No ha
tenido mucha trascendencia en España el acuerdo al que se llegó el viernes en
Milán por el que la voz de los
corredores tendrá que ser escuchada a la hora de tomar decisiones relativas a
cambios de recorridos o suspensiones de pruebas a causa de situaciones
peligrosas, como puede ser la propia climatología.
La
presencia de un ciclista en esa ‘mesa’, junto al representante de la UCI -el
presidente del Jurado de la prueba-, el organizador y el de los equipos se
puede considerar como uno de los grandes triunfos del colectivo ciclista en los
últimos años. Y es que, hasta el momento, la decisión de los corredores
solamente se ‘escuchaba’ cuando el pelotón –normalmente harto a causa de circunstancias
anteriores- se plantaba y decía basta, aunque a veces no elegía ni el mejor
lugar ni el mejor momento.
Pero,
a falta de que dicho acuerdo tenga alcance normativo y se incluya en el
Reglamento de la UCI como parece que va a suceder, convendría ir precisando en
estos meses que faltan para 2016 un par de elementos clave para que no se
convierta en una simple declaración de buenas voluntades. Si está clara la
presencia del organizador y del presidente del Jurado, ¿quién será el
representante de los equipos? Porque los intereses de los distintos conjuntos
pueden ser muy dispares. Igualmente convendría que ese representante que la CPA
va a tener en todas las pruebas principales se extendiera también al resto de
carreras de los circuitos continentales para tener un interlocutor claro desde
el principio.
Por
otro lado, aunque sería absurdo y contraproducente determinar en un papel un
baremo estricto de temperaturas o de condiciones meteorológicas que puedan
plantear una posible suspensión, no estaría de más regular tanto unas
circunstancias básicas como el procedimiento de cara a que las decisiones sean oportunas y estén
justificadas y no se dé lugar a agravios comparativos que como sucede casi
siempre en que los ‘pequeños’ son siempre los más perjudicados y, no lo sé muy
bien por qué, los ciclistas siempre son los que quedan peor y los que más
represalias pueden sufrir, que no se nos olvide.
Un día después de redactado este post leo en Biciciclismo que “los miembros se reunirán de nuevo en las próximas semanas para establecer una base para los criterios de tiempo (lluvia, nieve, viento, temperatura, humedad y visibilidad) que pueden ser utilizados para determinar si se requiere una modificación en el funcionamiento de una carrera”.
ResponderEliminarEspero que no sean criterios estrictos los que se marquen porque podría ser catastrófico, sino sobre todo una forma de actuar (y unos plazos, ojo) cuando exista o pueda existir esa circunstancia extrema. Pero, sobre todo, que se marque quienes van a ser los actores decidores.
En cuanto a la entrada en vigor en el Giro de Italia, pienso que puede ser un poco precipitado y, además, peligroso que sea una ‘grande’ la primera que lo ponga en marcha.