Poco antes del Mundial, Iván Vega, alias Joan
Seguidor, me pidió que le escribiese mi experiencia como comentarista de
Eurosport en el Mundial de pista. Siendo algo tan importante para mí, no pude
negarme no pude negarme a su petición, y más cuando le había 'fallado' recientemente al no grabarle un mensaje de Navidad.
Si no pudisteis leerlo en su momento, aquí tenéis el
texto:
He tenido la suerte de vivir
muchos Mundiales de pista 'in situ', y otros tantos desde mi casa, siguiéndolos
gracias a la combinación de imágenes -por el canal YouTube de la UCI o con más
o menos ingenio gracias cadenas de televisión a veces remotísimas-, de los resultados
'live' en TissotTiming, de contactos vía teléfono o guasap con los
protagonistas y, más recientemente, de Twitter.
Pero me faltaba algo, poder
comentarlos en televisión, lo que no parecía tarea al alcance de mi mano.
Aunque todo llega, a veces de la forma menos esperada: gracias a Eurosport, que
se está volcando con todas las disciplinas ciclistas en un gesto que nunca
agradeceremos lo suficiente, he podido vivir esta experiencia que,
sinceramente, ha sido una de las más gratas de mi ya larga carrera profesional.
Ha sido un Mundial mucho más intenso para mí, he disfrutado con la retransmisión
-con una ilusión que me habían quitado en épocas no muy lejanas- y tengo que
agradecer tanto el apoyo de Antonio Alix como del resto de personas de
Eurosport, así como de aquellos que -vía WhatsApp, Messenger o Twitter-, desde
Apeldoorn o desde el otro lado de las pantallas, me facilitaron informaciones
interesantes para esta labor, incluyendo los propios corredores y técnicos de
la selección española.
Durante los días anteriores
estuve preparando el Mundial como si fuera una oposición, no sólo con los datos
de los corredores -competiciones pero también su vida personal-, sino viendo
todo tipo de fotos de los mismos, vídeos de las últimas competiciones e incluso
pidiendo a gran cantidad de amigos que me pronunciaran los apellidos alemanes,
neerlandeses, rusos e incluso polacos que podrían chirriarme. Porque ver
escritas tantas consonantes seguidas en Pszczolarski es algo que retrae a
cualquiera.
Todo ello se tradujo en unos
cuadrantes en A3 con los resultados de los últimos veinte Mundiales y en un
buen puñado de folios grapados por pruebas... que asustaron a Alix. "No te
van a hacer falta", me dijo. Y fue verdad. Entre lo que veías, lo que
sabías y lo que podías buscar de forma inmediata en Internet te falta incluso
tiempo. De ahí que se me quedaran en el tintero historias como la de Ed Dawkins
-un museo del tatuaje en su pecho, brazos y piernas y seguidor hasta la
obsesión de la época de los gangsters en los años veinte-, debido a que Nueva
Zelanda fue una de las decepciones de este Mundial. Eso sí, pude hablar unos
segundos de dos de mis 'pistards' favoritos, como Sean Eadie con su 'barbudo'
triunfo en Ballerup y François Pervis, el protagonista de una de las mayores
hazañas deportivas del siglo, con sus sensacionales actuaciones en
Aguscalientes 2013 y Cali 2014. Y alguna batallita de Abuelo Cebolleta como la
suspensión de una prueba de la Copa de pista, en Dos Hermanas, que sorprendió a
más de uno que aún tuviera en la memoria, quince años después.
Ya en la cabina decir que su
equipamiento no presentaba demasiadas diferencias con respecto al espacio de
trabajo que solía tener en casa para seguir otros Mundiales, salvo en esos
auriculares con micro -con una voz en off avisándote de los cortes y de la
publicidad-, y si bien es cierto que en los primeros minutos estuve nervioso,
creo que me centré en seguida: nada que ver con la 'trac' de estar frente a
frente del público, del que tienes bastante feedback vía Twitter pero no le
ves.
Eso sí, tu respuesta debe ser
inmediata, no dejando tiempos muertos -lo que me llevó a cometer un estúpido
error de hablar cuando no debía- y de no poderte esperar a decir algo e improvisar
cuando tu información era incompleta. Los fallos de TissotTiming fueron más
frecuentes de lo habitual, sobre todo en la puntuación del omnium en la que no
tuvimos ninguna referencia, teniendo que llevar a mano el cuadrante, y en
conocer el tiempo final de Chloe Dygert en la persecución, que podía ser o no
-por décimas- record del mundo. En este sentido, la realización también provocó
alguna confusión, ya que los planos cerrados son más interesantes para el
espectador, pero te impiden tener una perspectiva completa de la pista, algo imprescindibles
en las pruebas de fondo, respecto a las escapadas y a sus ventajas, lo que
también me llevó a equivocarme en el sprint final de una prueba, al no enfocar
a dos ciclistas que rodaban por delante.
Deportivamente, ha sido mi
Mundial más internacional. Acostumbrado a dar prioridad a los españoles por
razones profesionales, dejaba en un segundo plano a los foráneos, de los que
sólo disfrutaba por afición. En Apeldoorn 2018 he podido dar toda la dimensión
que se merece a gestas como la de Chloe Dygert, con esos dos récords del mundo
de los 4.000 metros
a nivel del mar tras su portentosa exhibición en la persecución por equipos, o
esa clasificatoria y final del kilómetro, con esos tres hombres por debajo del
minuto y con esa arrancada imposible de Hoogland, en una estrategia
absolutamente contraria a la habitual en esta disciplina, pero que le valió el
oro. El reinado de Vogel un año más, el notable trabajo de Bill Huck con los
anfitriones en velocidad, la eclosión de Kirsten Wild, reina de Apeldoorn con
sus cuatro medallas, el imparable ascenso de las persecuciones italianas, o la
decepción de países como Francia o Nueva Zelanda fueron algunos de los detalles
de este Mundial, marcado también por la -para mí- incomprensible ausencia
australiana.
¿Y España? Una vez más la indudable
clase de Albert Torres -¿cuando se la reconocerá algún equipo de carretera?-,
acompañado por Sebastián Mora, endulzó el amargor global del Mundial, con una
plata que muestra el buen camino hacia Tokio. Más que decepcionado, me sentí
sorprendido del 'fiasco' en la velocidad femenina, aunque como bien reconocía
Helena Casas, mejor fallar en Apeldoorn que dentro de unos meses en Glasgow; no
así del tiempo y puesto de la cuarteta, del que ya no quiero hablar más. Me
gustó, una vez más, el desparpajo de Xavi Cañellas en el scratch, y no me
asustó que el omnium se le atravesara a Torres, ya que todo el mundo me hablaba
de lo bien que estaba el menorquín. Y como lo demostró con la medalla de plata
de la madison.
Por todo lo que os cuento,
salí contento y satisfecho de la cabina de Eurosport el domingo por la noche.
Además, ese día no tenía que salir a la carrera para escribir la crónica de
Ciclo21 -otra experiencia muy satisfactoria, aunque más parecida a lo que he
estado haciendo estos años-, puesto que el falso directo me había permitido
hacerlo antes de entrar. Espero que los espectadores, tanto los fanáticos de la
pista como los menos entendidos, hayan quedado satisfechos con mis aportaciones
al trabajo siempre efectivo de Antonio Alix. Y ojala, tenga una nueva
oportunidad de vivir la pista en 'la Casa del Ciclismo' con todos vosotros.
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