Todavía sigo asombrado por el éxito que supuso la contrarreloj nocturna que abrió la Vuelta en Sevilla, hace algo más de un mes. Una experiencia que ojalá se repita en la ronda española… pero que estoy seguro de que sería imposible que triunfase en las antípodas, en Geelong, sede desde mañana de los Mundiales de Melbourne.
Por lo demás, mañana empieza el Mundial de Melbourne, aquí en Geelong, con una prueba sub-23 en la que veremos a las grandes promesas del futuro, desde Taylor Phinney –el neo del millón de dólares- hasta Alex Dowsett, Tom Dumoulin o Marcel Kittel, sin olvidarnos de un Jesús Herrada que tiene bastante más cartel fuera de nuestras fronteras que dentro de ellas, y naturalmente el todavía ‘xacobeo’ Nelson Oliveira, el último en salir. Esperemos que los ‘Geelongites’ salgan de sus casas y se vuelquen con el evento… y con el tráfico cerrado permitan ya las excepciones a los ciclistas.
Y no sería sólo por el frío, ya que refresca bastante en cuanto el sol se oculta –a eso de las seis y media de la tarde-, sino porque los habitantes de esta ciudad tienen otra mentalidad y en cuanto cierran tiendas y comercios, entre las cinco y las seis de la tarde, no se ve un alma por las calles: solamente algunos deportistas haciendo jogging, gente con bolsas de deporte yendo, o quizá volviendo ya, del gimnasio. E incluso alguna persona solitaria –con pintas bastante diferentes- con otro tipo de bolsas, en este caso de cartón o papel marrón cuyo contenido no vemos pero imaginamos tras contemplar muchas películas norteamericanas. Y es que en muchos sentidos Geelong es perfectamente equiparable a muchas ciudades estándar de Estados Unidos. Y poco o nada tiene que ver con la cercana –solo geográficamente hablando- Melbourne.
Eso si, muchísima amabilidad –sin ser zalameros o pegajosos- de los habitantes de esta ciudad, sabiendo que es una ocasión irrepetible, como dicen en el periódico oficial, ‘Once in a Lifetime’, una vez en la vida. Eso sí, su alto grado de civismo no les permite entender por qué los ciclistas entrenando se saltan los semáforos. A los conductores les molesta sobremanera y manifiestan a bocinazos su irritación, pero más aún al jefe de la policía local que ha advertido que no habrá excepciones en el cumplimiento de las leyes viales.
Y siguiendo con la exclusividad de este evento, debida a la lejanía, parece que va a ser cada vez menos infrecuente, ya que Pat MCQuaid ha comunicado la intención de sacar el Mundial de Europa cada cinco años. Y junto a la más que probable candidatura canadiense, se señala –de forma muy oficiosa aún y en voz baja, no sé hagan aún ilusiones- la posibilidad de que Río de Janeiro también quiera optar al Mundial de 2014, como test de cara a los Juegos Olímpicos, dos años más tarde. En esta ubicación, pienso que tampoco sería conveniente una prueba nocturna, pero por otras razones. China, de la mano de Hein Verbruggen, también sopesa postularse a organizar este evento.
La decisión no se tomará hasta dentro de un año. De momento, la incógnita más próxima a resolver –dentro de apenas 24 horas- es la de 2013, cuando la UCI anuncie la sede del evento al que, aparte de Ponferrada, optan Génova, Florencia y Hooglede-Gits. Hay quienes señalan a la candidatura berciana como la gran favorita, pero creo que no hay apuestas oficiales sobre ello.
Por lo demás, mañana empieza el Mundial de Melbourne, aquí en Geelong, con una prueba sub-23 en la que veremos a las grandes promesas del futuro, desde Taylor Phinney –el neo del millón de dólares- hasta Alex Dowsett, Tom Dumoulin o Marcel Kittel, sin olvidarnos de un Jesús Herrada que tiene bastante más cartel fuera de nuestras fronteras que dentro de ellas, y naturalmente el todavía ‘xacobeo’ Nelson Oliveira, el último en salir. Esperemos que los ‘Geelongites’ salgan de sus casas y se vuelquen con el evento… y con el tráfico cerrado permitan ya las excepciones a los ciclistas.
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