A diferencia de años anteriores, no se han vivido grandes
cambios normativos en el estreno de la temporada europea en Mallorca. Solamente
se insistió en la nueva redacción del artículo 1.3.030 del Reglamento UCI en el
que se dice que “el diseño del impermeable debe ser transparente o ser similar
al maillot, usando uno de los principales colores del equipo. El nombre del
equipo debe aparecer sobre él”.
En principio se trata de que se distinga a las distintas
formaciones. Sin embargo, esa absurda moda del negro en los maillots –Sky,
Active Jet, Bora…- generaba bastante confusión incluso en las mejores
condiciones meteorológicas. Y no digo nada con ocasión del aguacero que nos
acompañó ayer camino de Palma. Y en cualquier caso, la identificación de los
corredores sigue siendo problemática en el momento en que el frío o la lluvia
les obligan a taparse el dorsal.
Sin embargo esta edición ha tenido algunos momentos para
la posteridad, entre los que sin duda merece reseñarse el del nacimiento de un
nuevo puerto de montaña.
Jeromo FullGas, el ‘padre’ del nuevo col, es todo un
personaje en el ciclismo balear. Rey del BTT y del gassss, es un fiel
acompañante de la carrera estos últimos años, pero sobre todo es un auténtico
showman con sus expresiones y sus historias.
Con su voz ronca y estilo hilarante, nos habló de sus
cuitas para seguir a David Muntaner mientras que hacía unas series en una de
las rampas del recorrido. Como daba la casualidad que ese tramo se franqueaba
en la primera etapa y que como puerto puntuable no tenía denominación,
enseguida se produjo el bautizo extraoficial, que se ratificó en radio vuelta,
en Twitter –donde también es un verdadero fenómeno- y finalmente en el resumen televisivo de TDP. Y quien sabe si algún día con una placa que inmortalice el
momento.
Sin duda, el gran momento de la presente edición y una
muestra de que el ciclismo, aparte de ser entretenido, a veces es incluso
cachondo. Y que se preparen en la Andalucía Bike Race que Jeromo va para allá.
El Mirador de los
cuatro ganadores
Al día siguiente, la Challenge de Mallorca regresaba a
Formentor, una subida –esta si que es de verdad- que se estrenó en 2005 bajo un
impresionante aguacero con victoria de Alejandro Valverde. Y nada mejor que
celebrar el décimo aniversario de aquella gesta con otra tormenta… de
ganadores, ya que hasta cuatro diferentes tuvo la jornada, Y ninguno fue el
murciano que quiso pero no pudo vencer en el Mirador.
Y es que en la subida, un servidor cantó y tuiteó el ataqué
de un tal Gummings, a causa de un error en la trascripción de los apellidos del
británico antes de darme cuenta de que realmente Steve Cummings era el atacante
y futuro vencedor. La pronunciación del apellido confundió al compañero Unai,
quien anunciaba la victoria de Konig, fonéticamente muy similar. Para Alvaro,
en cambio, el ganador fue Van Zyl ya que era quien iba escapado en la fuga que
terminó justo en la ascensión al Mirador… y cuyo equipo, el MTN-Qhbeka, era
precisamente el mismo que el del vencedor real.
Chetout, uno de
tantos héroes anónimos
La rabia por la derrota de Valverde se transformó en
exhibición en la jornada de la Sierra de Tramontana en la que el líder de
Movistar nos ofreció una de las mayores gestas de su carrera. Y no exagero…
aunque la entidad de sus rivales no sea la de las grandes citas del año, lo que
fue motivo para que alguno sacase esa crítica negativa tan habitual como
injusta con el murciano.
Pero no me quiero referir hoy a Valverde sino a otros
héroes que cayeron, literalmente hablando, en una jornada muy accidentada. Ver
a corredores tirados en el suelo cuando pasas con el coche siempre impresiona.
Pero verlos en la cuneta, metros detrás del quitamiedos, retorciéndose de dolor
y con la bici destrozada… Ese ciclista era Loic Chetout, un viejo conocido de
la afición española y vasca, que sin embargo tomaba la salida al día siguiente,
a pesar de tener una posible fisura de costilla. Por cierto, el francés llevaba
incluso otro número de dorsal ya que también destrozó el que le había
proporcionado la organización.
El día de los
modestos
La cuarta y última jornada tuvo como protagonistas a las
formaciones españolas más modestas, Y de una forma alternativa… hasta que llegó
la entente. Burgos-BH provocaba la primera fuga en la que se metían dos de sus
corredores. Pero Murias no había metido a ninguno con lo que, con muy buen
criterio, hizo que Jon Odriozola pusiera a sus hombres a trabajar hasta anular
la escapada.
Acto seguido saltaba uno de sus corredores, Unai
Intziarte, junto a Illart Zuazubiskar, de la selección española. Ahora era
Burgos quien caía en el fuera de juego… lo que les obligó a tirar. Parecía que
era una revancha, pero en el momento en que los tenía a tiro saltaba Darío
Hernández, que se unía a los dos de cabeza. La lógica imperaba y la calma de la
fuga formada se agradecía en el pelotón que bastante tenía con luchar contra la
lluvia y esperar al momento propicio para neutralizarlos, en esa dramática ley
de vida del ciclismo, y jugarse el sprint.
En todo caso, bravo por el Murias, que en cuatro días ha
confirmado la imagen de seriedad que había anticipado en todas las fases de su
creación, bravo por el Burgos, que ya lleva diez años ‘enredando’ en el pelotón
y ojalá hubiera un par de equipos más así, y bravo por los corredores de la
selección, que cumplieron no sólo con el papel de prepararse para el Mundial,
sino que además se dejaron ver, con corredores como Marcos Jurado o el propio
Zuazu reivindicando una plaza en el pelotón profesional.
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