Con la temporada a punto de iniciarse en la vieja Europa –aunque en el hemisferio Sur ya se estén dando las primeras pedaladas-, es el momento de echar un vistazo a las plantillas de los equipos españoles, así como a aquellos corredores que han emigrado de forma más o menos voluntaria al extranjero, para comprobar que casi una cincuentena de ciclistas que el año pasado estaban en el pelotón profesional no militarán en la máxima categoría en el 2010.
Por el contrario, habrá 35 caras nuevas, por lo que la situación no es tan grave como plantea Santi Pérez en su blog. Posiblemente si no hubiera habido tanta ambigüedad en la continuidad del equipo de Murcia y este hubiera salido a las carreteras, estaríamos hablando incluso de un ‘ratio’ positivo.
Pero lo cierto es que hay medio millar de corredores afectados, aunque con casos muy distintos. El más doloroso es el de aquellos jóvenes que aún no han podido demostrar lo que llevan en sus piernas y que se ven obligados a ‘recalificarse’ en busca de una segunda oportunidad, aunque la ilusión de ellos y la visión de los ojeadores ya no será la misma. Es el caso, por ejemplo, de Rafa Serrano, de Sergio Domínguez, de Héctor González o de Javier Etxarri, y de alguno más, de los que sigo pensando que pueden ser excelentes profesionales.
En el lado contrario nos encontramos a aquellos ‘veteranos’ que, por ley de vida, deben pensar en decir adiós. Quizás en otras circunstancias podrían haber seguido alguna campaña más. Pero en las actuales, se han visto obligados a la retirada, tras haber dado lo mejor de ellos. Sin duda, Igor Astarloa es el mejor ejemplo de este grupo, sin olvidarnos de David Cañada, cuya loable intención de demostrar que podía seguir tras haber superado el cáncer ha chocado con la cruda realidad de lo que piensan los equipos ciclistas.
Por debajo, tenemos a un buen montón de profesionales que también han demostrado su valía, pero que quizá no sean interesantes en términos de ‘calidad-precio’. O simplemente no han estado en el momento, lugar y junto a la persona adecuada. ¿Nombres? Sin ser exhaustivos, pienso que gente como David Herrero, Julián Sánchez, Javier Benítez, Iker Camaño o Iván Raña pueden garantizar resultados –incluso victorias- en la máxima categoría.
El cuarto y último grupo, el más amplio sin duda, comprende a una serie de ciclistas que se mueven entre las dos categorías, según las oportunidades que se le presenten, sin rechazar tampoco aventuras foráneas. No destacan entre los profesionales, pero tampoco desentonan, mientras que su militancia en el campo aficionado despierta pasiones encontradas, desde los que dicen que aportan experiencia (resultados) a los que comentan que quitan oportunidades a los jóvenes. En estas circunstancias, quizá habría que plantearse cómo consolidar y dar carta de naturaleza este grupo intermedio ‘profesionalizando’ equipos aficionados que ya lo son de facto y configurando un calendario ‘intermedio’ más amplio y racional.
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