Este año, el tema estrella fue la supresión de los pinganillos. Pero me llamó también la atención otra norma, más que por su contenido, por la intensidad que se recalcó la obligatoriedad de su cumplimiento y la inflexibilidad en su corrección. En concreto se refería, al artículo 2.3.009 referido al control de firmas.
Los corredores y sus directores deportivos se concentrarán en la zona prevista para el control de firmas. Deben estar presentes y preparados al menos quince minutos antes de la hora de salida de la zona de concentración.
Bajo pena de expulsión de carrera, la firma de la hoja de salida por los corredores es obligatoria.
Se recalcó mucho en esos primeros días de febrero que cualquier corredor que no se presentase al control debería presentar una justificación convincente ante el presidente del Colegio de Comisarios para que no se aplicase esta norma tan tajante, aunque justificable dado el abuso de determinados corredores y equipos de ‘pasar’ del control para evitarse agobios y presiones, y más si tienen la comodidad alternativa del autobús del equipo. Y claro, en el fondo, se trata de una falta de respeto al numeroso público que se acerca a las líneas de salida para ver, aunque sea desde muy lejos, tras unas vallas y durante escasos segundos, a algunos de sus ídolos.
Hace un par de días, en la retransmisión de la Vuelta en TDP se aludió a que el paso por el control de firmas no era obligatorio, que un corredor podía ‘saltarse’ este trámite y que no pasaba nada, lo que provocó un debate que se ha extendido hasta hoy.
Y es que Carlos de Andrés aludía a las numerosas ausencias en el Tour de Francia, o simplemente a la de hoy de Igor Antón en el control de firmas de Sierra Nevada. Y sinceramente me gustaría saber si detrás de ellas hay una justificación lo suficientemente válida, como se requería, o una sanción pecuniaria alternativa, que el dinero nunca viene mal. O no pasa nada, que es lo que me temo. En este caso, reglamentar con el embudo –ancho para los grandes, estrecho, casi cerrado, para los pequeños- no sólo es injusto, sino absurdo. Claro que esta no es la única norma a la que se pueden aplicar excepciones similares. Y así nos va.
efectivamente Luis, asi va este deporte. Hace falta una renovación completa y eso va también para algún profesional de los medios de comunicación que está pidiendo a grito pelado una prejubilación.
ResponderEliminarEl problema no es en este caso de los medios, y de las carencias que puedan tener algunos periodistas. Es cuestión de que se regula mal y que se aplica peor, de forma injusta y según quien sea el afectado. Y así no pueden ir bien las cosas.
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