Cuando ahora todo el mundo habla de la tecnología, de la
preparación científica, de la comunicación, del ciclismo 2.0, pienso en algunos
de los técnicos de la vieja escuela, de los que a base de cronómetro, intuición
y experiencia marcaron un camino. Es cierto que estos métodos ya están
absolutamente obsoletos y superados, pero en su momento, no hace demasiado
tiempo, hicieron surgir a muchos grandes campeones.
Uno de ellos, Toni Cerdá, nos ha dejado esta mañana
demasiado pronto, a la edad de 68 años, después de ser durante una década y
media uno de las referencias en materia técnica de la pista española. Durante algún
tiempo estuvo a la sombra de los rusos, especialmente en estos años
pre-Barcelona 92, para luego emerger como máximo responsable, en unos años en
los que pista española comenzó a cosechar sus primeros éxitos a nivel
internacional. Los Moreno, Escuredo, Martínez Oliver, Santos González,
Llaneras, Tauler y compañía no tienen sino buenas palabras sobre el de Algaida.
En mi caso, aparte de bastantes Mundiales juntos –hace
poco presumía que había estado en cincuenta Campeonatos-, todos los años nos
veíamos en las carreras mallorquinas, donde él ejercía como chófer del
presidente del Jurado Técnico y donde ‘entraba’ yo también como radio vuelta en
el mismo coche. Muchas horas, muchas charlas, muchas anécdotas, en un chapurreo
de lenguas que llegaba a entender cualquiera, sobre todo el comisario de turno,… y que ya nunca volveremos a
escuchar.
No obstante, siempre le recordaremos por una frase
mallorquina, mezcla de fastidio, indignación o sorpresa, pero oportuna y plena
de significado siempre, incluso en este luctuoso momento: ¡Cagondeu, Toni!
Foto de Rafa Carbonero en la pasada Challenge, con el presidente del Jurado, el belga Luc Geysen.
Foto de Rafa Carbonero en la pasada Challenge, con el presidente del Jurado, el belga Luc Geysen.
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