El velódromo de Minsk (Bielorrusia) acoge este fin de
semana la quinta y última manga de la Copa del Mundo de pista, una prueba en
la que no están presentes los velocistas españoles, salvo Juan Peralta, ya que
tanto el trío masculino como el dúo femenino ya están virtualmente clasificados
para el Mundial de Apeldoorn (Países Bajos), el próximo mes de febrero.
Esta clasificación de nuestro equipo masculino debe ser
convenientemente matizada para ser entendida: a diferencia de las selecciones
más potentes, que no necesitan ser selectivas para clasificar y que pueden
permitirse llevar equipos B, incluso C, en determinadas mangas para ir
trabajando de cara al futuro, la española hizo una inteligente apuesta, aunque
con su correspondiente coste económico más elevado: buscar la clasificación en
las mangas americanas -en Milton y Santiago de Chile- con una menor
competencia. Y ello conllevaba la renuncia a Minsk, siendo sustituida por una
concentración que ahora mismo se lleva a cabo en el Palma Arena.
De esta forma, tras el decimoquinto puesto de Pruszkow y
el decimotercero de Manchester, las sextas plazas logradas en las dos citas de
la Copa del Mundo en el Nuevo Continente supusieron dar ese paso decisivo para
entrar en un Mundial donde la clasificación no es fácil, aunque tampoco agónica:
en Apeldoorn solo estarán entre 16 y 18 naciones, las doce mejores del Mundo,
las campeonas continentales y la mundial.
Estar presentes en la cita con el arco iris es ya un
objetivo más que suficiente a día de hoy para el trío de la antiguamente
llamada velocidad olímpica, ya que la realidad de nuestros velódromos es poco
halagüeña y queda muy lejos de los tiempos dorados, con José Manuel Moreno,
José Antonio Escuredo, José Antonio Villanueva y el propio Salvador Meliá,
cuando a principios de siglo era habitual la presencia en los podios de las
grandes citas.
Con los dedos de una
mano
Y es que en España apenas hay velocistas de alto nivel y
lo que es más triste, no se vislumbra ningún relevo en categorías inferiores, a
tenor de lo visto tanto en competición nacional como internacional. Los
especialistas pueden contarse, literalmente, con los dedos de una mano:
Peralta, Pepe Moreno y Alejandro Martínez forman un trío que solo tiene un
recambio en la persona de Jaime Vega, aunque todavía no haya debutado con la
selección en una Copa del Mundo o un Mundial. En cuanto al ‘quinto dedo’ es muy de
agradecer la colaboración puntual de un Itmar Esteban cuya presencia esporádica
es solamente fruto de su amor por la pista, ya que su destino profesional no va
ya por este camino.
El Mundial de Londres 2016 (45.013, 13º) supuso un punto y
aparte en el equipo nacional. En el actual ciclo olímpico, la entrada del
prometedor velocista Alejandro Martínez como primer relevo, pasando Pepe Moreno
a la última vuelta, en lugar de Sergio Aliaga se notó, ya que en Hong Kong 2017
se subió a la décima plaza, con 44:695. Pero este año los tiempos no han
mejorado: 44.976 en el Europeo de Berlín, 44.942 en Polonia y 44.843 en
Manchester para no bajar de los 45 en las dos mangas de Milton. En cuanto a los
registros de 44.381 y 44.319 de Santiago, no pueden considerarse como una
mejora, ya que estamos hablando de un velódromo en altitud.
Es cierto que Martínez no está teniendo su mejor año y que
puede y debe mejorar en varias décimas sus marcas personales: en 2017-18 ningún
momento ha bajado del 18.1 que hizo el año pasado en Hong-Kong, siendo los
18.217 de Santiago su mejor arrancada. Moreno sigue pasito a pasito, mientras
que el margen de progresión de Peralta está más limitado…. y orientado hacia
otras disciplinas, como veremos a continuación.
