completan la relación de elementos obligatorios.

Ya es tarde para participar en esta próxima edición –las inscripciones se cerraron el pasado mes de abril-, pero si quieres tener más información sobre la misma y sobre el curioso mundo de los ‘brevets’, ésta es tu página.

lunes, 12 de agosto de 2013

La bicicleta no es cosa de mujeres

Durante este año, el ciclismo femenino ha sido protagonista de varios posts en este blog, siempre con la perspectiva de las medidas que se podrían tomar para equiparar las competiciones masculinas y femeninas, y que culminaban en mi apoyo a la iniciativa de pedir un Tour de Francia femenino.

Pero eso es en el ‘primer mundo’. En otros países –como Corea del Norte, Irán o Arabia- la principal preocupación de las mujeres ciclistas es, simplemente, que las permitan montar en bicicleta. No sé muy bien las razones de Kim-Jong-un para esta prohibición en un país que no se puede permitir otro medio de transporte.

En Irán y Arabia, en cambio, es esa rígida interpretación de la ‘sharia’ la causa de esa prohibición que, en el caso del segundo país, parece que tiene los días contados: hace unos meses leía que la policía religiosa permitirá a las saudíes utilizar bicicletas siempre y cuando lo hagan para  "divertirse" con sus familiares y no como medio de transporte. Y que en cualquier caso, tendrán que llevar el abaya, el vestido tradicional que cubre el cuerpo de las mujeres desde la cabeza a los pies. No hace falta recordar que en este país las mujeres tampoco pueden conducir un automóvil –aunque sean extranjeras- entre otras muchas prohibiciones más.

Por ello es de agradecer la película Wadjda, traducida como ‘La bicicleta verde’, que no sólo trata de esta problemática, sino que es la primera película rodada por una mujer, Haifaa Al-mansour, en Arabia Saudí.

Y es que como dice la autora, "la bicicleta es más que un objeto".

jueves, 8 de agosto de 2013

‘Major’ Taylor: el ciclismo que no pudo ser; el héroe que sí llego a serlo

Poco antes de editarlo, Bernat López, el ‘alma mater’ de Cultura Ciclista me reconocía que posiblemente tuviera pérdidas con ‘Orgullo contra prejuicio’, la autobiografía de Marshall Walter Taylor, más conocido como Major Taylor. Pero al mismo tiempo, el brillo en su mirada le delataba en su firme voluntad de editar un libro absolutamente diferente a todos los que forman -¡ocho ya, y cuatro en camino!- el fondo de esta editorial.

Y es que estamos hablando de una narración publicada originariamente en 1928, que trata de unas competiciones ciclistas en pista de finales del siglo XIX y principios del XX en Estados Unidos. Un ciclismo totalmente desconocido para la mayoría de los aficionados contemporáneos, pero que fue tremendamente popular en Norteamérica en esos años… y que se apagó irremisiblemente por el auge de otras modalidades deportivas al otro lado del Océano y por el triunfo de la épica del ciclismo en carretera, en la Vieja Europa.

Por ello, puede parecer una publicación carente de interés para el aficionado medio… pero al mismo tiempo estamos ante una verdadera joya para los ciclomaniáticos, para conocer ese ciclismo que fue, pero que no pudo seguir siendo. También es cierto que hay momentos en que la narración se atasca en detalles, e incluso que se repite. Pero hay pasajes verdaderamente memorables, como la ‘rivalidad’ que mantuvo con el ‘auténtico’ Major Taylor que le prohibió usar su nombre, o algunas de las narraciones de sus múltiples victorias.

Sin embargo, Taylor publicó el libro ante todo como denuncia del racismo imperante en su época, donde los rivales conspiraban para cerrarle en carrera, incluso tirarle, a lo que respondía saliendo de la ‘bolsa’ por habilidad y velocidad. O fuera de la pista, donde le impedían alojarse en hoteles o ir a restaurantes de una ciudad ahora tan abierta como San Francisco.

