lunes, 17 de febrero de 2014

Timoroad

Muchos dicen que el dopaje. Otros que el tráfico. Sin embargo, lo peor que he conocido en el mundillo ciclista son aquellas personas que van a hacer negocio o carrera con el trabajo o las ilusiones de los demás. Y han sido unas cuantas. Por otro lado, nada nuevo, ya que no deja de ser un reflejo de esa sociedad en la que nos encontramos, llena de tipos geniales que se tornan en pobres olvidadizos cuando acaban en el Juzgado. Si llegan a acabar.

A Juan Pablo Pino Zúñiga no le conozco y, viendo el cariz de lo sucedido, posiblemente no le conozca nunca. Podría decir que me trasladaron una mala impresión sobre él hace unos meses, pero mejor aludir al ‘si callé entonces, ahora debo callar para siempre’. Sin embargo, en España se han dado casos muy similares, hace ya algunos años, afortunadamente, y no me sorprende nada el procedimiento, incluso de aquellos que dicen obrar con buena voluntad y al final su ‘torpeza’ recae en los demás. Ahora los timos ciclistas en España suelen venir por otras vías.

Lo verdaderamente grave son las consecuencias humanas que dejan. Cuatro ciclistas que ya llegaban ‘escaldados’ de otras experiencias –¿verdad, Salvi?- y que, ojalá no sea así, ven cómo pasa de largo ese último tren cargado de ilusión. Y sobre todo, dos compañeros y amigos como Fran Reyes y Andrés Canovas, estandartes de una nueva forma de entender este deporte, cuyo trabajo y desvelos han caído en la misma mierda de siempre.

1 comentario:

  1. Se puede decir más alto y con más palabras pero no más claro. Amén.

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