jueves, 28 de diciembre de 2017

2018: con más Campeonatos de Europa de ciclismo que nunca

Aunque la actividad de la selección española de ciclismo en 2018 estará marcada, a nivel de seguimiento por medios y aficionados, por ese Campeonato del Mundo de carretera, a finales de septiembre en Innsbruck (Austria), en un circuito que parece el ‘ahora o nunca’ para Alejandro Valverde, el hecho más significativo para nuestros equipos nacionales la próxima campaña será el notable incremento de Campeonatos de Europa, en las distintas disciplinas y modalidades.

La idea de varias federaciones continentales de crear los European Sports Championships reuniendo en un solo evento multideportivo -en dos semanas durante julio y agosto- los Campeonatos de Europa de disciplinas tan atractivas como atletismo, natación, remo, triatlón y ciclismo, en dos sedes diferentes, Berlín y Glasgow, es el motivo de ello. Un evento que en principio tendría carácter cuatrienal y que algunos han querido ver un contrapoder a la iniciativa olímpica de los Juegos Europeos, celebrados en 2015 en Bakú y cuya segunda edición -que tendría que ser en 2019- presenta más sombras que luces ahora mismo; pero ese no es el tema que ahora nos ocupa.

La sede escocesa acogerá las competiciones de nuestro deporte es estos primeros European Sports Championships, en las cuatro disciplinas olímpicas, aunque solamente para los ciclistas élites, lo que supone que el resto de categorías tendrán sus propios campeonatos continentales en otras sedes, pero despojados de la prueba reina. Las competiciones de pista están programadas del 2 al 7 de agosto, es decir, casi dos meses y medio antes de lo que ha sido habitual en los últimos años, lo que supone otro problema adicional en cuanto a la preparación de los ‘pistards’; las de carretera, el 5 (línea masculina), el 8 (contrarrelojes) y el 12 (línea femenina), es decir con muchos días intermedios entre ellas en plena temporada; por el contrario, el BTT se concentrará en el jueves 7, y el BMX, los días 10 y 11, siempre de agosto.

Los juniors y sub23 de carretera tendrán su cita en una sede por definir Chequia, del 12 al 15 de julio; en ese mismo fin de semana se disputarán los de BMX, en Sarrians (Francia), mientras que los de BTT serán en Graz (Austria), del 26 al 29 del mismo mes -y con la incógnita si incluirán el ‘team relay’ lo que obligaría a desplazar a un ciclista élitre de ambos sexos para competir solamente en esta ‘vuelta’. Solamente falta que la UEC anuncie sede y fecha del Europeo junior y sub23 de pista, aunque muy probablemente a mediados del mismo mes de julio como ha sucedido en años anteriores.

Si a esto unimos los Campeonatos de Europa ya programados de otras disciplinas ya tradicionales, caso del descenso, maratón, trial o ciclocross, con otras de nueva implantación, como ultramaratón -nuevamente en la Pedals del Foc aranesa, el 30 de junio- o BTT-playa, veremos que el 2018 se presenta más europeo que nunca.

martes, 26 de diciembre de 2017

Seis libros ciclistas para unas Navidades, para Reyes… o para cualquier momento

Aunque llega un poco tarde para ser tenida en cuenta de cara a los regalos navideños, no quiero desaprovechar la ocasión para recomendaros media docena de libros, y no sólo para Reyes: cualquier momento es bueno para leer un libro. Y si es sobre ciclismo, mejor que mejor.

Es cierto que este año hemos echado en falta la producción de ‘Cultura Ciclista’, pero, por el contrario, ‘Libros de ruta’ se ha consolidado plenamente, no sólo en su faceta librera, sino editorial, con un amplio surtido de publicaciones de todo tipo. Precisamente siguiendo sus recomendaciones -aunque no de forma exhaustiva- de donde he elegido estos seis volúmenes que me he leído en los últimos doce meses, que enumero sin que el orden sea significativo en cuanto a mis preferencias.

1. ‘La soledad de Anquetil’, de Paul Fournel. Una verdadera joya, que nos sirve para descubrir a uno de los supercampeones más peculiares de nuestro deporte, humanizándole a la vez que le magnifica. Y lo hace con une estilo singular, al que te enganchas y que se te hace extraordinariamente corto ya que apenas son 126 páginas.

2. ‘Arriva Italia. Gloria y miseria de la Nación que soñó ciclismo’, de Marcos Pereda. Un volumen que llevaba mucho tiempo persiguiendo -lo podía conseguir fácilmente en ebook pero no en papel- y que descubrí casi de casualidad, en la web de una librería de provincias. Y es que cuando se juntan tres ‘intrahistorias’, aunque sean de tres ‘campionissimi’ como Bartali, Coppi y Magni, con la Historia de Italia en una época tan interesante y convulsa como el periodo posterior a Mussolini y a la Segunda Guerra Mundial, con la habilidad narrativa de Pereda, no es necesario nada más. Bueno sí, otro libro similar: así que una vez que me convencí de que ‘Periquismo’ no está dedicado al Espanyol, el libro que nos cuenta las vicisitudes de Delgado ya está destinado a ser mi próxima lectura.

3. ‘Historias del Tour’, de Álvaro Calleja. Acostumbrado a leer y oír toda mi vida esas pequeñas anécdotas y esas grandes historias del Tour de Francia, pensaba que el tema estaba prácticamente agotado, que era imposible escribir algo novedoso. Me equivoqué y en esta nueva colección todavía es posible conocer nuevos detalles… y emocionarse con la magia de la ‘Grande Bouclé’.

