Aunque la marca Orbea seguirá muy presente en el mundo del
ciclismo, tanto en carretera con las monturas del Euskaltel-Euskadi, como en
BTT –por ejemplo, en el equipo Luna internacional o en el OKI nacional- e
incluso con patrocinios individuales en ciclocross –sin ir más lejos el veinte
veces laureado Aitor Hernández, que aspira a poner la guinda en Louisville- en
2013 no veremos en las carreteras ni en los caminos a los dos grandes proyectos
de la firma de Mallabia.
Hoy, Miguel Madariaga presentaba el nuevo proyecto de la
Fundación Euskadi, con un equipo continental que recobra el viejo maillot de
hace veinte años, muy distinto de esa camisola azul que tan acostumbrados
estábamos a ver. Atrás han quedado ocho años -entre 2005 y 2012- de equipo
filial, en lo que ha supuesto el escalón para el World Tour para varias decenas
de corredores, algunos tan cualificados como Mikel Nieve, Mikel Landa o Ion
Izagirre.
Pero indudablemente más tristeza me produce no volver a
ver esos maillots tan fácilmente identificables en las pruebas de BTT. Unas prendas
que desde 2000 hasta 2012 vistieron los mejores especialistas nacionales como
Iñaki Lejarreta –el símbolo del equipo- Roberto Lezaun, Carlos Coloma, Marga
Fullana, Janet Puigrós o Rubén Ruzafa, amén de los franceses Julien Absalon,
Jean Cristophe Peraud o Cédric Ravannel.
Y es que el adiós del Team Orbea Internacional ha sido
demasiado triste para una estructura histórica. Primero la salida casi por la
puerta de atrás del mítico Absalon; luego la reconversión de Ruzafa al
triatlón. Y finalmente, el mortal atropello de Lejarreta, como luctuoso
epitafio de una formación a la que echaremos de menos pero que ya ha hecho
varias rentrées en este mundo del ciclismo. Esperamos que la próxima sea dentro
de muy poco, aunque en ese tiempo, te echaremos de menos, Orbea.
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