Aunque reconozco que me hubiera gustado haber estado el fin de semana en Koksijde viviendo el singular espectáculo de un Mundial de ciclocross con más de 50.000 espectadores y un par de centenares de atletas montando y corriendo sobre las dunas del Mar del Norte, no me arrepiento de la alternativa, de mi estancia en Mallorca para ejercer como speaker de los Campeonatos de España de ciclismo adaptado –una modalidad siempre digna de mención por el esfuerzo de sus participantes- y, sobre todo, del Trofeo Ciutat de Palma.
Durante casi un día entero, las bicicletas tomaron el Palma Arena, tanto por parte de decenas de chavales desde alevines e infantiles compitiendo dignamente en sendas puntuaciones –entre ellos un tal Pau Llaneras-, como por parte de los mejores pistards españoles a los que se le unieron algunos foráneos como la norteamericana Sarah Hammer que, lo mismo que Leire Olaberria, participó en las pruebas masculinas donde el mayor nivel le supondría un excelente entrenamiento de cara a Melbourne y Londres. Y ojito también a Juan Peralta, que después de haber marcado en Pekín 10-2 se quedó muy cerca en un velódromo menos propicio… y puede volar en el estreno del recinto olímpico londinense este mes de febrero.
Sin embargo, el momento más emotivo –sobre todo para los más viejos del lugar- de la noche fue el regreso de las motos a un velódromo balear, veintiún años después. Y es que el mediofondo entronca con la tradición de las Islas, con las figuras de Timoner, Mas, Caldentey, Cerdá…, desgraciadamente perdida y ahora recuperada, aunque todavía vigente en algunos países centroeuropeos. De hecho, uno de los participantes en la exhibición era el germano Jan Eric Schwarzer, una de las figuras actuales de esta disciplina extraña, pero espectacular. En la imagen, le vemos con el mítico Toni Mora que seguro que se quitó algunos años de encima en su moto stayer, rodando a más de setenta kilómetros por hora con el alemán "soldado" a su rodillo.
Menos aparatosas, pero igualmente impresionantes, fueron las motos comerciales, con una carrera a tres mangas con tres equipos en liza: primero las féminas, luego los juniors y finalmente tres élites de excepción como David Muntaner, Albert Torres y Vicent Pastor.
El futuro del ciclismo, quizás, camina en otra dirección, pero nunca está de mas, aunque sea puntualmente, reconocer y recuperar el pasado, especialmente si es brillante y atractivo.
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