El 11 de noviembre de 2011, la Junta
Directiva y la Comisión Delegada de la Real Federación Española de
Ciclismo (RFEC) tomaban la decisión de que el certificado médico dejase de ser obligatorio para
expedir la licencia ciclista. Según se argumentó en su momento, dicha medida
venía justificada por la inexistencia de un protocolo para dichos
reconocimientos, por lo que muchas personas presentaban una documentación muy
básica y, en la práctica, sin ninguna utilidad como medida preventiva. “El CSD
no considera tampoco esta norma obligatoria. Y tras la preceptiva consulta se
ha procedido a eliminar la obligatoriedad para facilitar la expedición”, se
decía en la nota de prensa relativa a dicha sesión. Una medida que, por cierto,
ya aplicaban otras Federaciones que regulan deportes tan exigentes como
atletismo o triatlón.
Dicho de otra forma, se igualaba a la baja, pero como llamada de atención.
“Lo hemos hecho para provocar, para presionar, para lograr que alguien tome
cartas en el asunto”, declaraba a ‘El País’ el entonces presidente de la
REFC, Juan Carlos Castaño.
Froome, en una prueba de esfuerzo © Sky |
Pese a ello, la decisión federativa
provocó una contundente reacción de la Sociedad Española de Medicina
del Deporte (SEMED/FEMEDE) –“el ciclismo es, junto al
atletismo, uno de los dos deportes que más muertes
súbitas causan en España. Por ello no se entiende que la federación
de ciclismo haya tomado tan sorprendente acuerdo”- e incluso una cierta
sorpresa en el propio Consejo Superior de Deportes,
aunque seis años y medio después, la situación es la misma: no existe ninguna
obligatoriedad se dichos reconocimientos a nivel de federaciones nacionales, y
en ciclismo se traslada la potestad a las Autonómicas.
En una rápida consulta, constatamos que
tan solo las Federaciones Vasca, Riojana y Catalana -para
las categorías de iniciación y de competición- exigen dicho certificado médico,
mientras que buena parte del resto de Territoriales preguntadas argumentan la
misma “no obligatoriedad” que la Española. Por otra parte, los casi 8.000
participantes de la Quebrantahuesos están
obligados a presentar este documento, pero porque lo exige la ley francesa ya
que la mitad de la marcha se celebra por el país vecino. No ocurre así con los
dorsales de la Treparriscos -prueba paralela
de medio fondo en Sabiñánigo- al tener lugar íntegramente sobre suelo español.
El sentimiento general en el mundillo
ciclista es que se está a la espera de la nueva Ley del
Deportepara que se reconozca esta obligatoriedad, aunque no hay
mucha información sobre el contenido de dicha norma en sus primeras fases de
elaboración y mucho menos se sabe si el reciente cambio de Gobierno puede
conllevar que se acelere, retrase o modifique de forma más o menos sustancial
el proyecto.
“No tenemos ninguna información oficial
-indica el doctor Cesáreo López, responsable de la Comisión
Médica de la RFEC-, pero es algo prioritario. No lo digo tanto por
la gente mayor que ya sabe las patologías que puede padecer, sino por los
chicos que se inician, en infantiles o cadetes, que pueden tener algún problema
que jamás se ha detectado”. López destaca que “en un deporte en que hay un
elevado gasto en material, los 30 o 50 euros que puede costar un reconocimiento
no deben suponer ningún problema”. Un chequeo que debería comprender
“un electrocardiograma de doce canales, una analítica con la bioquímica básica
y una exploración general, que detecten cualquier tipo de problema latente”.
Documento de consenso
Pedro Manonelles © Acta Sanitaria |
El doctor Pedro Manonelles, presidente de SEMED/FEMEDE, considera
que no es necesario esperar a dicha regulación. “Existe una ley, la Ley Orgánica 3/2013, de 20 de junio, de protección de
la salud del deportista y lucha contra el dopaje en la actividad deportiva, que
lo contempla, y sobre la que trabajamos para que se aplique la obligatoriedad
de realizar reconocimientos”. De hecho, SEMED/FEMEDE presentaba el pasado mes
de noviembre, con ocasión de las VII Jornadas Nacionales de Medicina del
Deporte, el estudio “Reconocimientos médicos para la aptitud deportiva.
Documento de consenso de la Sociedad Española de Medicina del Deporte” y que se
puede consultar en este enlace.
Con el objetivo primordial de disminuir
la incidencia de Muerte Súbita Deportiva mediante el diagnóstico de las
patologías que pudieran provocarla, también se pretendían otra serie de fines
como valorar el estado de salud integral previo a la práctica deportiva,
determinar las contraindicaciones médicas absolutas o relativas, y permanentes
o temporales, para la práctica deportiva, excluyendo a los individuos de riesgo
para su salud o realizar prescripciones de ejercicio para los sujetos que lo
precisen y proporcionar oportunidades para participar en actividades
físicodeportivas a los pacientes que presenten afecciones cardiacas u otras
patologías.
El doctor Fernando Novella, jefe del Servicio Médico del
Patronato Municipal de Deportes de Fuenlabrada, profesor de la Facultad de
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Politécnica de
Madrid y vinculado a la RFEC hace algunos años, fue uno de los casi cincuenta
médicos que participó en la refacción de este documento y cuya importancia
radica “en que es un documento de consenso, que recoge distintos tipos de
reconocimiento según la práctica deportiva y las distintas técnicas de
exploración”.
Novella destaca el peligro que supone
que personas con una limitada experiencia deportiva quieran afrontar
pruebas muy superiores en exigencia a lo que están acostumbrados,
sin haberse sometido al preceptivo reconocimiento, algo muy común en atletismo
o ciclismo, dos de los deportes con mayor incidencia de muerte súbita. De
hecho, a falta de la obligatoriedad federativa, numerosas marchas cicloturistas
son las que han exigido el reconocimiento médico como requisito obligatorio de
participación, siendo la Quebrantahuesos, en 2016, la pionera, aunque la
decisión de la prueba pirenaica se debió a la exigencia de las autoridades
francesas, por donde transcurre buena parte de la marcha.
Carlos Barredo © twitter |
Las pruebas de esfuerzo son
otro factor sobre el que advierte. “No es lo mismo una prueba de esfuerzo como
un test de entrenamiento, que puede estar controlada por el preparador físico,
que como prueba diagnóstica, en la que la presencia de un médico es
obligatoria”.
Precisamente a esta prueba médica
aludía Carlos Barredo, preparador físico del equipo Polartec y de otros ciclistas. “Ahora mismo no cojo a ningún corredor que no me traiga un
reconocimiento médico”. Fue precisamente el asturiano afincado
a Madrid el que, con un tuit publicado hace algo más de un mes, daba pie a este
reportaje: “Y antes de irme a dormir lanzo una pregunta que me hago
constantemente: ¿Cuándo se darán cuenta todas las federaciones deportivas de la
necesidad de exigir un reconocimiento médico exhaustivo antes de expedir
cualquier tipo licencia anual?”.
Un reconocimiento, según recordaba
SEMED/FEMEDE ya hace algunos años, cuya firma “es un acto administrativo, que
se debe desligar del acto médico”, y que los únicos profesionales
capacitados para su realización sean “médicos individuales (en ningún caso
empresas) especialistas en Medicina de la Educación Física y del Deporte y en
Cardiología y aquellos médicos que hayan obtenido la habilitación temporal para
su realización”.
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