El canadiense Jabez Adasz se
ha convertido en el centro de la polémica ciclista en su país -aunque la
noticia ha trascendido a un ámbito mundial- al ser multado con 381 dólares
canadienses, unos 252 euros, porque su bicicleta no era conforme a la Ley, en
concreto al Código de Seguridad en carretera, modificado el pasado mes y que es
de aplicación a la bicicleta.
La importante sanción económica
aplicada se debía simplemente a la falta de dos reflectores obligatorios
-delante y detrás de la bicicleta- y a un fallo en el freno delantero,
sanciones cada una de 127 dólares, lo mismo que saltarse un semáforo en rojo. Y
si bien sobre esta última no se especifica nada en los medios que han recogido
la noticia, la de los reflectores es de lo más kafkiano que uno ha leído en
mucho tiempo.
Y es que estamos hablando de
que, cuando fue parado Adasz la semana pasada, era pleno día, bastante claro, y
además llevaba el faro intermitente en la parte posterior de su bici, además de
reflectores en la horquilla y en los pedales. Pero al no cumplir la Ley -que ha
multiplicado hasta por cuatro el montante de las sanciones económicas- le ha
valido esa cuantiosa multa… “con una bicicleta que no vale ni siquiera 200
dólares. Es ridículo, pienso que es un abuso de poder”, manifestaba el
afectado.
Esperemos que se quede todo
en un caso anecdótico, pero sirva para ratificar que la redacción de leyes que
no se ajustan a la realidad y el exceso de celo por quienes tienen que
aplicarlas no es, por lo que vemos, exclusivo del ámbito español.
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