Cuando la UCI anunció el pasado mes de septiembre en su reunión de Melbourne que el Mundial se celebraría cada cinco años fuera de Europa, se desvelaron extraoficialmente varias posibles candidaturas para ese Mundial de 2015, el siguiente que tocaría disputar fuera de la Vieja Europa. Que si Colombia, que si Canadá, que si China… A la hora de la verdad, tan sólo se ha confirmado la candidatura canadiense de Québec, a la que se unieron ya de forma oficial la de Richmond, en Virginia (Estados Unidos), y la del Sultanato de Omán –sin especificar ciudad o ciudades-, ésta última hace apenas una semana.
La decisión de organizar periódicamente un Mundial fuera de Europa no es sino una consecuencia totalmente lógica de la mundialización en el ciclismo. Viene pasando con relativa asiduidad en mountain bike y en pista, e incluso en BMX lo habitual es que sea en otro continente distinto: desde 2005 no habían pisado Europa aunque volverán este año, a Copenhague. Pero en carretera parece que hace chirriar bastantes resortes entre los más tradicionales. Sinceramente, pienso que debería ser incluso en un número de años menor, aunque también creo que la UCI debería compensar económicamente a las naciones asistentes –a las que ponen a sus malabaristas y payasos en el circo-, como sucede en el fútbol, sin ir muy lejos, y que debería revisarse el programa de competiciones. Pero este es otro tema que dejo abierto.
La candidatura de Omán es la de los petrodólares arábigos, ya habituales en otros deportes, aunque en ciclismo se había circunscrito a las rondas por etapas de Qatar y Omán, con mucho lujo y boato, pero sin apenas repercusión interna, y a otras iniciativas fallidas. Cada uno de estos países busca grandes eventos para su promoción económica y turística, y Omán parece que ha apostado por el ciclismo. Y naturalmente un Mundial sería el segundo objetivo. Si es cuestión de dinero y de comodidad para los asistentes –dos cuestiones decisorias muy importantes para la UCI- la candidatura omaní tendría un gran paso dado. Si eso le unimos la organización de ASO –pese a sus tiranteces periódicas con la UCI- y la imagen de Eddy Merckx, podríamos hablar de un ‘caballo ganador’.
Imagino que el epicentro de la competición sería su capital –Mascate en castellano, Muscat en inglés-, una ciudad de más de un millón de almas que no es el típico pueblo de pescadores transformado en megalópolis de rascacielos, sino que tiene un cierto encanto turístico, según he podido leer. Deportivamente se podrían realizar recorridos interesantes ya que es una zona accidentada, no el típico desierto plano que todos tenemos en mente. Eso sí, calor, incluso para regalar, con temperaturas que alcanzan los 35 grados a finales de septiembre, pero no sé hasta que punto puede ser un factor restrictivo.
El sueño americano de Richmond
Menos referencias directas tengo de Richmond, la capital del estado de Virginia -aunque tenga una aún precaria web-, salvo el apoyo unánime y decidido de USA Cycling, dispuesta a acoger un evento que no se organiza en este país desde 1986 –en Colorado, con victoria de Moreno Argentin-. Y es que cuando Estados Unidos se mueve…
Richmond es la típica gran ciudad del sur estadounidense –como Atlanta o Dallas-, también de más de un millón de habitantes, con un importante sector terciario y con ganas también de tener un gran evento que la publicite habida cuenta de que es una de las pocas grandes ciudades norteamericana que no tiene un equipo en las grandes ligas profesionales (baloncesto, béisbol, fútbol americano o hockey).
Ciclísticamente hablando, es una de las poblaciones estadounidenses con más tradición, sede del Tour de Trump y posteriormente epicentro del ya desaparecido Tour Dupont. No obstante, los recorridos que podrían trazarse no parecen tan atractivos como los de sus dos oponentes. En este caso, la humedad será el factor climatológico más a tener en cuenta, con un clima bastante más fresco al final del verano: las máximas difícilmente superarán los 20 grados.
La francofonía de Quebec
Curiosamente Québec, la más conocida de las tres candidatas, es la ciudad de menor tamaño, con poco más de medio millón de habitantes, pero sin duda la que tiene un mayor atractivo, a causa de ese ‘Vieux Quebec’, patrimonio de la Humanidad desde 1985. Precisamente esa ciudad vieja, que sobresale del moderno Québec, posibilitaría un recorrido tremendamente atractivo –sin duda el más interesante de los tres-, como vimos el pasado mes de septiembre en el Grand Prix Cycliste de Québec, que debutaba, con Montreal, en la Copa del Mundo. Dos carreras que cosecharon unánimes críticas favorables por parte de todos, y que cosecharon una asistencia masiva de público.
Y este éxito arrollador fue el que propició la propuesta ‘quebecoise’ para este Mundial 2015. Una candidatura que tiene un tinte clásico ya que, no nos olvidemos, Québec es la capital espiritual de la Canadá francófona, de esa región que -cada poco tiempo- amenaza con escindirse del resto del país anglófono, sin que hasta el momento el corazón se haya impuesto a la razón. Por el contrario, juega en su contra el hecho de que Canadá haya recibido un Mundial de carretera hace relativamente poco, en Hamilton 2003. La lluvia y el fresco –máximas mensurales inferiores a los 15 grados- caracterizarían el evento si de disputase allí.
La decisión sobre la concesión del Mundial 2015 se conocerá con ocasión del próximo Mundial, en Copenhague (Dinamarca), en la reunión del Comité Directivo los días 21 y 22 de septiembre.
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