martes, 11 de marzo de 2014

11-M: Mallorca, mountain bike; Madrid, manipulación

Dicen que todo el mundo de una cierta edad recuerda perfectamente que estaba haciendo el día del asesinato del presidente Kennedy. Para los más jóvenes -o los menos mayores- ese recuerdo imborrable lo tenemos del 11 de marzo de 2004, el día de la mayor tragedia de la historia reciente de España (*).

La primera noticia que tuve fue en casa, a punto de salir para el aeropuerto donde debía coger un vuelo hacia Mallorca, lugar de concentración de la selección española de BTT. El entonces seleccionador, Guillermo de Portugal, había anunciado ya la lista de olímpicos para Atenas, José Antonio Hermida, Iván Álvarez, Marga Fullana y Janet Puiggros, a los que tenía que hacer unas fotos y alguna entrevista.

Camino al aeropuerto, la seguridad de que el vuelo no iba a ser suspendido coincidía con las noticias cada vez más terribles, pero todavía muy confusas, de lo sucedido en esa línea férrea de Cercanías, con macabras escalas en Santa Eugenia o El Pozo, antes de llegar a Atocha.

Tras un vuelo sordo e inquieto –creo que fue una de las pocas veces que no me dormí en un avión-, en Palma, donde me esperaba la masajista Giorgia Canyellas, a la que entonces apenas conocía, tampoco había mucho más que contar, salvo esa certeza de la autoría de ETA: suposición que aceptábamos los desinformados, por la tradición sangrienta de la banda, aunque fuese una teoría alternativa interesada por los que sí disponían de información.

Aparte de los ‘preolímpicos’, del seleccionador y la buena de Georgia, estaban el magnífico Hotel Hipocampo de Cala Mitjor los corredores Alejandro Díaz de la Peña, Antonio Ortiz, Rubén Ruzafa, Carlos Coloma, Iñaki Lejarreta y Silvia Rovira; el preparador físico Mikel Zabala, el doctor Angel Gutiérrez, el mecánico Carlos Arrebola y el masajista Juan Pablo Escribano.

El objetivo era hacer equipo, sobre todo por la polémica surgida de llevar a Iván Álvarez como segundo corredor a los Juegos, junto al intocable Hermida. Coloma no comulgaba con esa decisión –y supongo que diez años después seguirá pensando lo mismo- pero ello no afectó al buen ambiente que siempre hubo en esta selección. Más sorprendente para todos era la integración de Fullana, una corredora que hasta ese momento parecía vivir en en una burbuja, muchas veces aislada y fuera del propio equipo nacional. “He reflexionado mucho de lo que ha sucedido últimamente y he visto que no podía seguir así”, me comentaba entonces.

Allí también estaba el inolvidable Lejarreta, que fue quien nos dijo que le habían llegado noticias desde Euskadi, con el rotundo desmentido de ETA de tener algo que ver con los atentados. Lo decía sin ningún tipo de implicación, con un carácter informativo que era de agradecer en esos momentos de oscuridad y que nos hacía temer que había algo extraño en la insistencia machacona letanía que se repetía desde Madrid.

….

Me hubiera quedado de buena gana en Mallorca terminado mi trabajo, pero tenía una reunión federativa el 12-M en Madrid… que como otras muchas actividades oficiales fue cancelada. La concentración siguió un par de días más, y unos meses después tres de nuestros corredores estuvieron en Londres; no así Puiggrós vencida por la presión del dopaje en un momento en que los resultados no llegaban. Coloma tuvo que aplazar su debut olímpico en Pekín 2008 –donde estuvo a punto de quedarse fuera, aunque esa es otra historia- repitiendo, con un meritorio diploma, en Londres 2012. Y tanto el riojano como el sempiterno Hermida cuentan con bastantes posibilidades de sumar una nueva experiencia en los Juegos de 2016, en la cálida Río de Janeiro. Álvarez también sigue en activo… pero ya lejos del nivel de aquellos años.

En Madrid, el protagonismo en esos días siguientes correspondió, a falta aún de What’s Apps y Twitters, a los SMS que contribuyeron a canalizar una protesta ciudadana que siempre recordaremos, contra una manipulación que se cayó por su propio peso por su inconsistencia, alimentada por el cerril interés de los gobernantes, y que se reflejó en un inesperado resultado electoral, más como castigo a los culpables de la farsa, que como premio a los socialistas.

Diez años después –y con las víctimas como parte del juego-, conviene no olvidar que los autores de aquel burdo intento de manipulación, por mucho que quieran seguir alimentando la teoría de la conspiración, son quienes hoy nos gobiernan, los que intentan seguir manipulándonos día a día. No con una gran mentira, como entonces, pero sí con muchas pequeñas falsedades interesadas, con el mismo fin: que no conozcamos la verdad, la triste realidad de nuestro país. No debemos olvidarlo en las próximas elecciones –pese a no estar tan cercanas como en 2004-, que es cuando tenemos que demostrar de nuevo que la mentira se paga, aunque sea más complicado acertar con aquellos que realmente nos muestren, o, por lo menos, nos acerquen la verdad.

(*) Para los que no os llegue la memoria, os recomiendo esta lectura.


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