Siempre
he pensado que, a falta de recursos
económicos –y aun con ellos-, la imaginación y el compromiso deben ser dos premisas
fundamentales para realizar cualquier tipo de trabajo en el presente y cualquier
planificación en el futuro. Pero en el ciclismo español estos dos supuestos siempre han brillado por su ausencia.
Foto: COE |
Desde
hace algunos años el ciclismo en pista
es el gran abandonado del deporte español, cuando siempre ha sido el semillero
de medallas olímpicas algo que, para algunos, aunque de forma errónea, es
el mejor barómetro de la salud del deporte español. No hay que remontarse mucho,
cuando en Atenas 2004 las tres medallas
de plata y las dos de bronce suponían más de la cuarta parte de las preseas
obtenidas por el olimpismo español. Pero en Río 2016 la presencia de
nuestro deporte fue meramente testimonial y los resultados, inexistentes.
La inclusión de la madison y el cambio del
formato del ómnium nos hacían ser optimistas de cara a Tokio 2020, aunque la
verdad es que los motivos son muy escasos, y se pueden contar
con los (dos) dedos de una mano, Albert
Torres y Sebastián Mora, puesto que la situación del resto del ciclismo en
pista español es francamente preocupante y solamente se salva por la voluntad
de algunos, muy pocos, elegidos. No hay
dinero, dicen, pero tampoco hay imaginación. Ni compromiso.
Para
quienes me hayan querido escuchar, siempre he
defendido que, aparte de otras medidas orientadas hacia los primeros
escalones –y que no voy a mencionar aquí
por no ser el tema del debate y no extenderme demasiado-, es necesario un gran acuerdo entre los actores el ciclismo profesional
y la Federación, en el que se involucren
el CSD y el COE, para que los mejores ciclistas españoles puedan
compaginar carretera y pista, algo imposible en la actualidad salvo muy
escasas excepciones, y que las ayudas
del obsoleto Plan ADO se distribuyan de otra forma. La preparación no se
basa sólo en entrenar, sino también en competir en carretera. Y eso no se
“compra” solo con dinero.
Foto: UCI Track |
Los recientes Mundiales de Pruszkow nos han
dado una lección que no debe caer en saco roto y es lo que me ha
motivado a escribir estas líneas. El fondista que ha marcado diferencias no es
otro que el miembro de un equipo World Tour, Roger Kluge, que hizo una exhibición en la madison en parte por haber
estado corriendo al más alto nivel hasta el día anterior al Mundial el Tour
de los Emiratos Árabes. Algunos pensamos que eso de llegar con tan poco tiempo
a Polonia era ir de muy sobrado. ¡¡¡Y vaya si lo iba!!! También comprobamos el
rendimiento de otro ciclista que goza de un calendario importante, como Cameron
Meyer. Y algún otro foráneo más. Y Sebastián
Mora dio un importante paso, como vimos en la puntuación. Y aunque él dijese
que había hecho las mismas pruebas que siempre, la verdad es que su fichaje por
el Caja Rural-Seguros RGA se ha dejado notar. Y se dejará sentir aún más en
futuros compromisos.
¿Y Albert Torres, la principal baza para
Tokio, teniendo en cuenta que es el titular en el ómnium y la mitad de la
madison? Pues a día de hoy en el
abandono más absoluto. Ni tiene equipo profesional para 2019 (menos aún para
2020), ni se le espera, a pesar de las distintas gestiones realizadas desde
su entorno.
Uno de
los planes de compromiso a los que me refería podría ser que la selección española tuviera presencia en
todas las carreras del calendario nacional, con lo que Torres –y otros
ciclistas de otras categorías o disciplinas, como Felipe Orts o Carlos Coloma-
pudieran preparar en la carretera sus grandes objetivos. Pero parece ser
que esta vía está completamente descartada.
Foto: Federación Española |
Hay una
segunda posibilidad, que es la que demandamos con urgencia: que la Federación
Española busque el compromiso y anticipe ese plan para que, en un primer
momento, el mejor ciclista español pueda
compaginar carretera y pista, haciéndole un hueco en algún equipo pro. Y
dadas las excelentes relaciones que hay
entre Ferraz 16 y dos empresas como Cofidis o Movistar, patrocinadores
federativos, nos preguntamos ¿por qué no podría tener un hueco en alguna de
estas dos formaciones ciclistas? Porque desde luego, no sería un castigo
para estas escuadras –no olvidemos la clase de Torres que ya ha demostrado en
carretera-, y mejor nos iría a todos,
comenzando por el propio Albert, que es lo que verdaderamente importa,
hasta los que luego van a presumir de medallas, que el rojo del fondo de la
fotografía –por ejemplo- estuviera en el color del maillot del menorquín al
menos durante lo que queda de 2019 y 2020.
Publicado en Track Piste
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