Con la perspectiva del tiempo, podemos catalogar a ‘Major’ como el mejor deportista negro hasta la llegada del legendario Jesse Owens. Porque después de leerme la biografía, me ha picado la curiosidad sobre este deportista que tiene una asociación deportiva y benéfica con su nombre. Incluso existe un proyecto para realizar una película con la historia de su vida, aunque me temo que esté paralizado. En todo caso, fue el personaje de una serie de hace veinte años que recoge su gira australiana, ‘Tracks of Glory’, donde tuvo bastantes menos problemas raciales que en su país natal.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Portugal ciclista, tan cerca pero tan lejos

Cada cierto tiempo, los medios informativos nos traen todo tipo de noticias sobre una hipotética unión política entre España y Portugal. Encuestas, estudios, declaraciones de personajes públicos… sobre una idea que divide a los portugueses y causa absoluta indiferencia en España.

Y ese es el grave problema: que aquí nunca hemos mirado hacia el país vecino, al que hemos ‘saltado’ cuando nuestro objetivo eran las Américas o hemos dado simplemente la espalda cuando nos volvimos hacia esa Europa que ahora tan mal nos trata. No es el objetivo de este post analizar las ventajas y los inconvenientes que podría tener una integración de este tipo en el ámbito económico… aunque en el mundo del ciclismo las consecuencias podrían ser muy positivas en la actual situación de crisis.

Desgraciadamente, tampoco se ha mirado mucho hacia Portugal en nuestro deporte y tan sólo en los últimos años se ha buscado el pelotón luso como un clavo ardiendo para varias decenas de ciclistas que se merecerían un hueco en cualquier equipo del mundo. Y desde luego, en España, si la situación no fuera tan dramática como lo es actualmente… y como lo va a ser aún más en 2014.

Y es que la, salvo milagro, segura desaparición de Euskaltel, dejará el pelotón nacional con sólo dos equipos, un proTour y otro continental, a expensas de saber qué puede suceder con el Euskadi –que también está en la cuerda floja, como bien ha avisado Madariaga- y el siempre denostado Burgos. Un panorama dantesco que, como en otros ámbitos de la vida socioeconómica de nuestro país, sólo se va a resolver con la emigración… o con la búsqueda de ideas alternativas y originales.

Mucho se ha hablado también de la necesidad de coordinar el calendario ciclista con Portugal. Pero mientras que esta medida llega algún día –si llega-, no está de más recordar el ejemplo del país vecino, con seis escuadras, todas ellas continentales, y con una Vuelta a Portugal, que precisamente comienza hoy, que optó por bajar de categoría para darles cobijo a todos ellos, renunciando a equipos de mayor nivel.

Obviamente esto no es lo que nadie deseamos para la Vuelta a España… pero sí que es una fórmula, la de los continentales, que en la actual situación debe entenderse como la única salida a corto plazo para la crisis de equipos en la que ha entrado el ciclismo español. Y de forma paralela, un calendario lo suficientemente digno para todos ellos. Junto a Portugal, preferiblemente.

jueves, 1 de agosto de 2013

Culpa y confesión, desde la barrera de los Pirineos

Una vez más, el mundillo ciclista vuelve a mostrar una división cuya frontera podría quedar en los Pirineos, geográfica o sociológicamente hablando. Mientras que en la Europa continental no comprenden que los españoles ‘señalados’ en actuaciones como la OP o simplemente en la ‘lista negra’ del Senado francés no reconozcan sus presuntas actuaciones, en España lo que no se entienden son confesiones tan abiertas y a deshora como la de Eric Zabel, que de buenas a primeras cambia sus dopajes esporádicos por el reconocimiento de una vida llena de mentiras y de engaños en el pasado… que le ha llevado a despedirse de buena parte de sus cargos en el presente.

Obviamente, esa culpa que te atormenta, que no te deja vivir, puede ser siempre entendida como la razón fundamental de la confesión, en esta situación o en cualquiera otra similar. Pero en estos casos, hay algo más, ya que el reconocimiento del ‘pecado’ conlleva una catarsis, absolutamente necesaria, para el reinicio de una nueva etapa. E incluso beneficiosa –a medio plazo- para el afectado. No sé si será el caso del ciclismo.

Eso sí, como dije hace unos días, no termino de entender que estas declaraciones del pasado sean tan necesarias para sentar las bases del futuro del ciclismo como deporte.

¿Y aquí, qué? ¿Por qué no sucede lo mismo en España?

Llevo todo el día reflexionando sobre el tema –o haciéndome una paja mental, en román paladino- y no termino de encontrar razones lo suficientemente sólidas para como para dar por cerrado este ‘debate’ con unas conclusiones asumibles en uno u otro sentido. Por ello, también he recurrido a Fran Reyes, posiblemente el periodista español especializado más interesado en estos aspectos psicológicos de la actualidad, para que me ayude en este entuerto, quien me comenta, a modo de introducción que “el ciclista español no confiesa su dopaje por no complicar su vida ni la de los que le rodean”.

La situación más radical –pero no la más extraña, aunque principalmente en otros ámbitos de la vida social- es la de aquellos que consideran que están por encima del bien y del mal. Que por mucho que los señalen con pruebas más o menos concluyentes, recurren a la negación absoluta, amparados por su posición. Lo estamos viviendo estos días –y semanas, y meses- con nuestro presidente del Gobierno, aunque Reyes me especifica que “más que una posición de dominio, desde arriba, la fortaleza del pelotón en silencio es la que ampara esta actuación. Contrariamente a otros países o incluso el entorno global, donde se hace leña a gusto de los árboles caídos o sin caer, en España no está bien visto ni criticar a los compañeros, ni a sus actos, ni las confesiones”. Cuestión, pues, más de cantidad que de calidad.

Una segunda razón que he buscado podría resumirse como la insuficiencia –subjetiva- de pruebas, y que también es bastante común en el mundo de la política española. En este mundo del ciclismo, lo he visto reflejado en ese típico y tópico, “pero si nunca ha dado positivo en un control”. Para mi colega, “el dopaje es un problema ético que no se asume. Solamente cuando se demuestra una mala praxis, unos hechos. Pero si no se producen, si no se demuestran, no soy culpable de nada”. De ahí que se esté cuestionando el pasaporte biológico como método que ratifica esos hechos, aunque no sea un momento concreto. Pero, por otro lado, tampoco hay que llegar al extremo contrario, que cualquier declaración –sin unas mínimas garantías- sea ya una prueba irrefutable de dopaje. Y el ejemplo del Senado francés, con un castigo moral mucho más grave que cualquier sanción deportiva, no es el mejor.

Un tercer punto a tener en cuenta es la comparación social, temporal o espacial entre el momento de cometer ese ‘presunto’ dopaje y el de reconocerlo abiertamente, muchos años después. “Confesar el dopaje supone una reflexión dolorosa. Dada la concepción que tenemos del dopaje, recurrir a él es una ignominia y admitirlo una vergüenza. Ante la dureza de una exposición ante el exogrupo-público que le ponga en el disparadero, para el ciclista es más fácil refugiarse en la intimidad del endogrupo-pelotón donde el dopaje en su día estaba admitido y hoy se observa con recelo de puertas hacia dentro y silencio de puertas hacia fuera”, me indica Reyes. Es más, muchos consideran que el tema está tan asumido de forma global que es innecesario cualquier profundización particular.

Muy ligado a este aspecto, encontramos la vinculación del ciclista con su grupo de referencia, lo que algunos han llamado ‘omertá’ o ley del silencio. “La confesión tiene implicaciones para las personas que rodearon o rodean al corredor durante su carrera deportiva. Las estrechas y casi familiares relaciones que se desarrollan dentro de un equipo ciclista son un elemento disuasorio: el corredor no quiere realizar unas declaraciones que perjudiquen a su antiguo director, masajista o compañero, porque son amigos a los que se debe guardar lealtad aunque les hayan inducido a cometer lo que ellos consideran prácticamente un pecado. Y no tiene por qué ser una coacción: es un acto de lealtad”.

Y una quinta y última posible argumentación es, obviamente, la defensa del ‘status quo’ personal, el tener mucho que perder y nada que ganar con la confesión, algo que, hoy por hoy, es inapelable, al menos en este país. Por eso hablaba de que –desde la perspectiva de la lucha global y no del castigo individual- quizás sería mejor la confesión anónima que la culpabilidad pública. De hecho, es la práctica habitual para la Iglesia, que tanto ha invadido nuestra cultura y nuestra sociedad.

En fin, no le demos más vueltas. O si, pero ya os lo dejo en vuestras manos, que vuestras opiniones serán valoradas y agradecidas.