Tengo que reconocer que no soy de estos aficionados que
están deseando que acabe la temporada de carretera para que comience la de
ciclocross. Ni siquiera de aquellos que viven la transición entre el asfalto y
el barro como algo lógico y natural. Eso no quiere decir que no disfrute con
esta disciplina y considere que se merece mucha mejor suerte, sobre todo a
nivel de promoción y de difusión, tanto en España como a nivel mundial, y que
se lograría fácilmente con la etiqueta olímpica.
Y a poco menos de doce horas del comienzo de la temporada
nacional, las dudas que me asaltan vienen a ser las mismas de siempre, de todos
los años: ¿Hay motivos para ser optimistas?
Por todo lo dicho en el primer párrafo, he ‘comparado’ mis
impresiones con las de todo un ‘masterchef’ como Dani Sánchez. Y me congratulo
en coincidir que la mejor noticia es “la consolidación de un calendario no sólo
nacional, sino también regional en las distintas autonomías, cada vez más rico,
con un número de licencias siempre creciente”. El aumento de pruebas de la Copa
de España a diez es un buen ejemplo, aunque quizás en aras a una mayor
operatividad –sobre todo en estos tiempos de crisis- quizás bastaría con un
número ligeramente inferior.
Por otro lado, @danibici se lamenta de que queden muy
pocas pruebas de categoría internacional. Pienso que tener una Copa del Mundo
–en Igorre- era algo irreal desde el punto de vista económico y deportivo,
aunque la afición vasca se lo mereciera. Sin embargo, tener ocho o diez pruebas
internacionales -¿las de la Copa de España?- debe ser un objetivo a alcanzar a
medio, incluso corto, plazo.
Y siguiendo con el calendario, este año tendremos como
broche de oro un Campeonato de España ‘clásico’, en Gijón, en donde se está
haciendo un gran trabajo –me consta- para tener un Nacional de lujo.
El segundo motivo para ser optimista, siguiendo siempre al
bueno de Dani, es la consolidación y crecimiento de algunos proyectos, como el
de MMR Spiuk, ahora con Aida Nuño junto a Javier Ruiz de Larrinaga, y más
internacional que nunca, o el de Aitor Hernández. Sin embargo, mi mayor
preocupación es que los jóvenes siguen dando la espalda a esta disciplina, por
no hablar de la triste desaparición de un Murgoitio que nos había ilusionado a
todos con su progresión internacional.
Kevin Suárez –tras un año 2013-14 para olvidar por culpa
de las lesiones- vuelve a ser la única gran esperanza, después de que Jonathan
Lastra anunciara su intención de probar en carretera –desterrando al CX a un
preocupante segundo plano- o que Diego Pablo Sevilla manifestase por activa,
pasiva y neutra que este año solo le veremos en momentos puntuales, ya que su
objetivo es prepararse para el salto sub23. Comprensible, pero triste.
Y este, quizás, sea el único punto verdaderamente
preocupante, y que entronca con la carta abierta de Anna Sanchis sobre el ciclismo femenino de hace unos meses: Tenemos cada vez más carreras, hay equipos, el
número de licencias federativas va en aumento y en las federaciones tanto
nacionales como territoriales hay personas dispuestas a ayudar al ciclismo
femenino. ¿Quien falla en este caso? Dejo la respuesta en el aire y que cada
un@ reflexione sobre el tema.
Un análisis lleno de sentido común. Pienso que el ciclocross puede llegar a ser un gran espectáculo. Barro, arena, obstáculos...todo en un circuito cerrado donde el público puede ver a los corredores desde varios lugares. Carreras de no más de una hora, categorías para todas las edades.Cuando veo a un máster 60 cargar la bici al hombro y superar escalones...para mí es impresionante.¿Por qué no un patrocinador del sector de las bebidas enérgeticas? Creo que puede encajar con su filosofía de desafío, aventura y proeza.
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