Debo reconocer que soy un ‘bicho raro’, uno de los escasos pobladores de este planeta que piensan que los Juegos Olímpicos son una aberración. Si es un espectáculo que buscan las ciudades para modernizar sus infraestructuras o su imagen; si es el objetivo último en el rendimiento de los deportistas, aunque no nos engañemos, más por las becas anteriores y contratos posteriores que por los propios valores olímpicos; si es orgullo para un país, mejor dicho para sus políticos, a la hora de presentar sus éxitos en formas de medallas, y más si se comparan con ediciones anteriores o con ese vecino con el que nos gusta ‘picarnos’, ¿por qué tengo que llevar la contraria y decir que los JJ.OO no me gustan?
Pues por dos razones muy sencillas. La primera de ella es que me parece una saturación – a la larga contraproducente- quince días de deporte a todas horas, en un mismo escenario ciudadano… cuando la mayoría de estas disciplinas permanecen olvidadas los 1.446 días restantes del cuatrienio. Y la segunda, es que dicha concentración obliga a cambiar las reglas básicas de muchos deportes: el ciclismo en pista es un buen ejemplo, con un programa olímpico radicalmente distinto al mundialista. Y estas variaciones también son muy negativas en todos los sentidos.
Pienso que si el olimpismo es una mentalidad, una filosofía deportiva, nada mejor que una distribución temporal y por actividades más adecuada, más racional: por ejemplo un año, deportes ‘blancos’; al siguiente, deportes de ‘naturaleza’ (BTT, cross, piraguismo y remo…); el tercero, para las modalidades por equipos (futbol, baloncesto, voleibol…), para finalizar con los deportes individuales (atletismo, gimnasia, natación, ciclismo…) en el año bisiesto. Más sedes, más beneficios, más deportes… y menos modificaciones, concentración y saturación.
Desgraciadamente por aquí no van los tiros: el COI no se plantea cambios pero si nuevos ‘negocios’ y por ello han creado otra nueva competición, también cuatrienal, dedicada a los más jóvenes, a los deportistas entre 14 y 18 años para inculcarles los valores del olimpismo. Y la cita tendrá lugar a partir del próximo sábado en Singapur, donde estarán representadas 26 disciplinas deportivas. Una notable idea para que los deportistas se empapen del espíritu olímpico desde jóvenes, con otra notable iniciativa de que no haya triunfadores individuales. Por no hablar de lo acertado que es la iniciativa de ‘olimpizar’ ciudades menores que no podrían organizar el gran evento.
Lo que sucede es que, como sus hermanos mayores, los Juegos Olímpicos de la Juventud tienen que apretar para abarcar todo. Y en el caso del ciclismo, se ha ideado un sistema de competición realmente extraño –por no usar otros calificativos- en relación a las normas de competición habituales, corroborando mi tesis anterior. De esta forma, un cántabro llamado Alvaro Trueba –campeón de España contrarreloj cadete el año pasado en Cuenca-, un andaluz de nombre Antonio Santos, vencedor del Nacional junior de BTT, y Rubén Crespo, un aragonés ganador del Campeonato de España de BMX 2010, tendrán que competir no sólo en sus pruebas habituales, sino en una segunda modalidad, común para todos ellos, la de fondo en carretera: para Trueba no será un problema, Santos lo pasará algo peor al cambiar su tierra habitual por el asfalto, pero el pobre Crespo sufrirá como nunca al cambiar las ruedas pequeñas y gordas de su bicicross por las llantas estilizadas de esta otra ‘burra’, en un esfuerzo de horas que no tiene que ver nada con su práctica habitual.
Un reto aún mayor es el que se le presenta a la cuarta componente del equipo nacional, la catalana Bianca Martín, una ‘rutera’ que viene de disputar el Mundial junior en Offida, ya que su esfuerzo es aún más variado: mountain bike, BMX y contrarreloj, por este orden. A su favor tiene que ninguna de sus rivales llegará con un polifacetismo mayor que el suyo. Y es que, aunque en el ciclismo femenino en estas tempranas edades la especialización es muy baja, dudo que haya ninguna corredora en el mundo actualmente que compatibilice con un mínimo de rendimiento bicicross y ruta, por ejemplo.
En fin, suerte a los cuatro, tened cuidado con el aire acondicionado -que en esta parte de mundo es más peligroso que el calor-, y que realmente disfrutéis con lo mejor del espíritu olímpico, y con esta experiencia única… en todos los sentidos.
Hola Luis, solo un nombre de una corredora.... Ingrid Drextel, Mexicana
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