4. ‘¿Dónde viene Indurain?’, de Juanfran de la Cruz y Rafa Carbonero. Otra grata sorpresa, en este caso de cómo es posible componer un libro a base de los datos sacados de las hemerotecas, y lo que es más importante, que sea grato de leer. Tanto es así que no sólo se ha recuperado el pasado de la Vuelta a Extremadura, sino que pueda producirse un renacer de esta carrera gracias al trabajo de estos dos magníficos profesionales. Un pero: creo que no está a la venta. En este caso, también espero más: ‘Gustaaf Deloor, de la Vuelta a la luna’, ganador del II Certamen Un libro en ruta, en el que Juanfran repasa la vida del ciclista belga que se anotó las dos primeras ediciones de la Vuelta a España.

5. ‘Maillots ciclistas’, de Chris Sidewells. En este caso no estamos ante un libro para devorar, sino hojear y ojear sus páginas, centrándonos en algún texto, en alguna imagen, pero dosificando nuestra lectura. Una exquisita publicación que nos permite conocer dos aspectos fundamentales de nuestro deporte, como la historia y el diseño. Paradójicamente, la portada no hace justicia al contenido interior.

6. ‘Le Tour de France. Coulisses et secrets’, de Chistian Prudhomme. Otro descubrimiento tan inesperado, ya que desconocía su existencia, como casual, en una librería de Bruselas, pero francamente revelador. Aunque tome forma, inicialmente, como biografía del ‘patrón’ del Tour de Francia en el momento del décimo aniversario en la dirección de la carrera, se trata de una obra que nos sirve no sólo para comprender ‘la grandeur’ del Tour, y de lo que significa esta carrera en Francia, sino que también nos aporta una serie detalles organizativos que, salvando las distancias, pueden aplicarse a muchas pruebas ciclistas. Eso sí, está en francés (y que yo sepa, sin visos de ser traducido).

jueves, 21 de diciembre de 2017

Los Nacionales de ciclocross volverán a Galicia en 2019, trece años después, por todo lo alto

Por segunda vez en lo que va de siglo -tras los de Ribadumia 2006-, Galicia acogerá unos Campeonatos de España de ciclocross. Será en la localidad de Pontevedra, los días 11, 12 y 23 de enero de 2019, en un paraje conocido antiguamente como Illa da Xunqueira o Illa do Cobo, y que ahora se le conoce como Illa das Esculturas o  Parque da Familia.

El nombre no engaña: se trata, efectivamente, de una isla fluvial, de 7 hectáreas, cercana a la desembocadura del río Lérez, y que debe su nombre actual al proyecto lanzado en 1999 de crear un parque urbano, con paseos, fuentes, carriles-bici… y doce esculturas en granito gallego de artistas como Röckriem, Casás, Long, Holzer, Anselmo, Croft, Hamilton Finlay, Leiro, Graham, los Poirier, Velasco y Morris (más información en este notable post). Pese a su condición insular, está comunicada por varios pasos a ‘tierra firme’, por lo que no debe plantearse ningún tipo de problema logístico a la hora de realizar el Nacional.

Un Campeonato que nace “por la ilusión de los clubes, más que de la Federación”, como reconoce el presidente de la Galega, Juan Carlos Muñiz, “y por el apoyo que hemos encontrado en el Concello de Pontevedra que se ha volcado en este evento” como lo suele hacer en otros similares, especialmente de triatlón, donde goza de una larga experiencia y un vínculo muy especial por uno de sus vecinos más ilustres, Javier Gómez Noya. De hecho, en 2019 también se organizarán los Campeonatos del Mundo de Multideporte 2019, que reunirán durante dos fines de semana las disciplinas de duatlón, acuatlón y triatlón en dos modalidades, de larga distancia y cross. Muñiz señala que “Pontevedra es increíble en este aspecto, ya que los vecinos son los primeros en apoyar, aunque ello les suponga las molestias de tener las calles cortadas, por ejemplo”.

Por ello, no debe ser problema que no se haya disputado nunca un ciclocross en este escenario, “en donde hay una zona boscosa, con el suficiente desnivel para realizar un circuito selectivo”. Además, en los últimos años se han alternado recorridos -y organizaciones- con bastante tradición como Villarcayo, Navia, Gijón, Torrelavega o Valencia con otros que se estrenaron con mayor o menor fortuna como Alcobendas, Laredo, Zamora, Gandía o Segorbe. Curiosamente la mayor parte de ellos se desarrollaron en parques urbanos o semiurbanos.

En el día en que, gracias a la aparición del cartel oficial en Twitter, hemos conocido también los horarios de los de 2018, en Legazpi (Gipuzkoa), no está de más recordar que el programa de los Nacionales necesita una remodelación, ya que se mantiene así desde hace más de diez años, cuando la realidad del ciclocross era muy distinta a la actual.

