Ayer se cumplía justo un mes de la penúltima declaración
pública de Fernando Alonso respecto a su proyecto ciclista. Fue en Socchi
(Rusia), el 9 de octubre, cuando dijo que en una semana o diez días daría buenas e ilusionantes noticias sobre el proyecto de su equipo ciclista.
El plazo ha vencido, y bien vencido, y no solo no hay
buenas noticias, sino que sus últimas manifestaciones referidas a su ‘partner’
Novo Group, la pasada semana en México, eran bastante negativas: “Seguramente
tienen otra visión, sobre todo ahora a corto plazo, otros proyectos siempre en
el ciclismo, pero no exactamente quiere decir en un equipo”, para resolverlo o
enredarlo todo con un sencillo, pero ya insuficiente, “creo que van a llegar
cosas buenas".
Pensaba escribir unas líneas sobre este triste y
descorazonador desenlace, pero se me ha adelantado esta mañana @Juan_Guti en su blog Pedaladas con
este post: ‘Los aficionados al ciclismo pierden la fe en Fernando Alonso’, que
suscribo casi en su totalidad, por lo que me ha ahorrado parte del trabajo.
Nadie puede negar la afición ciclista del asturiano. Y me
jugaría más de una cena apostando que tarde o temprano tendrá el soñado equipo
ciclista. Entre otras cosas porque adelantó que con algo se tendrá que
entretener cuando se retire de la F1. Pero no sólo ha perdido dos oportunidades
únicas –el año pasado para dar continuidad a un equipo nacional cuando más
falta hacía y éste, para entrar por todo lo alto en la élite universal cuando
más fácil hubiera sido y más hubiera conseguido en todos los sentidos-, sino
que ha perdido buena parte de su credibilidad, aunque el asturiano es una de
esas personas a las que se le da una segunda, una tercera o una cuarta
oportunidad.
Sus deseos y sus intenciones han estado jalonadas de
muchas acciones directas, efectivas en este 2014, inequívocos ejemplos de que
lo suyo parecía que iba por el buen camino, con otras absolutamente
incomprensibles, como esa misión de Paolo Bettini que algún día ojalá sepamos hasta donde llegó. Sin olvidarnos de muchos rumores infundados que algunos
medios elevaban a la categoría de noticias.
Pero, sobre todo, el gran error de Alonso, como bien dice
Guti, ha sido su política comunicativa: la mayoría de las manifestaciones han
sido circunstanciales, en ruedas de prensa de su actividad como piloto, sin
haber dado nunca informaciones directas acerca del proyecto ciclista, a pesar
de sus ‘puntadas sin hilo’. Y menos aún una explicación de lo que ha ‘fallado’
en este 2015 en el que todos estábamos tan ilusionados, y en el que todos hemos
quedado tan chafados.
Insisto: Fernando Alonso tendrá algún día equipo ciclista.
Y la gente se olvidará de todo lo sucedido. ¿Pero cuándo?
Quise poner un título ambiguo (incluso desorientador) como éste con el fin de captar más visitas. Pero no por razones de orgullo personal, sino para demostrar que la gente sigue viendo a Alonso como un 'hilo de esperanza' para el ciclismo. Y el número de visitas es un fiel indicador. Por favor, no les (nos) decepciones.
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