
Este fin de semana he estado menos pendiente del Tour que del
Campeonato de España de mountain bike, celebrado por segundo año consecutivo en
Panticosa, al menos en lo que se refiere al descenso. Y como en 2012, una
notable organización del Club Ciclista Sabiñánigo, de Aramón Panticosa y de la propia
localidad oscense, plenamente volcada con el evento. Y es que en este tipo de
competiciones, la cantidad y la profesionalidad de los voluntarios es clave
para la buena organización. Y en este caso, un ‘diez’ es poco.
Volviendo con el 51, el portador ayer del número mágico
era Pol Romero. Casualidad o no, pero el dorsal correspondía al saliente
campeón de España de descenso sub23 –una categoría que dejará de existir en
esta disciplina en 2014, siguiendo la tendencia marcada por la UCI que no la
reconoce-, y uno de los favoritos, es decir, una ocasión para seguir vinculando
la cifra al mito. Pero no fue así.
El catalán estaba comenzando su primera bajada, con todas
las ganas y el riesgo que toma quien aspira al máximo. Se le fue la bici en el
primer salto… y sufrió una espectacular caída, que pude recoger en imágenes. El
vuelo fuera de pista, la clavada de la rueda al aterrizar, la voltereta por
encima de la bici, el golpe contra el duro suelo, los gestos de dolor en el
costado y la sangre en la boca de Romero me impresionaron, aunque no parecía
nada especialmente grave… salvo en que prefería estar tumbado en el suelo que
coger la bici para continuar, en ese gesto reflejo que tienen todos los
ciclistas. El ex campeón de España fue trasladado al hospital por simple
precaución y en la mañana de hoy he podido hablar con él, sin nada roto, eso sí, magullado… pero con todas las ganas del mundo de recuperarse para poder estar el jueves en los entrenos de la
Copa del Mundo de Vallnord.
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