Tras
haber escrito hace unas semanas sobre una de las escasas disciplinas ciclistas
no integradas en la UCI, el Velo-Polo, nada mejor que la inminencia de los X
Games –desde el jueves al domingo en Montjuic, Barcelona- para hablar de la
otra, del Freestyle, aunque algunos lo denominen BMX-Freestyle, o simplemente
BMX, dado que la bicicleta que usan es muy parecida a la que se emplea en la reciente
disciplina ciclista olímpica, aunque las similitudes sean mínimas.
“Se
parecen en el tamaño de las ruedas, porque incluso en la geometría o el
material de los cuadros son muy distintos”, comenta Manu Mateo, uno de los
mayores especialistas nacionales en el BMX ‘deportivo’ –llamémosle así-. “En un
principio quizás hubiera alguna conexión entre las dos, pero hoy en día apenas
hay vínculos, salvo algún entrenamiento que puedan hacer los pilotos para
mejorar su técnica en saltos de cara a las carreras”. De ahí, que la mención
BMX sólo conduzca a la confusión y que sea recomendable que lo dejemos
simplemente en una denominación ya de por sí bastante elocuente: Freestyle.
Aunque hay numerosas asociaciones a nivel internacional que regulan esta modalidad ciclista y hay diversos eventos que incluso se consideran verdaderos Mundiales, nada más representativo que los X Games. Se trata de una competición multideportiva -en el que la bicicleta tiene un hueco junto a coches, motos y skates-, nacida en Los Angeles en 1995 como un evento anual y que ahora mismo incluso reúne seis ediciones en un mismo año, dos de ellas en la versión de invierno (sin BMX, obviamente) y otros tres más como la que ahora viviremos en la montaña olímpica: Foz de Iguaçu, Munich y Los Angeles. Eventos que buscan, ante todo, la difusión televisiva merced a su espectacularidad: de hecho la cadena ESPN es la promotora de este evento. En España podremos ver las imágenes a través del grupo Antena 3, aunque prefiero no hacer cábalas sobre las condiciones y horarios de emisión.
Centrándonos
en el Freestyle, cuatro de sus cinco disciplinas estarán presentes en estos X
Games, que, por cierto, se vivirán nuevamente en Barcelona en 2014 y 2015. La
dinámica de todas ellas es sencilla: hacer una serie de acrobacias para
impresionar a los jueces que puntúan las distintas actuaciones. Agresividad,
variedad, originalidad… todo vale en aras de la espectacularidad.
La
más sencilla de todas, en cuanto a su escenario, que no a su ejecución, es el ‘flatland’,
ya que se desarrolla sobre una superficie asfaltada o similar y en que los ‘tricks’
se realizan apoyándose en los distintos elementos de la bicicleta. Es la única
que no veremos en Barcelona.
El ‘park’ es una configuración de rampas y otros obstáculos en el que no solo cuenta la ejecución de las distintas acrobacias, sino también la fluidez del paso de uno a otro. Una variante del mismo es el ‘street’, en el que se buscan obstáculos naturales, es decir, los que se pueden encontrar en cualquier calle de cualquier ciudad: escaleras, barandillas, pasarelas, bancos, paredes… El único límite es la imaginación.
La
cuarta disciplina es el ‘vert’, que se desarrolla en el clásico ‘halfpipe’, con
lo que el componente aéreo se suma a los ‘tricks’ habituales en las disciplinas
anteriores. Y ya centrados fundamentalmente en los saltos, el ‘big air’ o ‘dirt
jump’, donde tras coger velocidad en una rampa, tienen que superar dos ‘gaps’
para realizar alguno de sus espectaculares trucos.
Y
aunque se rumoreó de que el Freestyle podría tener cabida en futuros JJ.OO
pienso que no es sino una consecuencia de ese error terminológico antes
mencionado. Y en cualquier caso, no me imagino a estas bicicletas en el ámbito
olímpico: la espectacularidad de un evento como los Sky Games es la verdadera
muestra de su potencialidad, de la realidad de ese mal llamado BMX que es el
auténtico Freestyle.
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