sábado, 21 de septiembre de 2013

La UEC ha dejado de ser espectadora en el ciclismo

Aunque el apoyo por parte de los delegados votantes de la UEC al británico Brian Cookson –de palabra, ya que el voto es secreto, con todo lo que significa- fue el tema que más ha trascendido de la Asamblea Extraordinaria de este organismo, hay otra serie de actuaciones que se engloban dentro del papel protagonista que esta asociación quiere tener en la gestión del ciclismo. Y que, estemos de acuerdo o no con ellas, hay que fomentar y aplaudir.

Dentro de esta filosofía, la reestructuración del calendario ciclista es una de los elementos principales, cuya competencia debe ser exclusiva de la UCI –aunque sea una propuesta UEC-. Así, el calendario internacional tendría seis fases bien diferenciadas, comenzándose en enero en Oceanía, para seguir en febrero en África, ocupar los meses de marzo y abril con las clásicas europeas (pruebas históricas, en su denominación), mientras que el bloque central del año -el cuarto, de mayo a agosto- lo ocuparían las carreras por etapas, como los ‘National Tous’ y el Tour de Francia, los Campeonatos continentales –entre los que estaría el de Europa, de nueva creación- y los Mundiales. No se dice nada concreto de Giro y Vuelta, pero se entiende que estarían entre esas pruebas, aunque la ronda española debería adelantar sus fechas. ¿Cuánto? Chi lo sa.

Los dos últimos bloques mensuales corresponderían a pruebas en América (septiembre) y Asia (octubre), con descanso en los dos últimos meses del año, mientras que los calendarios continentales, también gestionados por la UCI, se adaptarían a este armazón. ¿Factible? Juzguen ustedes.

En cuanto a la participación, tras indicar que habría competiciones para equipos comerciales y selecciones nacionales, por separado, mantiene las tres categorías de equipos, aunque reduce el número de World Tour a quince, y establece una cuota de 25 para la segunda división. En cualquier caso, proponen la imposibilidad de que un equipo ‘sin nombre’ pueda acceder al primer escalón directamente.

La lucha contra el dopaje es otra de las prioridades, con el aumento de las sanciones: la primera infracción, cuatro años; la segunda, de por vida, con implicaciones para los equipos que podrían llegar a perder la categoría.

Finalmente, hay un aspecto que no comparto pero que tiene suma importancia en los planteamientos de la UEC: la consideración del ‘pinganillo’ como una trampa a la competición deportiva, algo que argumentan debido a la desaprobación general de los espectadores. Por ello proponen la erradicación total.

Todo ello, dentro de un marco de potenciación de la imagen y la difusión de nuestro deporte del que consideran no está a la altura que debería tener en relación a la que tienen otros eventos deportivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario