Cuando un ciclista profesional sufre una lesión, entrenando o en competición, nadie pensamos que se trata de un accidente laboral, exactamente igual que el que puede sufrir cualquier otro trabajador de cualquier sector productivo. Pero lo es: desde principios de 1992 -con la publicación del RD 1820/1991-, los ciclistas profesionales están incluidos en el Régimen General de la Seguridad Social, algo que afecta en España tanto a los integrantes de grupos deportivos UCI, profesionales continentales y finalmente a los que militan en equipos continentales, como asalariados, aunque no a los corredores que pertenecen a equipos extranjeros o que practican otras disciplinas ciclistas, como el BTT o la pista, que aunque sean igual de profesionales, tienen que afiliarse por el régimen de autónomos, en base al convenio especial para deportistas de alto nivel.
Por ese motivo, los ciclistas de los seis equipos profesionales españoles están afiliados a la Seguridad Social, y, aparte de las opciones de atención médica que les brinda la licencia deportiva, están atendidos, bien por los médicos del sistema sanitario de salud, en el caso de contingencias comunes, bien por los especialistas de la mutua, que se encarga de la asistencia en los accidentes laborales y las enfermedades profesionales. Cada equipo es libre de suscribir el acuerdo con la mutua que desee, como cualquier otro empleador del Estado español.
Valverde, en la silla en el hospital de Düsseldorf tras su caída en el Tour de Francia 2017 / © Instagram Alejandro Valverde |
“El ciclista profesional -y en este caso se incluyen también las corredoras del equipo femenino- es un trabajador normal, como cualquier otro”, explica Alfredo Zuñiga, médico del equipo Movistar y responsable de estos aspectos en el seno de la escuadra navarra. “Y como tal, es la mutua la que da la baja y el alta. La única diferencia es que son accidentes fuera del ámbito de la empresa, por lo que tenemos un médico de referencia con el que estamos en contacto para notificar los posibles accidentes y para llevar este proceso de altas y bajas que, como te decía, es competencia de la mutua”.
Pese a ello, “la colaboración es total. Nosotros les informamos de los distintos pasos que se dan, y ellos nos ofrecen los profesionales médicos con los que trabajan, aunque el corredor siempre tiene la opción de elegir un médico o una clínica de confianza, pero asumiendo el coste”. Lo normal es que el corredor no tenga que acudir a realizar ese seguimiento presencial que se tiene en otros ámbitos laborales, “pero no es tampoco extraño que en algunos casos quieran realizar alguna prueba de control, como una radiografía, o que quieran que el corredor acuda ante el médico”.
Zuñiga considera que “la confianza es total, ya que, en nuestro caso, la ratio de días de baja es mucho menor que el de la población normal. Por ejemplo, una fractura de clavícula tarda de dos a cuatro meses, mientras que para un ciclista estamos hablando de tres o cuatro semanas”. En este sentido, la rehabilitación es fundamental, “y va coordinada con los médicos del equipo, también en aspectos como las prescripciones, para no encontrarnos con problemas de que tengan que tomar algún medicamento que pueda dar positivo”. El médico de Movistar insiste en que es la mutua la única que tiene competencia para dar el alta y en el caso del ciclismo, hay un elemento fundamental: El ciclista no puede salir a la carretera hasta que no disponga de esta alta médica.
En el caso de una enfermedad común, lo normal es que sean los propios médicos del equipo los que la atiendan, sobre todo en los procesos más habituales, como puede ser un resfriado. No obstante, puede haber enfermedades que conlleven un proceso de curación más largo. En este caso, es el médico de familia el que tiene que extender los correspondientes partes de baja, de confirmación y de alta.
No olvidemos que, aparte de la asistencia sanitaria, la inclusión en el Régimen General de la Seguridad Social conlleva el pago de una prestación económica mientras que dura dicha situación de incapacidad laboral, cantidad que muchos equipos complementan con lo estipulado en el contrato deportivo, aunque en este caso cada escuadra es un mundo.
Los otros profesionales
Pero hay otros muchos ciclistas que viven de este deporte, pero no pueden estar incluidos en este régimen general, sino que deben darse de alta como trabajadores autónomos. Existe un convenio especial para los deportistas de alto nivel(Orden TAS/2865/2003), aunque como nos apunta el medallista olímpico Carlos Coloma, “en el momento en que recibes unos pagos por subvenciones o patrocinadores tienes que darte de alta en el IAE” (Impuesto de Actividades Económicas) y en el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos).
Esta es la opción a la que se ven obligados también aquellos profesionales de carretera que militan en equipos extranjeros, que normalmente tienen un contrato por prestación de servicios, no laboral, o sometido a una legislación mucho más laxa que la española. Y aunque las situaciones son muy diversas, con mucha picaresca en algunos casos, no es infrecuente que dejen de pagar al corredor cuando está lesionado: en este caso el ciclista, como trabajador autónomo, percibe la correspondiente prestación establecida legalmente, asociada a la base decotización, que en muchos casos es la mínima, por lo que sus ingresos decaen ostensiblemente.
Un problema que se pretende resolver con el proyecto del Consejo Superior de Deportes de que el 1% del dinero obtenido por la Liga por la comercialización conjunta de derechos de televisión se destine al pago de las cotizaciones a la Seguridad Social de los deportistas de alto nivel, aunque el desarrollo normativo aún no se haya plasmado en el correspondiente Real Decreto y sean más los rumores que las noticias fiables vinculadas a este futuro desarrollo legal.
Pero volviendo a la atención médica en caso de lesión, el sistema es muy similar al de los ciclistas asalariados: la mutua asociada es la responsable de las bajas y de las altas -aunque en este caso la presencia del deportista es un factor imprescindible. Y no olvidemos esa vía de los servicios médicos de la licencia deportiva. “Cuando tuve la lesión de hombro, la primera operación fue por los médicos del seguro deportivo, pero como los resultados no fueron los esperados, recurrí por mi cuenta a uno de los mejores especialistas en este tipo de lesiones. Eso sí, toda la rehabilitación corrió a cargo de la mutua”, recuerda Coloma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario