Desde hace algún tiempo quería escribir un ‘post’ sobre
‘handbikes’, y la celebración el pasado fin de semana de los Campeonatos deEspaña de ciclismo adaptado en Los Alcázares, la gran experiencia de seguir la
prueba de H2 –posiblemente la más emocionante de todo el Nacional- y, sobre
todo, la posibilidad de compartirlo con un experto y entusiasta como el
seleccionador, Félix García Casas –gracias por toda la información-, me han
dado la excusa perfecta para no demorarme más.
Como su nombre indica una ‘handbike’ es una bicicleta
–mejor dicho, un triciclo ya que lleva dos ruedas traseras- accionada por las
manos, cuyo movimiento simultáneo –distinto al alternativo de las piernas- se
transmite mediante esos ‘pedales’ a la rueda delantera, por un sistema de platos
y piñones similar al de las bicis. En uno de los lados de ese mando universal
se encuentra el freno y el cambio, con la peculiaridad de que hay que dejar de
‘pedalear’ para cambiar.
Hay muchísimos modelos de bicicletas de mano, aunque básicamente
podríamos definir dos tipos: aquellas en las que el piloto va tumbado, de una
forma más o menos reclinada, que lógicamente son más largas, pero se gana en
aerodinámica, y las que permiten al ciclista ir sentado, más cortas por lo
tanto, y en las que el movimiento de los brazos se acompaña por un impulso del
tronco, en un gesto muy similar al del remo. Y aunque pensaba que los modelos
son de construcción artesanal, me sacaron de mi confusión al decirme que hay
cuatro o cinco fabricantes a nivel mundial, en un negocio bastante pujante
combinado con las sillas de ruedas. Un cuadro de competición puede valer
fácilmente 5.000 euros, ruedas aparte.
Desde el punto de vista de la competición, los pilotos se
encuadran en cuatro grupos (H1 a H4), dependiendo de su calificación funcional.
Los H1 son parapléjicos con poca estabilidad de su tronco que van totalmente
tumbados, pedaleando exclusivamente con las manos; los H2 van algo más
reclinados hasta que llegamos a los H4 que van sentados, aunque en este caso se
trata de amputados o doble amputados de los miembros inferiores, y que imprimen
ese movimiento tan característico al que me refería en el párrafo anterior.
En Los Alcázares se dieron cita dieciséis ‘handbikes’,
aunque hay bastantes más en España, y la explicación de las ausencias es fácil de
entender ya que muchos no afrontan esta disciplina de una forma competitiva,
sino como ocio: hay actividades tipo concentración que resultan más atractiva
–ya que abonan gastos completos-. Es más, el atletismo sobre silla de ruedas
también suele ser una competencia importante, precisamente por esos alicientes
que no tiene el paraciclismo de competición, y más en unos Nacionales. A nivel
de alto rendimiento, lógicamente hay más ayudas, aunque ello exige también una
mayor dedicación, entrándose en una dinámica perfectamente comprensible. Es
más, los valores de esfuerzo y superación, de trabajo y sacrificio, son
exactamente los mismos que en cualquier otra modalidad deportiva, por lo que
los resultados no son cosa de un día, sino de la progresión de muchos años.
En otros países de nuestro entorno ciclista, la situación
es distinta, sobre todo a nivel de competición. En Italia, incluso, hay un
‘Giro’, pero sobre todo destaca la presencia de un ídolo mediático en la
persona de Alessandro Zanardi, el ex piloto de Fórmula 1 que en 2001 perdió las
dos piernas en un gravísimo accidente y que ahora compite en esta disciplina,
con gran éxito, por cierto, ya que fue medallista en el último Mundial, en
Roskilde (Dinamarca). Claro que la presencia de estos ‘monoplazas’ en un
criterium ciclista profesional, por ejemplo, sería un gran atractivo para
conocer el valor deportivo de esta disciplina. El valor humano ya está más que
demostrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario