No fue muy oportuna la columna de Juan Mora en As del pasado lunes, con el título de ‘El ciclocross aún sobrevive’. Sin duda su admiración por la ‘supervivencia’ de esta disciplina invernal se justifica en que no ha estado en Mundiales como el de Hooglede-Gits (2007) o el de Hoogerheide (2009), ya que la masiva presencia de millares de espectadores -y pasando por taquilla- le habría hecho cambiar para siempre su apreciación de esta modalidad, que está muy lejos de ser mortecina. O de un reducto. Al menos en Europa.
Tampoco se puede calificar de acertada su comparación con el BTT: es cierto que a nivel de ocio, o como simple transporte, montarse en una bicicleta de carretera para ir por el monte es algo obsoleto e incomprensible; pero la práctica deportiva del ciclocross no tiene que ver mucho con la del mountain bike, ni en técnica ni en esfuerzo, aunque lógicamente haya interconexiones entre los practicantes de ambas disciplinas, lo mismo que hay muchos carreteros –no tantos como nos gustaría- que las compatibilizan. Pero lo que quizá no sepa es que las tres grandes estrellas mundiales del ‘barro’ proceden… del BMX.
En lo que no entra dicho artículo es que el ciclocross, al menos en España, compite en absoluta inferioridad de condiciones por la única y exclusiva razón de que no es olímpico. Y ello supone ausencia de becas y otro tipo de ayudas… y en su consideración de deporte de segunda o tercera categoría. Si desde el COI se tuviera una visión más moderna del deporte, que no descartase del programa olímpico invernal a aquellas manifestaciones que no son de nieve o hielo, el ciclocross tendría un hueco en los Juegos. Y otra consideración. Al menos en España.
Finalmente se hace mención a que quedan pocos practicantes, cuando en los últimos años se ha registrado un significativo aumento en cantidad –en todas las categorías- como en calidad –sobre todo en élite con los duelos entre los Larrinaga, Suárez, Murgoitio, Hermida y compañía-. Desgraciadamente sirve de muy poco y la supervivencia está en entredicho, pero por otros motivos, puesto que las dos carreras más importantes de nuestro país están en serio peligro de desaparición, si los poderes públicos y los patrocinadores no lo remedian. Quizá dentro de un año, Mora opte por escribir: “La suspensión de Igorre y Asteasu condena a muerte al ciclocross”.
bajo mi pusto de vista, Juan Mora esta muy pocas veces acertado, es mas, muchas veces esta equivocado o hace mucho daño en sus articulos a este deporte que tanto nos gusta, y supuestamente a el tambien.
ResponderEliminarSiempre que me topo con un escrito suyo, no suele resultar agradable.
Coincido contigo Mikel: cuando le sacas de fútbol o de un tema político, sus opiniones son muy básicas y simplonas.
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