jueves, 6 de enero de 2011

El siglo de la ‘Volta’

Hace unos días la organización de la ‘Volta’ me remitía esta interesante documentación sobre la carrera decana del calendario nacional. Un texto quer ya ha aparecido –incluso aumentado y mejorado- en numerosos medios informativos convencionales y ‘on-line’. Sin embargo, no me resisto a incluir estas líneas como homenaje a la gran carrera catalana y española, que soltaba amarras justo un día como hoy de hace un siglo. Enhorabuena, y a por los doscientos años.

Cuando el día 6 de enero de 1911 se dio la salida a la primera edición de la ‘Volta’ a Catalunya comenzaba algo más que una de las pruebas ciclistas más antiguas del mundo. Organizando un evento tan complejo y novedoso los sectores más emprendedores de la sociedad catalana de la época lanzaban un mensaje de modernidad y cosmopolitismo al resto del país.

Organizada por el Club Deportivo Barcelona, las cifras de la primera edición fueron modestas a la fuerza. La primera etapa, de 97 kilómetros, se corrió entre Barcelona y Tarragona pasando por Sitges. La segunda conectó Tarragona con Lleida a través de 111 kilómetros, y la tercera la capital del Segrià con Barcelona en 157 kilómetros de etapa. En total 363 kilómetros. No se llegó a Girona, simplemente, porqué hace cien años no había carreteras en condiciones. De la Plaça de Sarrià salieron 34 participantes y llegaron 22 al velódromo de Sants donde terminó la carrera con victoria de Sebastián Masdeu a un escalofriante promedio de 23 kilómetros por hora. Sus impulsores, Miquel Artemán, que la dirigió, Narciso Masferrer y Jaume Grau estaban más que satisfechos: el deporte comenzaba a cuajar en la sociedad catalana, ya no solo como una actividad exclusiva de la élite social, sino como un fenómeno popular.

Catalunya vivía con optimismo el inicio del siglo XX. El dinamismo industrial conformó una burguesía moderna que halló en las teorías catalanistas de Almirall su proyección política a la vez que descubrió la práctica deportiva como elemento diferenciador de clase y beneficioso para la salud según las entonces revolucionarias teorías higienistas en boga. Son los años de eclosión del esquí y el montañismo y del nacer de la pasión por el progreso técnico y la velocidad. En 1908 Marinetti publicó su Manifiesto Futurista, en 1909 se inaugura el Real Club Náutico y en 1910 un avión sobrevuela por primera vez el cielo catalán; la sociedad catalana camina a paso decidido hacia la modernidad.

José Magdalena, que había sido segundo en la primera edición, venció en la segunda ‘Volta’; Juan Martí, segundo en la anterior, ganó en 1913, todavía con tres etapas y con unas carreteras que, a menudo, hacían que la carrera se asemejara más a una actual prueba de BTT que al ciclismo en ruta tal y como hoy lo entendemos. Pero por entonces la gente ya llenaba calles y cunetas esperando el paso de los ciclistas. Lástima que la Guerra europea obligó a suspender la ‘Volta’ hasta 1920.

De la ‘Unió’ a Cañardo

Tras un caótico retorno en 1920 de la mano de la Unión Velocipédica Española (antepasada de la federación) y tras dos años más de parón, la creación en 1922 de la Unió Esportiva de Sants, fruto de la fusión de las entidades del barrio, significó la recuperación de la ‘Volta’ hasta hoy, exceptuando 1937 y 1938 por la Guerra Civil.

Joseph Pelletier, Miguel Mucio, Víctor Fontán o Salvador Cardona fueron algunos de los vencedores durante los años 20 y 30; pero fue Mariano Cañardo, nacido en 1906 en Olite (Navarra) pero hecho ciclista en el barrio barcelonés de Sant Andreu, quien, con sus aún no superadas 7 victorias, convirtió la ‘Volta’ a Catalunya en un fenómeno de masas. Cañardo venció en las ediciones de 1928, 29, 30, 32, 35, 36 y 39, cuando la pancarta de llegada no lucía más eslogan de patrocinio que ‘Año de la victoria. Franco, Franco, Franco’. Por entonces la carrera era ya una prueba de prestigio, con nueva etapas, sonadas fiestas en cada final de etapa y una numerosa representación internacional.

Desde las páginas del diario ‘La Publicitat’ Josep Mª Planes ensalzó hasta mitificarla la figura de Cañardo; el gentío que llenaba las carreteras lo convirtió en mito popular. Por aquella época el ciclismo y el boxeo eran deportes tan o más seguidos que el fútbol, y el ciclista de Sant Andreu era tan querido por los aficionados como Josep Gironès (el crack de Gràcia) o Pepe Samitier.

Años duros, años dorados

La postguerra y la Guerra Mundial marcaron unos tiempos convulsos para la ‘Volta’. Julián Berrendero, Delio Rodríguez, Bernardo Ruíz, Emilio Rodríguez, Jesús Loroño, Miquel Poblet o Salvador Botella vencieron en la época más dura para la carrera, unos años en que faltaba de todo. A pesar de no poder contar con corredores extranjeros, en 1945 la Unió decidió celebrar por todo lo alto la XXV edición de su carrera programando una ‘Volta’ de dos semanas, gracias a lo cual pudo recorrer prácticamente toda Catalunya.

Apaciguada Europa, firmados los concordatos y los pactos España-EEUU y aun habiendo pasado de largo Mister Marshall, los años del desarrollismo fueron también los mejores de la ‘Volta’. Jaques Anquetil ganó en 1967, dando paso en palmarés a todos los grandes mitos del ciclismo moderno: Eddy Merckx, Franco Bitossi, Luís Ocaña, Felice Gimondi, Domingo Perurena, Bernard Thevenet, Fausto Bertoglio, Freddy Maertens, Francesco Mosser, Johan Van de Velde , Vicent Belda, Marino Lejarreta, José Recio, Sean Kelly, Robert Millar o Álvaro Pino.

Fueron los años dorados de la prueba que, en 1970, celebró sus bodas de oro, que extendió su recorrido hasta l’Alguer, Andorra o Menorca, y que programó espectaculares etapas en plenas Ramblas. La concesión de la Creu de Sant Jordi y el descubrimiento del monumento a la ‘Volta’ en la Plaça de Sants suponen el colofón institucional y popular a esta época.

Quedan en la memoria de miles de niños de aquel tiempo los días en que la clase entera abandonaba el aula para ir a aplaudir a los esforzados ciclistas al paso por el pueblo. Faltados de libertades y de proyección exterior, la ‘Volta’ se consolidó como uno de los grandes estandartes internacionales del sentimiento de catalanidad.

Una clásica moderna

Apenas unos días antes de la ‘Volta’ de 1987 falleció Mariano Cañardo. No pudo ver correr a un joven llamado Miguel Indurain que, en aquella edición ganada por Álvaro Pino, quedó en 22ª posición y que, en el año siguiente, fue el vencedor. La época moderna de la carrera comenzó con la primera de les tres victorias del navarro, las otras fueron en 1991 y 1992, año en que los JJ OO de Barcelona dieron la mayoría de edad deportiva y organizativa a todo el país.

Laudelino Cubino, Hernán Buenahora, Claudio Chiapucci, Laurent Jalabert, Alex Zulle, Maurizio Fondriest, Fernando Escartín, Manuel Beltrán, José María Jiménez, Joseba Beloki, Roberto Heras, Alejandro Valverde o Joaquim Rodríguez han sido protagonistas del palmarés de una época en que, no sin esfuerzo, la ‘Volta’ se ha convertido en una clásica insubstituible del calendario deportivo internacional al ingresar como prueba de pleno derecho en el exclusivo ‘UCI Pro Tour’, auténtica primera división mundial del ciclismo. Tras el ‘Tour’ y el ‘Giro’ no hay competición por etapas más antigua en todo el mundo que la catalana.

Para llegar hasta aquí sin alterar su objetivo de competición de gran nivel y de alta representación internacional de Catalunya en el deporte, la ‘Volta’ dejó sus tradicionales fechas de Septiembre para pasar a Junio, Mayo y actualmente Marzo, y se adaptó a los nuevos tiempos constituyendo la ‘Volta Ciclista a Catalunya Associació Esportiva’. Todo para llegar a estas fechas en plena forma y recordar con orgullo aquel ya lejano día de Reyes de 1911, cuando 34 aventureros salieron de la Plaça de Sarrià con destino a la gloria.

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