Dos horas antes del inicio de los Campeonatos de España
atendía una llamada de Radio Guijuelo, para preguntarme por los prolegómenos
del evento. Naturalmente se escapó la pregunta de rigor sobre los favoritos y
contesté, osadamente, que si tuviera que jugarme unos euritos lo haría por
Mario González y Leire Olaberría, como había ya manifestado públicamente en las
crónicas previas. Nada original porque muchos otros coincidían en este pronóstico.
No hace falta recordar ahora que el ciclismo no es una ciencia exacta, que influyen muchos factores y ninguno de los aludidos siquiera terminó en el podio. En el caso del sub23 me comentaba antes de salir que no le convencía en exceso el recorrido, que hubiera preferido más kilómetros. Y claro, en una categoría en la que todavía influye mucho el ‘entorno’ son bastante comunes estos ‘fallos’.
No obstante, me alegré porque el resultado era el que
muchos deseábamos –aunque no esperásemos- un hombre de Castilla-La Mancha en lo
más alto, tras esa renuncia anunciada por cuestiones económicas –y algo más-
cuyo trasfondo posiblemente conozcamos en breve. “Dios es justo” proclamaba
emocionado Rafa Díaz, el seleccionador del ganador, el hombres que más ha
sufrido esta ‘semana trágica’. También le traicionaban los nervios por la alegría
a Marcos Jurado, el flamante campeón, que jamás había disputado un Nacional
contrarreloj, que salía de una mononucleosos y que tuvo que convencer a su
propio técnico de que debía salir en la crono.
En cuanto a Leire, un cúmulo de averías le sacaba fuera de carrera. Cronológica y mentalmente, aunque estoy seguro de que la guipuzcoana ya promete venganza para el sábado, en lucha con otra corredora guerrera como Anna Sanchis, que saborea las mieles de la recuperación tras haber estado hundida físicamente y psicológicamente harta.
Eso sí, me quedo con la historia de las dos hermanas
Usabiaga, que se jugaron el título sub23 por apenas 15 centésimas a favor de la
menor Irene sobre la mayor, Ana. Con tres años de diferencia, era la primera
vez que ambas coincidían en una carrera de la misma categoría, y aunque la
menor es mejor rodadora, la experiencia y la forma jugaban a favor de la mayor.
Pero fue al contrario. Esta se alegraba de que “el título se quede en casa”,
mientras que Irene se mostraba apenada. “Me hubiera gustado que Ana hubiera
ganado, ya que es su último año en la categoría”. No hace falta decir más.
Y terminando con fallos, el que más me preocupó fue el de
Twitter, caído durante una media hora justo al inicio de la carrera femenina.
Aunque no podía entrar de ninguna forma y sí en otras webs y aplicaciones, pensaba
que se debía a un problema de cobertura en la zona en que me hallaba. No podía
pensar que el ‘pájaro azul’ fallaba. Tuve que llamar a otro tuitero febril como
@danibici para que me confirmara la caída, aunque el problema se resolvió pocos
minutos después. Algún cachondo incluso osó echarme la ‘culpa’ por la
saturación de mis mensajes. Pues nada, que se fastidien, que mañana habrá mucho
más.
Foto: Josu Mondelo / www.rfec.com
Foto: Josu Mondelo / www.rfec.com
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