Por primera vez en muchos años no tenemos un nuevo campeón del mundo español en este 2009 a punto de finalizar. Es cierto que Benito Ros y Abel Mustieles –aparte del equipo al completo- salvaron nuestra honrilla en las pruebas de trial del Mundial de Canberra al subirse a lo más alto del ‘cajón’. Pero tanto el navarro como el aragonés ya tenían el ‘arco iris’ de temporadas anteriores.
Pienso que hay muchos ciclistas que merecerían un lugar en este maillot por su trayectoria profesional –y entre ellos, sobre todo, los pistards José Antonio Escuredo o José Antonio Villanueva por encima de todos-. Pero lo que más me preocupa es que vislumbro a pocos, muy pocos, capaces de hacerme descolgar el cuadro a corto plazo: Alejandro Valverde, Leire Olaberria y Eloy Teruel. Ojalá me equivoque y el 2010 me obligue a hacerlo.
Todo esto significa que no he tenido que descolgar de mi cuarto el cuadro con el maillot que tengo firmado por todos los españoles que han sido campeones del mundo en la historia excepto los de trial, que podrían llenar por si solos bastantes camisetas. En ese jersey están las 25 firmas de los ciclistas que alguna vez han logrado vestirse con ese ‘arco iris’, salvo la de los pilotos de una disciplina que muchos consideran menor, pero que año tras año repiten éxitos a pesar del incremento de la competencia. Pienso, pues, que es de justicia que al menos Ros, Mustieles, Dani Comas, Gemma Abant o Diego Barrio –los que lo han logrado de forma individual desde la integración del Mundial de Trial en el de BTT en Sierra Nevada 2000- tengan también su espacio.
Compré el maillot en las Navidades del 2003-04, como forma de tener algún recuerdo de mis mejores momentos en el ciclismo, y que no fuera la socorrida camiseta firmada por todos los participantes en un Mundial. No recuerdo quién fue el primero que lo firmó, y lo lamento, pero sí los tres últimos: José Manuel Moreno –tras decidir solventar una firma que se demoraba demasiado realizando un viaje ex profeso a Chiclana-, Iñaki Vijandi –nuestro único campeón del mundo de ciclocross, voluntaria y agriamente alejado del ciclismo, al que encontré casualmente por referencias en solociclocross.com tras varias intentonas fallidas- y Rafa Alvarez de Lara –al que también me costó acceder pese a tener permanente contacto con él-. No olvido tampoco la suerte que tuve para ‘cazar’ a Miguel Morrás, en uno de sus escasos viajes a España desde su residencia en Nueva York, donde le sonríe el éxito profesional que no pudo alcanzar como ciclista por culpa de una lesión, o el periplo mallorquín que realicé durante una ‘Challenge’ para encontrar a los ‘esquivos’ mediofondistas Miguel Mas o Guillermo Timoner.
También tengo gratos recuerdos de aquellos de los que viví ‘in situ’ sus triunfos, aunque me firmaran después. De Isaac Gálvez, al que ‘encontré’ en una Vuelta a Castilla y León cuando estaba centrado en la carretera, después de su éxito en Berlín 1999 y mucho antes de que se pudiera adivinar su fantástica rentrée en Burdeos 2006. Y naturalmente de Oscar Freire –especialmente en su primer título en Verona-, de Joan Llaneras –jamás olvidaré Palma 2007 por lo emotivo de su triunfo- o de Marga Fullana –también en su último podio, en Val di Sole 2008, que tuvo un significado especial para todos-, sin olvidarme tampoco del inesperado triunfo del ‘team relay’ en Livigno 2005, del histórico oro de Rafa Alvarez también en Val di Sole, o la ‘movida’ victoria de Igor Astarloa en Hamilton 2003.
Pienso que hay muchos ciclistas que merecerían un lugar en este maillot por su trayectoria profesional –y entre ellos, sobre todo, los pistards José Antonio Escuredo o José Antonio Villanueva por encima de todos-. Pero lo que más me preocupa es que vislumbro a pocos, muy pocos, capaces de hacerme descolgar el cuadro a corto plazo: Alejandro Valverde, Leire Olaberria y Eloy Teruel. Ojalá me equivoque y el 2010 me obligue a hacerlo.
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