Pocas posiciones tan encontradas hay el mundo del ciclismo
urbano como la que se refiere a las ‘fixies’, es decir, a las bicicletas de
piñón fijo que comenzaron a aparecer hace algunos años en muchas ciudades
estadounidenses y que se han extendido hacia la vieja Europa, aunque el
fenómeno parece haber remitido.
Los partidarios las defienden por su sencillez y ligereza,
pero sobre todo porque su imagen es distinta, divertida, según comentan; los
detractores las atacan no sólo por lo que tienen de moda, sino sobre todo por
su peligrosidad. Y es que las ‘fixies’ tampoco suelen llevar frenos, aunque
éste no es un requisito obligatorio. Quizá por ello no se entienda fácilmente
que una de sus mecas sea la ondulada San Francisco.
Este publireportaje aparecido hace ya tiempo en Biciciclismo nos define perfectamente las características de este tipo de bicis, lo mismo que el vídeo adjunto, aunque no es de ello de lo que quiero escribir. Por sus características intrínsecas, cualquier ciclista es, en potencia, un competidor. Y las ‘fixies’ no iban a ser menos, aunque estén fuera del ‘amparo’ de la UCI, ya que obliga que las bicicletas que participen en competiciones de carretera no pueden utilizar el piñón fijo y deben tener frenos que actúen sobre las dos ruedas.
De esta forma, nacía a finales del año pasado el primer
Open Madrid de bicis de piñón fijo. La primera prueba tuvo lugar en noviembre y
fue una contrarreloj; de la tercera y última, aún no se sabe nada. Pero la segunda se disputará este domingo, 22 de abril, en Boadilla del Monte, bajo la
fórmula de criterium en un circuito de 1.300 metros, con un sistema de
competición que podéis conocer aquí… y con un cuadro y horquilla Bianchi –una
marca que también ha apostado por estas máquinas- como premio.
Una experiencia por lo menos curiosa, habida cuenta de
que, a pesar de ser conocidas por su uso urbano se trata de máquinas similares
a las que se utilizan en los velódromos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario