El temor más o menos evidente que se transmitía ante la
generosidad del esfuerzo de la ciclista holandesa se ha roto definitivamente
entre el griterío de los aficionados naranjas cuando Vos se ha ido cómo, dónde
y cuándo ha querido. En el mítico Cauberg, que siempre quedará ligado a la
gesta de la mejor ciclista de todos los tiempos.
No voy a volver a escribir lo que pienso de la holandesa,
que ganó aquí precisamente el Campeonato de Europa de 2006, en su primera
campaña en la máxima categoría y que también tuve la suerte de presenciar,
aunque entonces sin ninguna dosis de emoción. Pero si puedo decir que este
quedará como uno de los grandes momentos ciclistas que he tenido la suerte de
presenciar. De compartir, de vivir.
Y para que luego digan que el ciclismo no es cosa de
mujeres.
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