miércoles, 25 de septiembre de 2013

Un Mundial para selecciones grandes

Si la ‘regionalización’ de un Mundial por causas económicas está plenamente justificado –y es a lo que se tiende en esta época de crisis-, las consecuencias logísticas pueden ser terribles y afectan en mayor medida a aquellos países con expediciones más limitadas. Vamos, que Toscana 2013 es un Mundial para selecciones grandes.

Ya llevamos tres días de Campeonato con las contrarrelojes individuales y unos cuantos paseos por toda la región, que continuarán en los tres últimos días también en las pruebas de fondo, algo que, por ejemplo, no había sucedido ni en Geelong ni en Limburgo, salvo en la carrera élite.

Todo ello obliga a tener unos medios humanos y materiales mucho más importantes que en otros Mundiales ‘convencionales’… o a tener que multiplicarse de un lado para otro para poder estar en todos los ‘puntos calientes’ del evento: reuniones, recogida de dorsales, competiciones... Y naturalmente el esfuerzo debe ser el mismo para selecciones que compiten con un equipo completo como para aquellas que tan sólo presentan un corredor, aunque el mayor esfuerzo se produce si alineas a dos ciclistas en la crono, ya que es imposible seguirlos a ambos –no hay tiempo material, ni vía de retorno libre, aunque hubiera tiempo-. Incluso los coches neutros para acompañar a estos corredores escasean y Shimano tiene que hacer encaje de bolillos en este aspecto.

Además, el caótico tráfico italiano y la escasez de señalización en calles y carreteras complican los traslados. Al ser un Mundial regionalizado, te alojes donde te alojes siempre vas a tener que hacer muchos kilómetros. Florencia, pese a ser el epicentro del Mundial, resulta prohibitiva por sus precios hosteleros y la mayoría de los conjuntos –con Italia, a la cabeza- se han desplazado a la zona de Montecatini Terme, donde hoy empieza la crono élite.

Quizá lo mejor del Campeonato sea ese impresionante paso por el centro histórico de Florencia: ir en plena crono tomar una curva a derechas y encontrarte con el Duomo, con miles de personas en las aceras, es algo difícil de olvidar… lo mismo que la triste imagen de las gradas vacías en la recta de meta, con unas infraestructuras sobredimensionadas y una división en compartimentos estancos impropia de los tiempos multimedia que corren, y que te produce más d eun quebradero de cabeza.

Y una perla para terminar: El recorrido de los últimos kilómetros de la crono rodea de tal forma la zona final en el Mandela Forum que resulta imposible la entrada y la salida de los vehículos hasta que no termina cada prueba. 

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