No me sorprende nada que en
estas épocas preelectorales tenga lugar un acto por el que se descubrirá una
placa en honor del mítico Guillermo Timoner –el próximo martes, 31 de marzo, las
17,00 horas-. Lo que me ha llevado a escribir este post es el lugar, un peralte de un
velódromo del que apenas sabía algo –El Tirador-, que jamás he pisado, pero que
es icono de los viejos aficionados mallorquines al ciclismo en pista y
posiblemente el más importante de la historia de nuestro deporte en España,
independientemente de la fama –deportiva y extradeportiva- que haya podido
adquirir el ultramoderno y sobrevalorado Palma Arena.
Aunque se trata de una
instalación sin uso –desde 1973- y absolutamente obsoleta pero no ruinosa, se
trata del velódromo más antiguo de España que aun sigue en pie -y el
decimotercero del mundo-, aunque corresponde al de Tortosa (1943) el de ser el
más ‘veterano’ en actividad. Fue inaugurado el 10 de agosto de 1903 en un
terreno de la sociedad Veloz Sport Balear, que sigue siendo la propietaria de
este recinto. No fue, sin embargo, el primer velódromo de Palma, ya que en 1893
se había levantado el de Son Espanyolet –promovido por la Sociedad
Velocipedista de Palma-, aunque era bastante más modesto en aforo y dimensiones
-150 metros de cuerda- que El Tirador -333,33 metros y 2.000 espectadores-, que
pronto se convirtió en la joya del ciclismo balear en su época de oro,
albergando numerosos Campeonatos de España… y llenándose hasta la bandera en
cuantas competiciones se organizaban. De hecho, en 1904 ya acogió el primer
Nacional e incluso se planteó en varias ocasiones poder ser el escenario de un
Mundial que, desgraciadamente, nunca llegó.
Sin embargo, la actividad fue
disminuyendo en los años sesenta y el estado de la pista, deteriorándose, hasta
que llegó la orden de clausura gubernativa en 1973. Algunos años después (1987),
se inauguraría el velódromo municipal conocido como Son Moix, y en 2007 el
tristemente famoso –para muchos, que yo siempre lo recordaré por esa exhibición
de Joan Llaneras- Palma Arena.
En estos cuarenta años, El
Tirador ha tenido otros usos no ciclistas, ya que alberga unas pistas de squash
en su interior y es usado parcialmente como aparcamiento público. Por ello, se
ha pensado en repetidas ocasiones su demolición e integración en la cuña verde,
aunque todo está pendiente del futuro desarrollo del PGOU. Además, el edificio
anexo levantado como sede de la sociedad en 1918 por el destacado arquitecto mallorquín Gaspar Bennazar,
conocido como El Xalet o El Templet por su forma, también es un referente histórico, lo
que sin duda influirá en el futuro del recinto.
También me ha sorprendido leer
en la convocatoria que se descubrirá otra placa en recuerdo de los ciclistas y
pilotos fallecidos en esta instalación, ya que hasta cinco personas perdieron
la vida en este recinto: el motorista Antoni Parets (1927) y los ciclistas Josep Nicolau (1934), Rafel Pou (1936), Pere Bover (1940) y Willy ‘Rupske’ Lauwers
(1959). Y es que la humedad de la pista y la alta velocidad de las disciplinas
tras moto constituían un riesgo que hoy en día nos resulta difícil de imaginar.
En cualquier caso, mientras que se decide el futuro extradeportivo de El Tirador, el recuerdo del mejor pasado deportivo desde este modesto blog… y las placas que serán inauguradas el próximo martes.
PD: Quiero mostrar mi público agradecimiento a
mis dos ‘angeles de la guarda’ mallorquines, Fernando Fernández y Toni Oliva,
y, sobre todo, al subdirector de Diario de Mallorca, Joan Riera, al que
personalmente no conozco, pero cuyas informaciones publicadas sobre ‘El
Tirador’ me han sido de gran utilidad para la elaboración de este ‘post’, así
como a Xavier Bonnin por su ayuda para encontrar un pequeño dato que me faltaba,
y a la ciclista María Mora por las dos fotos que aparecen junto a este texto y
que proceden de su blog.
Me acaban de comunicar que el acto de homenaje con el descubrimiento de las placas ha quedado pospuesto hasta mayo, por razones políticas. ¿¿??
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