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martes, 10 de abril de 2018

La eterna polémica de las invitaciones a las ‘grandes’

Con el anuncio de las invitaciones de La Vuelta por parte de Unipublic se ha oficializado ese secreto a voces, incluso antes aún de que lo desvelase ‘L’Equipe’ a mediados de enero: la presencia de tres equipos españoles, es decir, dando una oportunidad a los nuevos Euskadi-Murias y Burgos-BH, junto al ya tradicional Caja Rural-Seguros RGA, y al Cofidis, éste por razones sobradamente conocidas que no vienen al caso explicar.

La ronda nacional sigue, de este modo, la línea del Tour de Francia y el Giro de Italia, de invitar a tres equipos de sus respectivos países, aunque en ambos casos se han quedado fuera otros conjuntos galos y transalpinos, creando el ya tradicional debate sobre los méritos deportivos de unos y otros. Por no hablar de aquellos radicados en otros países que argumentan razones deportivas, sea por actuaciones pasadas, sea por puestos en esa entelequia llamada Europe ProTour.

De momento, en España todos contentos pero ojo: ¿que pasaría si en 2019 tenemos la suerte de tener más equipos profesionales, una posibilidad nada desdeñable, con lo que alguno podría quedarse fuera? Ahí lo dejo, de momento.

En cualquier caso, una nueva oportunidad para que resurja la eterna pregunta: ¿Tiene el organizador la obligación de invitar a los mejores equipos o simplemente a los que desee? Si tenemos en cuenta la filosofía del World Tour -la que se quiso implantar, no a la que hemos llegado ahora- está clara la respuesta: es una potestad del organizador, sin que sea necesario dar cualquier tipo de justificación. Es más, cuantas más explicaciones dé, más polémica se levantará.

Y es que el WT pretendía tener “los mejores equipos en las mejores carreras”, aunque fuera un ‘totum revolutum’ de pruebas muy diversas, un Mundial de Fórmula 1, de rallyes y de raids en un solo evento, como ya lo definí hace años. Lo que no se preveía es que entrasen en el circuito mundial pruebas más consideradas por su ‘valor’ geográfico y que se quedasen fuera otras carreras de indudable valor por no europeizar en exceso el calendario, que ya ded por sí es excesivo e irracional. Ni mucho menos que, en algunos casos, la diferencia de nivel entre equipos continentales y ‘protours’ no fuese tan clara, sobre todo en determinados momentos del calendario. Y no sólo me refiero sólo a las grandes vueltas, sino que las clásicas o simplemente esas pruebas ‘extra europeas’ a las que antes me refería, que pueden estar más interesadas en contar con equipos con otros perfiles que los WT que acuden casi por obligación.

La solución de aumentar el número de invitados y eximir a los ‘protour’ de estar en determinadas pruebas es una solución que puede parecer justa… salvo que se acabaría con la esencia del WT, aunque hoy en día tampoco nadie se plantearía la opción contraria, una liga cerrada, sin invitaciones.

Por ello llegamos a una triste conclusión: ‘virgencita, que me quede como estoy’, es decir, ‘mejor no menearlo’, salvo que se hiciera un borrón y cuenta nueva, aunque ello conllevase echarle una buena dosis de imaginación, algo que siempre suele estar mal visto en nuestro deporte.

PD: Y que nadie piense que la reducción de corredores por equipo pueda suponer más conjuntos en carrera, ya que la razón argumentada era por seguridad, con un límite máximo de 176 ciclistas en vez de 200 en el pelotón de las ‘grandes’.

2 comentarios:

  1. Hola, Luis, tendria tanto que contar, que al final lo voy a resumir así: El ciclismo estaba bien como estaba, hasta que vino Verbruggen a la UCI a complicarlo. "Lo de los mejores equipos a las mejores carreras" ha resultado un disloque. Los equipos de Vueltas suelen pasar de la Clasicas, y viceversa. Total, acuden a las carreras, pero, a menudo, a cumplir el expediente, y les quitan el sitio a los locales dejando fuera a equipos locales que correrían con mas ganas. Creo recordar que en su día, el Kaiku, que era un equipo muy entusiasta, se quedó sin poder correr la Vuelta. El sponsor se cansó y adiós equipo. Lo de la mundialización ha supuesto meter con calzador a carreras con petrodolares, pero sin afición ni público, quitando del calendario a entrañables carreras europeas (vuelta a Murcia, Aragón, Galicia, Setmana Catalana...) Carreras estas que estaban vinculadas con clubes que hacían cantera, que organizaban otras pruebas y que mantenian el ambiente. Sí, ahora tenemos equipos con enorme presupuesto, pero el dia que el millonario de turno se cansa se acabó el equipo y dejan un agujero tremendo. Y ya no digo más. ¿Que no te acuerdas, Luis de cuando, en España, durante años teníamos más de ocho equipos? (creo, hablo de memoria, que llegamos a los once). Que ha habido una internacionalización es indudable, pero que españoles, italianos y franceses han perdido más de la mitad, mucho más de los puestos de trabajo, también. Y lo dejo aquí, que ya me estoy calentando demasiado. Un saludo, Luisito!

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  2. Efectivamente. El World Tour ha afectado de forma gravísima a todo lo que no es Pro Tour, y no se vislumbra nada para que se recupere esa 'clase media'... salvo un cambio radical, pero que nadie quiere ni sabe dar.

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