Para que no digan que soy demasiado crítico y nada constructivo, aquí va mi propuesta, que no es novedosa, por cierto: sábado por la mañana, masters; por la tarde, todas las categorías femeninas -para que tengan su protagonismo diferenciado del de los hombres-, y domingo, el resto de las masculinas, es decir, desde cadetes hasta élites. Y no estaría mal que la última prueba, como en Gijón, se disputase con horario europeo, es decir, a primera hora de la tarde.

martes, 19 de diciembre de 2017

El ciclismo femenino empieza pero no se termina en Movistar

No fui nada original al decir que la llegada de Movistar Team al pelotón femenino es una de las noticias más ilusionantes de los últimos tiempos, ya que supone un paso decisivo para la profesionalización de nuestras corredoras, a nivel de medios, de preparación y por supuesto de salarios. Para la veterana Mavi García, a priori la líder del equipo, supondrá el saber -a sus ya casi 34 años- si la apuesta por el ciclismo merece la pena dejando de lado el duatlón que tantos beneficios deportivos y económicos le ha dado en los últimos años; para las jóvenes promesas, como las escaladoras Eider Merino y Lorena Llamas, las rodadoras Lourdes Oyarbide y Gloria Rodríguez o las polivalentes Alicia González y Alba Teruel, si, con los medios que tienen otras ciclistas foráneas, pueden estar al mismo nivel que ellas. Personalmente me hubiera gustado ver vestida de azul celeste a una Belén López que se hubiera merecido una oportunidad así algunos años antes, o por supuesto a una Anna Sanchis, aunque la valenciana ya tenía decidido colgar la bicicleta.

Un interesante proyecto, bajo la batuta de Jorge Sanz -posiblemente la persona idónea para ello-, que completan tres ciclistas foráneas para dar empaque a una formación a la que tampoco se le deben pedir resultados inmediatos, desde el tradicional desconocimiento sobre el ciclismo femenino que hay en nuestro país, o por la euforia con la homonimia con el que ha sido el mejor equipo masculino del World Tour en años precedentes.

Tampoco debemos olvidar que el ciclismo femenino no termina con la neonata escuadra telefónica. Las dos mejores corredoras españolas -palmarés en mano- no militarán en 2018 en Movistar Team, pese al interés mostrado por la escuadra de Eusebio Unzue. Y personalmente no me parece mal. Sheyla Gutiérrez seguirá creciendo hasta límites que nos cuesta incluso imaginarnos en una escuadra como Cylance con un técnico que siempre ha sabido sacar lo mejor de ella, Manel Lacambra, y en el que está ya al nivel de las corredoras más destacadas.

En cuanto a Ane Santesteban, lo más importante ahora es que se recupere de sus problemas de vértigo que la llevan lastrando desde ese terrible atropello sufrido a principios de año. Porque en el Ale italiano, pese a tener un plantel muy compensado, posiblemente sea la más destacada corredora para pruebas por etapas.

Por otro lado, las dos escuadras que han monopolizado el pelotón español en las últimas temporadas seguirán en el mismo, aunque bastante remodeladas: el Bizkaia, en la forma; el Sopela, ex Lointek, en el fondo. Eso sí, teniendo en cuenta la vocación internacional de Movistar, no es extraño que en varios momentos de la campaña, incluyendo algunas pruebas de la Copa de España, el mayor protagonismo sea de estos dos equipos.

Especialmente motivado -y no sólo por razones deportivas- estará en 2018 el conjunto de Agurtzane Elorriaga que, pese a haber perdido a sus ciclistas más importantes -no sólo las que han engrosado el Movistar sino a corredoras como Vera Adrian, Ross Hoogeboom o Spela Kern-, ha conseguido una alianza estratégica que parece asegurar su futuro, dando lugar al Bizkaia Durango-Euskadi Murias, es decir, la parte femenina del nuevo equipo profesional vasco.

Lierni Lekuona -que debe consolidar todo lo bueno apuntado en 2017-, Irati Idrin y Yessica Pérez continúan del plantel anterior, al que se le unen algunas de las más prometedoras ciclistas de la categoría sub23, como son las valencianas Sandra Alonso y Cristina Martínez, la vasca Ane Iriarte o la navarra Miriam Gardachal, sin olvidarnos de la siempre combativa -y experimentada- Lucía González. Dos británicas ya anunciadas -Dani Christmas y Henrieta Colborne- y otros dos fichajes foráneos de relumbrón -las italianas Alice Maria Arzuffi y Anna Zita Maria Stricker-, completan una plantilla que tiene mucho que decir a día de hoy en el nuevo pelotón femenino nacional.

Sopela Women's Team será el tercer equipo en discordia, sin que el ordinal suponga ningún orden preestablecido: es cierto que el potencial del equipo ha disminuido respecto al equipo anterior, el Lointek, pero también lo es que pretenden mantener el importante calendario internacional de su predecesor -aunque ello dependerá de las invitaciones que reciban-, que contemplaba presencias en pruebas tan prestigiosas como GP Plouay, Omloop Het Nieuwsblad  o BeNeLadies Tour. 

El equipo mantiene a tres ciclistas del extinto Lointek -Ziortza Isasi, Ariadna Trias, y Beatriu Gómez-, pero sobre todo se destaca por su apuesta por tres de las juveniles más prometedoras del campo nacional, Sara Martín, Sofía Rodríguez y Maialen Aramendia. La arandina ya estuvo el año pasado muy cerca de las mejores élite en Copa de España, por lo que no es aventurado pensar en que pueda incluso incrementar su protagonismo, aunque la apuesta no es el corto plazo sino el crecimiento de estas corredoras.

Las portuguesas Soraia Silva y Carolina Martins completan un plantel en el que se estrena como director Francisco Pla, más conocido por su faceta ciclocrosista pero al que el mundo de las féminas y el de la carretera no le es ajeno, en una escuadra que mantendrá su proyecto de formación en las categorías inferiores, junior y cadete.

