Aunque
dentro de la pista todo el mundo lo tenía claro, el sistema de cronometraje de
Tissot tuvo ayer en el Mundial de Minsk un fallo a la hora de determinar las
posiciones finales. Un error que ‘afectó’ a Albert Torres, que fue clasificado
cuarto –haciéndonos ilusiones a los que no vimos la llegada en directo-, que
luego fue colocado como duodécimo y finalmente, en el puesto inmediatamente superior.
Fallo que, por otra parte, no es habitual en el cronometraje de Tissot Timing,
a los que hay que agradecer que nos den en tiempo real los resultados de este
tipo de eventos, algo sin lo que no se podría hacer un seguimiento a miles de
kilómetros de distancia.
Pero
lo que me vino a la memoria fue lo sucedido en el Mundial de Ballerup 2002, la
primera vez que se incluía esta prueba en el programa, aunque algunos años
antes se disputó como exhibición, con medalla de plata de Carles Torrent.
Y
es que una de las pruebas más simples de la pista (gana el primero que pasa por
meta de entre todos los corredores que estén en la misma vuelta) tuvo algunos
problemas de reglamentación en sus inicios, ya que cuando uno varios corredores
escapados doblaban, la carrera se ‘subdividía’ en dos partes. Me explico.
En
aquella ocasión iban escapados cuatro ciclistas, el británico Tony Gibb, el
ucraniano Volodymir Ribin, el alemán Stefan Stenweg y el suizo Franco Marvulli.
Justo al doblar, se hizo sonar una campana que daba paso inmediato a un sprint
del pelotón (por cierto la campana incluso se cayó) para determinar esos
puestos, independientemente del número de vueltas que quedasen. A los de
delante se los neutralizaba varias vueltas y se les ponía nuevamente en carrera
para que dirimieran los primeros puestos de la clasificación ya sin el resto de
los contendientes doblados en el velódromo.
La
teoría, pausible, aunque absurdamente complicada, pero la puesta en práctica
fue caótica. El suizo perdió vuelta en esos momentos de neutralización, y se
descalificaba al ucraniano por pisar la zona azul. En fin, un caos para una prueba
muy sencilla que ya parece haber encontrado su lugar en el programa mundialista
aunque sea de las especialidades secundarias.
Foto de Miquel Alzamora, el representante español en aquella prueba, calentando para la misma.
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