El pasado mes de agosto os recomendaba media docena de narraciones ciclistas veraniegas, una sugerencia que, varios meses después, es perfectamente válida para vosotros o para quedar bien con algún amigo ciclista y aventurero estas Navidades, aunque probablemente algunos de estos libros ya no se puedan adquirir fácilmente.
A esta lista me gustaría añadir una nueva recomendación, ‘Diarios de Bicicleta’, de David Byrne. El hecho que esté escrito por un músico, antiguo líder del grupo Talking Heads, no deja de ser una anécdota, ya que en el autor de esta narración nos encontramos a un artista polifacético, pero sobre todo a una persona observadora, preocupada por el mundo en el que vive, que reflexiona sobre muchas cuestiones de actualidad, desde su propia curiosidad y el descubrimiento cotidiano, no desde la altura de una cátedra.
Y este descubrimiento surge del uso de su bicicleta, una modesta máquina plegable que, desde hace muchos años, le acompaña por sus viajes a través del mundo. Con ella recorre ciudades como Berlín, Estambul, Buenos Aires, Manila, Sydney, Londres, San Francisco o Nueva York, donde reside, mostrándonos el lado humano de estas urbes desde ámbitos tan distintos como el arte, la fotografía, la arquitectura, la música, la moda, el urbanismo, la sociología… y con la mayor o menor facilidad del uso de la bicicleta como hilo conductor de las distintas narraciones. Byrne nos presenta la ‘cara B’ de las ciudades, como he leído en alguna crítica de esta obra, que curiosamente me atrajo más por su portada simple y llamativa que por el conocimiento previo que tenía de la existencia del libro o del autor. Obviamente no es una narración de ciclismo, ni siquiera de bicicletas, en sentido estricto, pero es una forma de compartir una utilidad más para las bicicletas, por mucho que nuestros gobernantes no sepan entender esta faceta urbana de una máquina polivalente.
Hojearlo y ojearlo me llevó rápidamente a la decisión de comprarlo, aunque para aquellos más osados, existe la opción de adquirirlo en su web en formato audiolibro, en inglés, narrado por el propio Byrne. Eso si, olvidaros de la opción e-book en castellano.
PD: Quiero dedicar este post a otro fanático de la bicicleta plegable, Enrique, para que siga descubriendo el mundo así.
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