Buena pinta tiene también el DC Ride - Vektor Cycling Team, el nuevo proyecto de Héctor Rondán, que cuenta con una Ainara Elbusto que también debe dar un salto de calidad importante, con la solidez y experiencia de Belén López, con la ilusión de Cristina Pujol y de otras jóvenes ciclistas. Se dejarán ver... también en los velódromos.

Dicho de otra forma: deseando que llegue la Setmana Ciclista Valenciana -del 22 al 25 de febrero- que será el inicio de la temporada femenina en España y en Europa.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Volvemos a vernos en Uluru

En los últimos meses de 2009, ponía en marcha un proyecto personal, Uluru, al que definía como el blog personal y profesional –por este orden- de Luis M. Román-Mendoza, en el que quería ofrecer fundamentalmente contenidos de ciclismo, una de las grandes pasiones de mi vida, a la que he dedicado y seguiré dedicando muchas horas al día: lo que sucede en el ciclismo me interesa, me atañe, me importa, me entretiene, me emociona… y nada mejor que reflejarlo desde mi personal punto de vista.

No obstante, en Uluru también se podían hallar referencias del resto de intereses que tenía y mantengo, tanto actividades como aficiones y recuerdos: viajes, aventuras, libros, cine, música, comunicación, organización de entidades… Y muchas veces desde una posición que definía como muy heterodoxa, pero absolutamente sincera.

El objetivo que me planteaba era que os hiciera ver la realidad con otro punto de vista y, en definitiva, que, por lo menos, os entretenga, pero ante todo me lo marcaba como un punto de intercambio, como clave del enriquecimiento.

En sus ocho años de existencia, sé que ha habido momentos en que esos objetivos se han cumplido plenamente, con otros en los que mis textos pasaron totalmente desapercibidos, e incluso, en los últimos meses, con una ausencia total de contenidos. Pese a todo, el modelo sigue plenamente vigente y aunque mis circunstancias profesionales han cambiado completamente, creo que aún puedo aportar mucho al mundo del ciclismo y por ello me he decidido a darle una segunda vida a Uluru, esta vez centrado exclusivamente en este deporte que, como os decía, me interesa, me atañe, me importa, me entretiene, me emociona… y que tanto me ha dado. El resto de mis intereses, actividades y aficiones prefiero compartirlos personalmente.

El lanzamiento de Uluru coincidió con el de mi cuenta en Twitter, una herramienta de cuyo uso me siendo profundamente satisfecho, especialmente en mi antigua faceta profesional donde fue una referencia y un modelo para muchos, y que lógicamente seguiré usando con asiduidad. En esta ocasión, dos nuevas redes se irán sumando a mi proyecto: por un lado, YouTube, y, por otro, la red profesional LinkedIn, cuyo enlace tenéis en esta misma página. 


Nos vemos en Uluru.

viernes, 6 de enero de 2017

Mis dieciocho años de Campeonatos de España de ciclocross (y II)

Tras haber repasado los primeros nueve años, completo mi experiencia en los otros nueve que he vivido, esperando tener mucho que contar desde hoy en Valencia 2017, mis decimonovenos Nacionales de ciclocross. Como os decía ayer, no esperéis un profundo análisis, sólo algunos recuerdos.

De esta forma nos hemos plantado en Villarcayo 2008, un Campeonato que tuvo importantes novedades. Gracias al popular ‘Chato’ se comenzó a disputar la prueba de relevo por selecciones, a imagen del BTT, en una iniciativa sin par a nivel mundial, pero plenamente consolidada y con un notable interés por parte de las selecciones.  Ello obligó a comenzar el Nacional en viernes, con la duración de cuatro sesiones en tres días que tiene actualmente. Igualmente se introdujo la categoría masters 60 que sería coto cerrado durante cinco años de Miguel Angel Gavilán (al que deseamos una pronta recuperación). Otro nombre curioso en el palmarés es el de la pistard Tania Calvo, ganadora en cadetes (dos años más tarde repitió en juniors). Y curiosamente hubo dos David Seco en ese evento: el ya hexacampeón y mi ex compañero en la RFEc, ayudante de lujo en varias ediciones.

En el mismo escenario que cinco años antes, aunque con algunos pequeños cambios, Valladolid 2009 ha sido la única sede que ha repetido en lo que llevamos de siglo. Una avería de José Antonio Hermida echó por tierras las esperanzas del de Puigcerdá se de ser tricampeón y abrió la saca de un Javier Ruiz de Larrinaga que siempre se ha quejado -y con toda la razón- de que a sus victorias se les ha dado menos relieve del que se merecen: veremos que pasa si logra el ‘sexto’ este fin de semana. La carrera femenina se dilucidó en un cerrado sprint entre Rocío Gamona y y Marga Fullana, mientras que nunca se me olvidará -ni a él tampoco- el resbalón de Marcos Altur que le impidió ganar el título cadete y tercer que conformarse con la plata. Por cierto, el podio lo completaron las dos grandes esperanzas frustradas del ciclocross nacional, Jonathan Lastra y Pablo Rodríguez.

A pesar de que incluso se anunció Valencia como sede, Cantabria volvía a organizar unos Campeonatos de España, con Laredo 2010. Fue otro Nacional gélido, en el que incluso nevó a nivel del mar -el recorrido estaba muy cerca de la playa y por este motivo corrió riesgo incluso de suspensión-, aunque fueron los accesos por carretera a Cantabria de los distintos participantes -y seguidores los que más quebraderos de cabeza produjeron. Fue el último título del tetracampeón sub23 David Lozano, que un par de años después se pasaba a la carretera, con el actual Novo Nordisk, al diagnosticársele una diabetes, y nos mostró a un Jon Ander Insausti, como ganador junior -un año más tarde sería campeón sub23- que parecía iba a ser otra referencia en esta disciplina… que también abandonaría.