Por lo tanto, esa barrera mágica de los ocho primeros -la
que da derecho a las becas ADO y a una tranquilidad tanto financiera como deportiva-
parece infranqueable hoy por hoy para la velocidad española. Y a falta de
conocer los criterios olímpicos -seguramente en los meses posteriores al
Mundial-, la presencia en Tokio 2020 está prácticamente descartada. No es ser
agoreros, es comprender la realidad de lo limitada que está hoy en día la
presencia olímpica en pista: en Río solamente hubo nueve tríos, con una máxima
presencia europea de cinco selecciones.
Teníamos pendiente a Peralta. El navarro podría estar en
la cita olímpica a través de la velocidad individual, ya que la clasificación
de una plaza en esta prueba parece factible si se mantienen los mismos
criterios de 2016, aunque en esta plaza también podría entrar un Moreno cuyos
registros en los 200 van acercándose cada vez más al de Figarol: los dos
‘clavaron’ 9.958 en Chile. Y por supuesto Martínez, si ‘progresa
adecuadamente’, aunque esto es una mera elucubración, ya que el alicantino no
ha competido aún al más alto nivel en esta especialidad.
Peralta, pues, ha cambiado el chip y ha puesto su mirada
en el keirin, una disciplina que ya afrontó en sus primeros Juegos, en Londres
2012, aunque sin ninguna trascendencia. Entrenado y, sobre todo aconsejado por
un Escuredo que llevó esa misma progresión con notables resultados -doble
subcampeón del mundo y subcampeón olímpico-, la nueva mentalidad del navarro ya
se ha dejado notar tanto en Manchester, con la medalla de bronce, como en
Santiago, donde fue relegado de la tercera a la sexta plaza por una
irregularidad en el sprint. Y es que en keirin no siempre gana el mejor, como
siempre ha dicho ‘Escu’, pero el que gana, aparte de no ser un ‘cojo’ puede
verse favorecido por la suerte que no es nada determinante en el resto de
disciplinas de velocidad, cronometradas.
Mientras que nos aferramos a estas escasas realidades,
soñemos con que de cara a París 2024 e incluso a Los Ángeles 2028 el panorama
del ciclismo en pista español sea bastante más optimista: y aunque parecen dos
citas muy lejanas, sería necesario sentar las bases desde ya.
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Foto 2. RFEC
Foto 3: RFEC / roman_mendoza
Totalmente de acuerdo con el análisis Luís, leve mejora de la velocidad por equipos pero no la suficiente todavía, hay que esperar a la evolución del equipo, a mi modo de ver es básico mejorar esa primera vuelta que pone al equipo en movimiento y deja al equipo a la velocidad correcta, eso ayuda a que los otros 2 también vayan más rápido, por suerte Martínez es joven y tiene margen de mejora todavía.
ResponderEliminarTambién cambio de mentalidad para Peralta, me costó convencerlo para que apostara por una prueba como como el keirin, una prueba en la que la experiencia me ha demostrado que la suerte es relativa, (casi siempre le tocaba a los mismos), Chris Hoy tenía mucha "suerte" para mi el keirin es ambiguo en ese sentido, por ejemplo: puede ser más accesible para corredores que no sean números uno, un corredor que sea el séptimo del mundo puede llegar a meterse en las medallas según vaya la competición sin embargo cuando eres uno de los tres mejores a nivel mundial es más difícil que otras pruebas tales como la velocidad individual donde si eres el mejor tienes casi asegurada la medalla y en un keirin siendo el mejor te puedes quedar fuera de las medallas fácilmente, incluso de la final en algunos casos.
José A. Escuredo/ www.joseescuredo.com
Menos mal que el análisis empieza por lo bueno, si miramos la Persecución Olímpica ó el panorama de la Madison con lo que hemos tenido hace apenas 10 años es para deprimirse.
ResponderEliminarCadetes para 2024 de momento no se hacen ver, ni tampoco se siembran.
Toni García
tonigarvaz@gmail.com