La que hasta el momento era
una batalla ‘sotto voce’ entre la UCI y
la Federación Internacional de Motociclismo sobre la competencia en la
regulación de las e-bikes ha tenido una primera manifestación pública ya
que el máximo organismo ciclista internacional ha emitido hoy un comunicado
diciendo que “desea dejar en claro que
la e-mountain bike (bicicleta de montaña asistida eléctricamente) es una de las
disciplinas bajo sus auspicios”.
Desde mi punto de vista, está meridianamente claro que se trata deciclismo, y que la competencia debe ser de la UCI y nunca de la FIM. Pero
el pastel es muy goloso, el negocio, muy amplio, y está claro que la lucha iba
a manifestarse pronto.
Por ello, el máximo organismo internacional está
utilizando todos los argumentos posibles para ganar la batalla mediática y ante
la opinión pública; desde la implicación de numerosos fabricantes de
bicicletas tradicionales en estas nuevas máquinas, hasta que “varias
Federaciones Nacionales afiliadas a la UCI ya han organizado Campeonatos
Nacionales para la disciplina, ganados por especialistas en bicicleta de
montaña”, citando sobre todo el título
francés logrado el año pasado por “el doble campeón olímpico de Francia y cinco
veces campeón del mundo UCI Julien Absalon”.
En la misma línea de
argumentación está el hecho de que la UCI
ya haya reglamentado sobre esta nueva disciplina –aunque de una forma bastante
apresurada, con muchas lagunas- y que haya adjudicado ya el primer Mundial
en este 2019, coincidiendo con el de BTT tradicional en Mont Sainte Anne
(Canadá), sin saber reamente cómo va a desarrollarse esta competición.
La UCI, siempre según dicho
comunicado, se mostró “muy sorprendida y
decepcionada por el anuncio hecho por la FMI” de organizar una FIM E-Bike
Enduro World Cup en Francia, el próximo mes de junio, “sin base regulatoria”,
y recuerda que ya había notificado en septiembre de 2017 que consideraba que “los eventos de e-bikes se someterían
exclusivamente a su jurisdicción” y que las funciones respectivas de las
dos Federaciones Internacionales (UCI y FIM) “estaban claras y no serían cuestionadas”.
Pues no ha debido quedar tan
claro, cuando se ha producido esta injerencia de la FIM, por lo que el máximo
organismo ciclismo ha dado una vuelta de tuerca más y ha anunciado que
considera estas pruebas como "eventos
prohibidos" en línea con su Reglamento. “En consecuencia, cualquier corredor con licencia de UCI que participe
en uno de estos eventos podría correr el riesgo de adoptar medidas
disciplinarias”.
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