Zamora 2011 podría recordarse como el Campeonato de las tres sedes. Iba a realizarse inicialmente en la localidad de Villaralbo, pero la crecida de un río obligó a llevarlo a la capital, a la campa del Rey Don Sancho… que no aguantó las lluvias caídas, lo que obligó a trasladarlo a pocos días del evento al Parque de Valorio, tras recibir la autorización de Medio Ambiente, que también llegó como agua…bendita. Sin duda se ganó en el escenario y de ello pueden dar fe no solo los participantes, sino los espectadores que por primera vez en muchos años vieron el Nacional en directo. En esta ocasión, el protagonista desgraciado fue Egoitz Murgoitio que perdió la oportunidad más clara que tuvo de ganar un Campeonato de España élite -jamás lo logró en esta categoría-. Tras unos años ‘desparecida’, Aida Nuño volvía por sus fueros y se llevaba su tercer rojigualdo, mientras que Pablo Rodríguez, como junior sumaba el primero. Fue también la última vez que compitieron los ciclodeportistas.

También cambió bastante el recorrido en días el de Gandía 2012, aunque en este caso dentro del mismo recinto, ya que tuvo bastantes críticas -algunas realmente injustas- y tuvieron que realizarse numerosos ajustes, hasta que quedó un recorrido muy interesante que propiciaría lucha hasta el final en todas las categorías. Uno de los más críticos fue Isaac Suárez… que terminaría llevándose el Campeonato élite en una mañana memorable ya que su sobrino Kevin se anotaba el título junior. La Comunidad Valenciana triunfaba en el relevo en un agónico final gracias a su arriesgada táctica de poner a la fémina al final. Pero sin duda lo que siempre recordaré de Gandía es mi frustrada experiencia como narrador: Teledeporte ofreció un falso directo, pero se nos dio la posibilidad de darlo en directo en streaming, con este servidor como obligado locutor, acompañado de Rocío Gamonal y José Luis De Santos. Nos quedó una bonita hora, pero nadie se enteró de aquello: la plataforma se saturó y no se pudo ver. Es más, ni una mísera grabación quedó para mostrarla a mis nietos.

Nunca se me olvidarán los nervios de Julio César Suárez, alma mater de Navia 2013, hasta que se puso en marcha un evento al que también acompañó la mala climatología, sobre todo a causa del viento, en un circuito a nivel del mar que también tuvo que cambiarse a causa de las mareas. Fue el estreno como campeón de Aitor Hernández… y de Felipe Orts, en este caso como junior, así como el título absoluto de Lucía González: con ocho triunfos en las distintas categorías es la persona que más maillots rojigualdos posee. Y el crecimiento de los participantes en las categorías masters obligó a separar la carrera de los masters 40 de la de los 50 y 60. También fue el primer Campeonato de España tuitero.

Por mucho que el ciclocross sea posible y factible en muchos escenarios, parece ser que los parajes mediterráneos más secos y menos embarrados no son santo de la devoción de muchos puristas, por lo que Segorbe 2014 también fue recibido con críticas, pese a ofrecer un recorrido bastante interesante… que tuvo bastantes víctimas y del que grabamos este curioso y semimprovisado vídeo. Aida Nuño se imponía al sprint a Rocío Martín, frustrada ganadora dos años antes, y ‘Larri’ retomaba su racha plantándose en su cuarto rojigualdo. Por el contrario, Jonathan Lastra cerraba su periplo con su segundo título sub23, antes de lanzarse a una aventura en la carretera en la que pocos creían, pero que ha resultado plenamente exitosa. Y terminamos con los masters, con la decisión de subdividirlos en grupos de edad de cinco años -manteniendo las tres carreras- por lo que se coronaban hasta ocho ciclistas en estos Campeonatos y en los siguientes.

La televisión en directo, aunque en este caso RTPA, volvió a los Campeonatos de España en Gijón 2015, en un circuito muy trabajado y visualmente muy atractivo en una excelente labor de la Federación Asturiana, que mimó hasta los más pequeños detalles. Eso sí, por problemas de espacio el podio estaba bastante alejado de la zona de llegada, por lo que nos obligaba a un ‘paseito’ entre el final de la carrera y la ceremonia protocolaria… que aprovechaba para subir vídeos a Internet. Aitor Hernández sumaba su segundo entorchado, en una cita que no se quiso perder Samuel Sánchez y en la que los asturianos se salieron. Y lo que fue una anécdota, aunque saldada con una sanción, por entrar Rocío Gamonal con una bandera, alguno quiso politizarla y hablar de que se coartaba su libertad de expresión. ¡País!

Y terminamos el repaso con Torrelavega 2016, un evento que siempre asociaré al inolvidable Félix González, en la última vez que trabajamos juntos, lo que siempre fue un placer. Un circuito perfecto y lo suficientemente embarrado para ofrecer un gran Campeonato, en el que Isaac Suárez fue el artífice de ese recorrido tan europeo y Kevin el protagonista, en una valiente decisión de correr en la categoría superior, saldada con la medalla de plata, por detrás de un ‘Larri’ que la chita callando se plantaba en cinco títulos, lo mismo que Nuño, mientras que su compañero de equipo Jokin Alberdi lograba el segundo triunfo consecutivo en juniors, algo que solamente se ha visto otra vez más en lo que va de siglo.

jueves, 5 de enero de 2017

Mis dieciocho años de Campeonatos de España de ciclocross (I)

Los Campeonatos de Valencia 2017 serán mis decimonovenos Nacionales de ciclocross. Podría hablar de una supuesta mayoría de edad, haciendo un sesudo análisis. Pero me conformo con recoger algunos recuerdos de estos eventos, que espero os ‘calienten’ para la gran cita de este fin de semana.

