“Mientras que el
ciclismo de carretera se encuentra en un preocupante estado de inmovilismo,
incluso de involución tecnológica, y de férreo control soberano, el BTT goza de
una salud envidiable en lo que atañe a nuevas iniciativas, tanto de
competiciones como de disciplinas. Los últimos meses han sido un bullir
constante de ideas, incluso enfrentamientos que, lejos de ser perjudiciales,
deben ser considerados como beneficiosos para este deporte, aunque algunas
decisiones concretas no lo sean”.
Con este párrafo iniciaba un post hace un par de años y medio en el que alababa el que entonces me parecía un interesante dinamismo del mountain bike. Sin embargo, quizá tenga que rectificar y pensar que, hoy por
hoy y en lo referido al control de la UCI, el ciclismo de carretera es el que
apunta hacia las reformas, aunque estén por confirmar, mientras que el de
montaña es el que vive un ‘impasse’, incluso un retroceso, en esas disciplinas
que vaticinaban el cambio.
A pesar de la creación de del 4X ProTour, esta disciplina
ha perdido bastante del interés que tenía, especialmente para los pilotos,
desde que salió la Copa y de los Campeonatos del Mundo. Hasta cierto punto era
lógica la decisión de la UCI por el alto impacto medioambiental del four cross,
pero confiaba en que pudiera incluso reforzarse sin tener ese paraguas del
máximo organismo mundial.
El enduro, en cambio, sí está bien posicionado a nivel
mundial, gracias a las World Series, con un buen elenco de participantes, provenientes
de todas las disciplinas del BTT, y con un gran interés mediático. Sin embargo,
la UCI, a pesar de lo que se vislumbraba hace dos años largos, no sólo mantiene
a la competición mundial fuera de su ‘tutela’ sino que ni siquiera se plantea
un Mundial de enduro. Al parecer, las dificultades logísticas de esta
disciplina, sobre todo de cara a su difusión televisiva, han contribuido a que
decrezca el interés.
Como alternativa al 4X, aunque con otros protagonistas
distintos –procedentes más del XC que del DH- se pensó en el eliminator, una
disciplina realmente espectacular que entró en el programa de la Copa del Mundo
en 2011 y de los Mundiales en 2012. Aquel primer año se programó como fin de
fiesta del Mundial de Saafalden (Austria) y buena parte de los ‘bikers’ se
sumaron a la fiesta, incluidos los cinco españoles que participaron en el XCO:
Hermida, Coloma, Mantecón, Lejarreta y Alvarez.
Pero la programación habitual del eliminator antes de la
prueba de cross country hace que muchos pilotos no quieran correr riesgos y
desde entonces es complicado ver a los corredores punteros en esta disciplina.
El carácter urbano de buena parte de los circuitos también retrae a muchos
tradicionales ‘ciclistas de montaña’, aunque a la UCI lo que no le termina de
convencer que haya tanta diversidad de circuitos, tanta diferencia entre los
recorridos naturales y los artificiales.
Y aunque el antiguo presidente de la UCI, Pat McQuaid, lanzó la posibilidad de ampliar el programa olímpico del ciclismo con varias pruebas más, entre ellas el XCE como segunda oportunidad para los participantes en XCO, lo que me pareció una excelente idea, a día de hoy esta hipótesis parece totalmente descartada… e incluso el máximo organismo ciclista podría sacar el eliminator de la Copa del Mundo, con el fin de bajar costes para los organizadores, aunque sí piensa mantenerlo en el Mundial. ¿Hasta cuando? En este caso, vemos complicado la creación de un circuito paralelo como sucedió con el 4X.
No quiero terminar sin recordar las vicisitudes del XCM,
el BTT-maratón, que no termina de encontrar su sitio, a pesar de contar también
con una amplia base de participantes y de ser perfectamente compatible con el
XCO.
Como podemos ver, el BTT vive un momento de reflexión, de
replanteamiento. Eso sí, como decía entonces no quiero terminar de otra forma,
volviendo a aludir a la frase histórica de mi amigo Jeromo FullGas. “Viva el
mountain bike”.
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