Si la ‘regionalización’ de un Mundial por causas
económicas está plenamente justificado –y es a lo que se tiende en esta época
de crisis-, las consecuencias logísticas pueden ser terribles y afectan en
mayor medida a aquellos países con expediciones más limitadas. Vamos, que
Toscana 2013 es un Mundial para selecciones grandes.
Ya llevamos tres días de Campeonato con las contrarrelojes
individuales y unos cuantos paseos por toda la región, que continuarán en los
tres últimos días también en las pruebas de fondo, algo que, por ejemplo, no
había sucedido ni en Geelong ni en Limburgo, salvo en la carrera élite.
Todo ello obliga a tener unos medios humanos y materiales
mucho más importantes que en otros Mundiales ‘convencionales’… o a tener que
multiplicarse de un lado para otro para poder estar en todos los ‘puntos
calientes’ del evento: reuniones, recogida de dorsales, competiciones... Y
naturalmente el esfuerzo debe ser el mismo para selecciones que compiten con un
equipo completo como para aquellas que tan sólo presentan un corredor, aunque
el mayor esfuerzo se produce si alineas a dos ciclistas en la crono, ya que es
imposible seguirlos a ambos –no hay tiempo material, ni vía de retorno libre,
aunque hubiera tiempo-. Incluso los coches neutros para acompañar a estos
corredores escasean y Shimano tiene que hacer encaje de bolillos en este
aspecto.
Además, el caótico tráfico italiano y la escasez de
señalización en calles y carreteras complican los traslados. Al ser un Mundial
regionalizado, te alojes donde te alojes siempre vas a tener que hacer muchos
kilómetros. Florencia, pese a ser el epicentro del Mundial, resulta prohibitiva
por sus precios hosteleros y la mayoría de los conjuntos –con Italia, a la
cabeza- se han desplazado a la zona de Montecatini Terme, donde hoy empieza la
crono élite.
Quizá lo mejor del Campeonato sea ese impresionante paso
por el centro histórico de Florencia: ir en plena crono tomar una curva a
derechas y encontrarte con el Duomo, con miles de personas en las aceras, es
algo difícil de olvidar… lo mismo que la triste imagen de las gradas vacías en
la recta de meta, con unas infraestructuras sobredimensionadas y una división
en compartimentos estancos impropia de los tiempos multimedia que corren, y que
te produce más d eun quebradero de cabeza.
Y una perla para terminar: El recorrido de los últimos
kilómetros de la crono rodea de tal forma la zona final en el Mandela Forum que
resulta imposible la entrada y la salida de los vehículos hasta que no termina
cada prueba.
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