Mi estreno fue en Porriño 1999, en unos Campeonatos que se solventaban en solamente una tarde de sábado: a las tres, cadetes y féminas -por primera vez en el programa de un Nacional, con triunfo de la gallega Carmen Armada-; a las cuatro, juniors y masters -en una categoría única que también se estrenaba como rojigualda-, y a las cinco élites, en el que sería el último triunfo de Francisco Pla, con una sentida dedicatoria a su hermano, fallecido poco antes. Sin embargo, en aquellos tiempos en el que las “acciones sociales” acompañaban a cualquier evento, mi mejor recuerdo es el trato, sobre todo gastronómico, que nos brindaron Horacio Barros y su hermano, el gran alcalde José Manuel.

Colombres 2000 posiblemente nos ofreció uno de los parajes más bonitos que recuerde como escenario de un Campeonato de ciclocross, junto al maravilloso Archivo de Indianos, en un evento ya programado en dos jornadas. La prueba femenina se subdividió en élites y juniors, con triunfos respectivamente de Rocío Gamonal y Aida Nuño, y la de masters, también, para 30 y para el resto, por aquella época llamados veteranos. Allí fue donde David Seco lograría el primero de sus seis entorchados.

Desgraciadamente el recuerdo que tengo de Noja 2001 no es muy agradable, por culpa de un fiebrón que me hizo estar temblando todo el domingo y afrontar un viaje de regreso, sólo en el coche, a base de CocaCola, aspirina, calefacción a tope y bastantes paradas en apenas 400 kilómetros. Los Campeonatos siguieron creciendo en categorías: aparecieron las sub23 femeninas separadas de las élite, y con podios independientes lo que hizo que la mejor del evento, Rocío Gamonal, tuviera que conformarse con el entorchado de las jóvenes, y los veteranos se multiplicaron en 40 y 50.

La presencia del ex presidente de la RFEC, José Luis Ibáñez Arana, marcó Durana 2002, ya que no era nada frecuente que asistiera a actos ciclistas desde su forzada retirada. De hecho, jamás he vuelto a verle en una competición. Deportivamente me quedo con el bronce de Israel Núñez, un polifacético ciclista que ha estado en las selecciones de ciclocross, carretera y BTT, y el primer oro absoluto de Aida Nuño, la gran favorita para pasado mañana.

Decir Sotrondio 2003 es venírseme a la mente las peores condiciones climatológicas que jamás haya vivido en una prueba ciclista. El sábado por la tarde, en plena carrera de féminas, se junto todo: frío, lluvia, nieve e incluso una ventisca que hizo que la carrera se redujera a solo tres vueltas. Aida Nuño se impuso en un sprint con fotofinish ante Nekane Lasa… mientras que su hermano Pablo se llevaba el de masters 30. Y mientras que David Seco seguía sumando, Egoitz Murgoitio se estrenaba en sub23, el gallego Néstor Rodríguez -uno de los ciclocrosistas con más clase que he visto, desgraciadamente retirado por una lesión de rodilla- y un tal Gorka Izaguirre se llevaba la prueba cadete.

Parquesol fue el escenario de Valladolid 2004, otro Campeonato marcado por el frío, aunque en este caso absolutamente seco, con bastante parte del circuito helado, algo nada extraño en aquellas latitudes. No tengo especiales recuerdos de aquella cita -quizá por las muchas veces que iba por entonces a Pucela-, que se saldó con los triunfos de los favoritos: David Seco, Nekane Lasa… e Ismael Esteban.

Por el contrario, aún tengo en mi mente hasta los más mínimos detalles de Busturia 2005, un Campeonato en la patria chica de David Seco y que también homenajeaba a su hermano y menor Paúl, fallecido pocos meses antes. Quizá la presión, quizá un excelente Unai Yus, frustraron el que podía haber sido el sexto título del vizcaíno ante el delirio de sus vecinos. La aparición de la entonces ex rutera Rosa Bravo en categoría femenina -sin que hubiera título junior por insuficiencia de corredoras, como en 2004- o el título cadete del inolvidable Víctor Cabedo fueros otros detalles de este evento, el último organizado hasta ahora en tierras vascas.

Una canción que no me desagrada, “Nada fue un error”, fue el soniquete repetitivo hasta la saciedad de Ribadumia 2006, el último Nacional que viví con el inolvidable Félix Nielfa, que como el presente también coincidía parcialmente con Reyes, y en el que Seco alcanzaba el sexto anillo, igualando al mítico José Luis Talamillo. Ruben Ruzafa se llevaba el título en sub23, iniciando una ‘invasión’ de bikers que se prolongaría algunos años más. Lucía González, en cadetes, sumaba el primero de los ocho títulos que lleva hasta ahora sumados la asturiana, en un vento que registró la inclusión de la categoría ciclomaster, vigente hasta 2011.

