Siempre
que llegas a un número ‘redondo’ como puede ser este post número mil de Uluru, te
crees en la obligación de escribir algo especial, algo que justifique esa
‘cifra mágica’. Y se te ocurren mil temas… o simplemente ninguno a la altura
del momento.
Después
de reflexionar, he preferido por hacer algo especial en este aniversario: no
escribir nada nuevo y redifundir un artículo que escribí recientemente para la
revista digital del Comité Técnico de Árbitros de la RFEC, Ex Aequo, con el que quería agradecer la labor que realiza este
colectivo a la hora de poder informar sobre numerosas pruebas ciclistas en
carretera. Nada mejor que refrendar ese agradecimiento para conocer y difundir
el ciclismo.
En un deporte de
tópicos como es el ciclismo, uno de los más repetidos es que el mejor sitio
para verlo es la televisión. Posiblemente, con la salvedad de que cada día son
menos las carreras televisadas –y prácticamente ninguna en las categorías no
profesionales-, que una mala realización puede ‘descolocarte’ completamente, y
que no es nada extraño que las etapas de montaña puedan quedarse sin imágenes
por culpa de las condiciones meteorológicas -niebla, lluvia intensa…- que
originen que los helicópteros encargados de redifundir la señal no puedan
volar.
Por ello, suelo
responder que mejor que la televisión, un coche en carrera, aunque es algo que
no está al alcance de muchos aficionados. Pero ni siquiera todos valen. Los
vehículos de los directores deportivos suelen estar muy limitados por el
desarrollo de las pruebas o simplemente por su colocación en la fila de coches,
aunque ellos lolimitan a base de experiencia… incluso de picaresca. Los de
invitados
tienen más
movilidad, pero no en todas las circunstancias ni momentos de carrera.
Entonces, ¿cuáles son los idóneos para ver la prueba? El del presidente del
colegio de comisarios y el del adjunto que va por delante.
He tenido la
suerte de hacer radio-vuelta en numerosas carreras y por ello puedo hablar con
propiedad de esta situación privilegiada de ocupar un asiento en el coche de
dirección. Sin embargo, no todas las personas que viajan en este auto están en
la misma situación que yo que, lógicamente por mi función, tengo que estar
pendiente de lo que sucede para retransmitirlo, tanto por la radio interna
como, últimamente, por Twitter. El conductor tiene que preocuparse, sobre todo,
por ‘ver’ a los ciclistas, de que puedan moverse cómodamente y sin peligro en
carrera, tanto en situaciones deportivas de tranquilidad –rodando en pelotón y
bajando al coche de equipo- como de más tensión, en un descenso de un puerto,
cuando intentan cazar a un grupo… Es decir, los árboles pueden no dejarle ver
el bosque de lo que realmente está sucediendo en carrera.
La tercera
persona es, como podéis imaginar, el propio comisario, del que poco tengo que
escribir en una revista especializada como ésta. Solamente me gustaría decir
que su función es básicamente controlar los distintos grupos de corredores, sin
que ninguna circunstancia ajena pueda alterar el desarrollo de la prueba. En
este sentido, no recuerdo que ningún comisario ciclista haya tenido que salir
escoltado de una carrera como sucede a veces en fútbol o incluso en baloncesto.
Quizá sea porque nuestras hinchadas sean menos apasionadas, pero también porque
los árbitros desempeñan perfectamente la labor. Claro está que, siguiendo con
la comparación anterior, el hecho de que se preocupen por el bosque, por la
situación general de la carrera, hace que estén menos atentos a los árboles, a
los protagonistas
individuales en un momento dado.
Desde el
gabinete de prensa de la RFEC, una de las prioridades es publicar en nuestros
medios una información completa y lo más rápida posible de las principales
carreras de las distintas categorías, en especial de las incluidas en las Copas
de España. Desgraciadamente la situación económica actual impide que muchas
veces se pueda contar ex profeso con una persona dedicada a esta labor, o
incluso una persona que, aparte de su función principal, pueda estar pendiente
de esos datos. Algunas organizaciones ya tienen asumida la importancia de difundir
en tiempo y forma por todos los canales posibles esa información, pero otras
veces esta labor es absolutamente secundaria y es algo que merecería también
una reflexión por parte de todos… aunque este no es el foro.
Por todo ello,
tenemos –tengo- que apoyarme en esos magníficos profesionales que sois los
comisarios para que junto a vuestra labor de controlar la carrera –el bosque-
os multipliquéis para facilitarme esa información necesaria para la información
–los árboles-, aunque en algunos momentos sea bastante complicado simultanear
ambas labores, motivo por el cual mi agradecimiento es infinito.
Algunos, rizando
el rizo, mandándome fotos de sus propias notas manuscritas para poder incluso
tuitear el desarrollo de las pruebas como si estuviera en carrera, pero todos
con una excelente disposición, incluso en esos momentos en que, con la carrera
acabada y pensando en volver a casa, todavía queda mandarle la clasificación al
‘pesado’ de Román.
En fin, muchas
gracias por vuestro trabajo y por posibilitar el mío que, en definitiva, todo redunda
en pro del ciclismo. Ah, y que espero seguir contando con todos vosotros en
2015.
Felicidades por la cifra, Luis. Muchos sabemos que no es fácil confeccionar un blog tan actualizado. Impecable en contenidos y conocimientos, Uluru nos mantiene muy bien informados.Gracias.
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