Finalizamos esta primera parte de la serie con Alcobendas 2007, un Campeonato del que tengo un recuerdo especial, por la implicación activa y directa que tuve en su organización, con un programa que, básicamente, es el que ahora mismo está implantado que supuso la novedad de trasladar la prueba sub23 al sábado, con el fin de mantener el interés en las dos jornadas. En aquella prueba se impuso David Lozano, inaugurando su reinado que se plasmaría en cuatro títulos en los cuatro años en la categoría, aunque más impactante fue la entrada de José Antonio Hermida, en su estreno ciclocrosero, que dejó con la miel en los labios a Isaac Suárez, que parecía haber perdido su ocasión de oro para ser campeón en la máxima categoría. El doblete de los gemelos Gómez, que casi perdieron el título por el tiempo perdido en entrar juntos de la mano, fue el detalle anecdótico de un Campeonato que se retrasó una semana respecto a la fecha habitual para no coincidir con Reyes y que registró unas temperaturas veraniegas.

(Continuará)

lunes, 2 de enero de 2017

¡Feliz maillot nuevo!

Que los contratos en los equipos ciclistas de carretera sean de 1 de enero a 31 de diciembre es un auténtico contrasentido. Ya lo he dicho tantas veces que me aburre volver a insistir en ello. Los equipos están trabajando en todos los campos desde bastante meses atrás, incluso con concentraciones en las que se simultanean dos tipos de fotos: las que se difunden al momento, con ese potpurrí de maillots que es un atentado a la estética, y las que se guardan hasta el 1 de enero, pocos segundos después de las campanadas, en las que los equipos saturan las redes con sus fichajes embutidos en las nuevas equipaciones. Por no hablar de ‘media days’ en la que los nuevos fichajes, algunos tan mediáticos como Peter Sagan, no pueden ofrecer esa nueva imagen porque se ‘deben’ al antiguo espónsor. O lo que es más grave: que siguen vistiéndose con la ropa del antiguo equipo.

Si la temporada ciclista acaba, salvo excepciones de pruebas secundarias en países periféricos, en otoño, ¿por qué los contratos no se firman, por ejemplo, de 1 de noviembre a 31 de octubre? Ello permitiría que en noviembre los equipos pudieran presentar a sus nuevos fichajes, con sus maillots, de forma escalonada, sucesiva, en unos meses en los que escasean las noticias ciclistas, en vez sufrir este bombardeo de fotos en lo que se ha convertido el 1 de enero… aunque Sagan haya querido esperar a la tranquilidad de hoy para ‘revelarse’.

¿Nos imaginamos a los jugadores del Barça o Real Madrid entrenando todo el verano con las camisetas de sus antiguos equipos y un día señalado antes del inicio de la Liga -por ejemplo, el 15 de agosto- copar las portadas de la prensa con fotos de las plantillas al completo con las nuevas equipaciones o convocar todos ese mismo día ruedas de prensa para presentar a sus fichajes? Pues eso sucede en el ciclismo -incluso en equipos de ‘amateurs’ que no tienen la absurda restricción contractual- y luego nos quejamos.

Y si absurdo es en los equipos de carretera, ya no digo nada del ciclocross: en mitad de su temporada, corredores tan significativos como Wout Van Aert han cambiado de colores: el campeón del mundo presentaba su maillot hace unas semanas, pero no ha podido usarlo hasta ayer, 1 de enero. Y no digo nada de lo que puede significar si conlleva un cambio de bicicleta.

domingo, 1 de enero de 2017

Ocho historias para homenajear a Kubler, el hombre caballo

Fallecido el pasado jueves, a la edad de 97 años, los medios destacaron que Ferdinand Kubler era, hasta ese día lógicamente, el ganador vivo de mayor edad del Tour de Francia. Sin embargo, fue mucho más: no le conocí corriendo, pero sí he podido saber bastante de este peculiar deportista, que vivió en la Edad de Oro del ciclismo midiéndose a rivales como Gino Bartali, Fausto Coppi, Fiorenzo Magni, Louison Bobet, Stan Ockers y sobre todo Hugo Koblet, al que se vinculó fácilmente demasiadas veces por su inicial y nacionalidad.

Pero fue mucho más, y en este primer Uluru de este 2017 quiero rendir mi particular homenaje al ‘hombre caballo’, en ocho pequeñas historias de un gran campeón al que muchos consideraban de la Vieja Escuela, pero que, por su popularidad fuera de las carreteras, simbolizó el nexo con un ciclismo moderno.

¿Águila o Caballo? Fue conocido como el ‘Águila de Adliswil’, su población de residencia, demostrándose que en aquella época no eran demasiado originales a la hora de poner apelativos a los corredores, que todavía no estaban especializados y eran capaces de brillar en todos los terrenos. Pero el animal que verdaderamente había en Kubler era el caballo. Un pura sangre indómito, como su comportamiento en carrera, con un espíritu ofensivo que no siempre le dio los resultados esperados. Además, el caballo era el animal preferido de Ferdi o Ferdy y algunas veces imitaba su relinchar antes de lanzar su ofensiva, para desesperación y crispación de sus rivales, algunos tan serenos como Louison Bobet, que le llamaban simplemente ‘El loco’.

Primer suizo en ganar el Tour. Como a toda su generación, la II Guerra Mundial recortó su carrera y no fue hasta los Tours de 1947 y 1948 donde dio a conocer su temperamento, y aunque ganó tres etapas, no pudo terminar, por el desgaste de fuerzas. En 1950 fue muy distinto: más maduro, pero igualmente ofensivo, dominó en todos los terrenos y ni siquiera el abandono masivo de los italianos puede ser un pero a su victoria. Fue el primer suizo en ganar la carrera gala y gracias a ello comenzó su gran fama, pero no pudo repetir su triunfo en una grande. Al Tour no volvió hasta 1954 y, pese a su declive, fue segundo y ganó el maillot verde. Y en 1955…

La historia del Ventoux. Su última etapa en la ronda gala tenía como protagonista el Mont Ventoux, que se subía como último puerto antes de descender a Aviñón, en un día de calor abrasador. Kübler quiso ser protagonista, con ataque a bastantes kilómetros de la cima. Geminiani le advirtió, “el Ventoux no es un puerto como los demás”, a lo que el suizo respondió: “Tampoco Ferdi es un ciclista como los demás”. Pero Kubler terminaría con una pájara de cuidado, llegando a media hora y abandonando al día siguiente. Nunca quiso hablar mucho de aquella jornada, pero hay quien manifestó que se paró en un bar a tomar una cerveza -no era algo extraño en aquellos días-, que reemprendió la marcha en sentido contrario antes de ser reorientado y que iba repitiendo “Ferdi va a explotar”. Lo que sí está comprobado es que al día siguiente declararía: “Ferdi ha muerto en el Ventoux”.

Pirata y caballero. Mientras que su paisano Koblet era ‘le Pedaleur de Charme’, el símbolo de la elegancia, Kubler era el temperamento, el instinto, el coraje, el todo o la nada. Kubler era un pirata y Koblet un caballero, como escribió acertadamente Jose Alain Frelon, en Le Monde. Pero además, nuestro héroe, durante los momentos de máximo esfuerzo hasta echaba espuma por la boca, por lo que -leyendas del Ventoux aparte- muchos aseguraban que iba ‘cargado’, algo que su longevidad puede haber desmentido. ¿O no? Tampoco importa ya demasiado.

En tercera persona. Sin embargo, el hecho de ser coetáneos y muchas veces rivales en la carretera, de tener caracteres tan diferentes y vidas totalmente opuestas, la relación de las dos K fue bastante cordial, de amistad incluso, y la rivalidad al estilo Bartali-Coppi o Loroño-Bahamontes no tuvo parangón en Suiza. Eso sí, para los periodistas Kubler fue un filón, a diferencia del reservado y comedido Koblet. Sus explicaciones grandilocuentes estaban marcadas por un sello característico: hablar siempre de si mismo en tercera persona. Cuarenta años después, otro gran campeón, navarro por más señas, también fue conocido por otro cambio gramatical característico, el plural mayestático.

Nasone. La segunda gran victoria de Kubler fue el Mundial de 1951, celebrado en Varese, en el mismo frustrado escenario que iba a acoger el de 1939, suspendido por la inminencia de la Segunda Guerra Mundial. Por ello los transalpinos salieron a por todas y estaban especialmente motivados. Pero Kubler -que había sido bronce y plata los dos años anteriores- hizo una carrera muy inteligente, demostrando una vez más que, baladronadas aparte, su cabeza regía perfectamente cuando lo necesitaba, y a la hora de la verdad pudo superar al sprint a la gran baza local, Fiorenzo Magni, a priori mucho más rápido y descansado. Las crónicas de aquella época hablan de un millón de espectadores en el circuito, así como de otro de los epítetos por el que se conocía al suizo, Nasone o Narizotas… algo que no se atrevían con su idolatrado Coppi.

Tres veces mejor ciclista del mundo. En el Giro de Italia no pasó del tercer puesto (1951 y 1952). En cambio, ganó dos veces el Giro de Romandía y el Tour de Suiza (ambas veces en 1948 y 1951), que ya había ganado en su versión reducida del periodo bélico (1942), su primera victoria de importancia, sólo dos años después de su paso al profesionalismo. Pero Kubler no fue solamente un corredor de pruebas por etapas. Al contrario, ya que en las clásicas logró importantes triunfos, aparte de sus tres medallas mundialistas. Por ejemplo, la Burdeos-París, de 1953, en la que se impuso a todos los especialistas de este maratón. Y, sobre todo, su histórico doble doblete (en 1951 y 1952) en la Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja, cuando se disputaban seguidas en el mismo fin de semana. Además, fue cinco veces campeón nacional (1948-49-50-51-54). Su constancia y su regularidad le valieron ser reconocido oficiosamente en tres ocasiones como el mejor ciclista del año, con la Challenge Desgrange-Colombo (1950-52-54).

Ferdi National. Sin embargo, el apodo con el que probablemente se sintiera más identificado fue el de ‘Ferdi National’, algo que le ratificaba como un héroe nacional para sus compatriotas. Desde su retirada en 1957, fue el icono publicitario más común en Suiza, y en 1983 fue elegido como el deportista más importante de la historia en la Confederación Helvética. Ya con 14 años le dijo a su padre que quería ser ciclista profesional para salir de la pobreza, que como otros muchos se curtió como repartidor, en este caso de pan, y que muchos años después reconocía que “fui campeón porque fui pobre”, aunque también bastante tacaño: “Ferdi va en tercera porque no hay cuarta”, dijo una vez sobre sus viajes en tren. Hasta su reciente muerte fue todo un símbolo aunque, desgraciadamente, no he podido encontrar ningún libro o película dedicado a su figura, aunque sé que Hanspeter Born escribió algo sobre él, a diferencia de su paisano Koblet, cuyo trágico final convirtiera su vida en más cinematográfica que la del propio Ferdy, que como dijo su viuda "murió pacíficamente con una sonrisa en la cara. Se quedó simplemente dormido".